Mafú, “fast foods”, sexo y Monsanto
No matarás.
-5to mandamiento de Moisés
Solo matarás para comer o evitar ser comido.
-El Hermano Oso, Película de Disney
Una vida que tiene que luchar constantemente por la vida no es una vida.
-Menandro
Nos dan y nos quitan el trabajo, nos mandan a morir en sus guerras y muy poca gente parece considerar problemático el asunto. Foucault nos lo “recuerda”: “People know what they do; frequently they know why they do what they do; but what they don’t know is what what they do does”.
Nos dicen por dónde y con quién tener sexo, nos juzgan por abortar o si criamos muchos hijos. Si tenemos uniones amorosas que no sean autorizadas por la Iglesia no somos tan siquiera merecedores de los mismos derechos que los cristianos. Si no hacemos nada al respecto, muy pronto será hasta compulsorio llevar un microchip metido quirúrgicamente bajo la piel:
“All U.S. citizens, including babies, will receive a mandatory microchip soon. This is not some dark conspiracy; it has been openly discussed and placed in various pieces of legislation for decades by Republicans and Democrats, beginning in 1974. A microchip implant is in the Obama health care bill”. (Paul McGuire, 2012)
Tampoco tenemos libertad para escoger lo que comemos, porque a menos que tengamos nuestra propia finca o hagamos el ejercicio de ir recolectando productos orgánicos por pequeños y discretos mercados, estamos obligados a comer comida manipulada genéticamente por el monopolio de alimentos transgénicos de Dupont o de Monsanto. Casi todos los productos en un supermercado contienen su soja, su maíz, u otros aditivos de diseño corporativo.
Hoy tampoco podemos decidir cómo tratar o curar nuestro cuerpo porque el sistema económico privilegia la medicina química por sobre la natural e incluso por encima de la medicina preventiva. Los planes médicos no aceptan lo que han dado por llamar medicina alternativa y las universidades no la enseñan. El sistema se basa en recetar remedios químicos y procedimientos quirúrgicos costosos para tratar síntomas de enfermedades que no tendríamos si comiéramos bien y si no estuviéramos sufriendo los problemas físicos y sicológicos asociados con el estilo de vida de la pobreza.
En nuestra sociedad se hace ilegal una planta como el Cannabis, que tiene usos económicos muy favorables, además de un montón de usos medicinales bien documentados, porque en el pasado reciente, aprovechando el discurso religioso, se demonizó para poder descalificarla como competencia de otros métodos de hacer papel, textiles y medicina en Estados Unidos1
Se condenó su popular uso recreativo y se pasaron leyes para prohibirla de la noche a la mañana. Luego el mero hecho de que fuera ilegal desarrolló todo un mercado subterráneo que la asoció con el crimen y así fue como se terminó de estigmatizar sin ni siquiera haberse sopesado responsablemente las consecuencias de explotarla como un recurso natural.
Que sea ilegal el Cannabis solo ha logrado llenar las cárceles de jóvenes inocentes y devolverlos a la calle como criminales de carrera. El uso recreativo aun así debería ser nuestra prerrogativa y no la de otros. Se moraliza y se ilegaliza porque esa es la lógica religiosa de prohibición que heredamos con los 10 mandamientos. La moral cristiana o cualquier otra, no debería gobernar en un país que defiende con su Constitución la separación entre Iglesia y Estado.
Toda moral es especulativa y circunstancial. Hay muchos “dioses”, pero también somos muchos los ateos que no queremos, ni vamos a aceptar, que se nos siga gobernando a partir de creencias ajenas y absurdas. Luchar por la separación entre Iglesia y Estado es una acción política muy importante porque es la moral religiosa la que gobierna con sus creencias nuestros cuerpos. Las iglesias promueven la persecución, el discrimen y el odio a partir de los juicios dogmáticos que hacen sobre nuestros hábitos y costumbres.
Defender la libertad sexual, la libertad alimentaria, la de salud y el derecho a consumir lo que consideremos relevante es una misma lucha. Todos estos frentes coinciden en exigir que el Estado y la Iglesia se salgan de nuestros cuerpos, así sea para poder fumar mariguana o para condenar el hecho de que nos quieran imponer la pena de muerte pero no tenemos derecho a la eutanasia. El derecho sobre nuestros cuerpos es la última trinchera porque ya nos quitaron las tierras, sus riquezas, el aire y el tiempo…
El sabor del cáncer
En Puerto Rico la mayoría de la gente muere de problemas cardiovasculares. Se nos tapan las arterias y nos dan ataques cardíacos. Le siguen los cánceres y la diabetes como segunda y tercera causa de muertes, respectivamente. (El Nuevo Día, 20 de diciembre, 2011) Todos estos casos están de alguna forma u otra asociados a nuestra dieta y vicios. Nuestro mayor vicio es comer. Somos adictos a la sal, el azúcar y la harina. Según El Nuevo Día (11 de enero, 2012), “…más del 40 por ciento de los adolescentes en Puerto Rico están sobrepeso o son obesos.”
En Puerto Rico para el 2006, según el Departamento de Salud, 70% de los hombres y 59% de las mujeres estaban sobrepeso. Y según un estudio de la Escuela Graduada de Salud Pública de la UPR, para el 2010 en San Juan hay “…de las 745.000 personas con problemas de peso, … 413.000 que sufren […] obesidad abdominal, triglicéridos [sic], colesterol, presión arterial alta y elevado nivel de glucosa”.
Pero eso lo sabe todo el mundo, ¿o no?
Los «fastfoods joints», son adictivos por diseño y son legales pero causan al año más muertes en Puerto Rico de lo que ha causado la mariguana en toda la historia del mundo, y me atrevo a decirlo porque nunca nadie ha muerto por usarla. Existen más de 150 marcas de restaurantes de comida rápida en EEUU. De todos los países del mundo EEUU no sólo domina por mucho el nicho de la economía de restaurantes de comida chatarra, sino que en Puerto Rico, por nuestra condición colonial, están privilegiadas por sobre marcas de otros países, quedando sin competencia y disfrutando inclusive de beneficios que no disfrutan productos locales. Muchos “fastfoods” contratan empleados que paga parcial o indirectamente el Estado y hasta consiguieron el año pasado que la Tarjeta de la Familia pudiera ser utilizada en sus puntos de comida. Burger King cuenta solamente con 177 restaurantes en la isla.
2 McDonald’s tiene más de 85. Eso sin contar, KFC, Taco Bell, Pizza Hut, Subway, entre otros.
Les recomiendo ver el documental Supersize Me, y podrán corroborar cómo el consumo del menú de McDonald’s afecta, entre otras muchas cosas, al hígado humano a niveles comparables con el consumo abusivo de alcohol. También sabemos que se ha deforestado mucho de la selva amazónica para criar ganado que luego usa McDonald’s en sus hamburguers. ¡Aún así McDonald’s es un patrocinador olímpico!
Supersize me:
Food Inc., otro documental que les recomiendo, no solo desenmascara la pobre calidad que ofrece el mercado alimentario sino que prueba más allá de la duda razonable el impacto social que implica poner por encima de los intereses del consumidor los apetitos voraces de corporaciones multibillonarias como Monsanto. Los invito a verlo.3
Nuestro cuerpo produce células cancerosas todo el tiempo. Muchas de esas células mueren al no encontrar alimento que las haga “crecer y multiplicarse”. Las azúcares y harinas refinadas, entre otros ingredientes diseñados, son la principal fuente de alimento de las células cancerosas y casi toda la comida que encontramos económicamente accesible para las clases trabajadoras en restaurantes y mercados, contienen cantidades dañinas de estos.4
Como si fuera poco, las carnes y aves están plagadas de antibióticos y hormonas de crecimiento (Monsanto) que dañan al animal criado y al animal que las consume. El alcohol y el tabaco en ese contexto de mala alimentación solo vienen a ponernos el sello de la muerte.
Hambre sin boca
En situaciones de crisis económicas ocurre siempre lo mismo: aumentan los casos de suicidios, maltratos y violencia, pero también aumenta el consumo de alcohol, tabaco, drogas legales e ilegales y la asistencia a las iglesias. Esto es conocimiento público, pero lo que no es tan evidente es que también en las crisis y con la pobreza empezamos a dejar de invertir en la salud. Comemos alimentos más baratos, que suelen ser los menos nutritivos y nos “ahorramos” los servicios médicos y los tratamientos preventivos. Nos atendemos solamente cuando ya estamos enfermos y gastamos dinero en medicamentos que no nos curan.
Tanto los casos de adicciones a sustancias legales como a las ilegales nos incapacitan como país, pero el problema no es que nos refugiemos en vicios o creencias destructivas, sino que el problema es la crisis en sí, creada por la desigualdad económica que nos deja sin alternativas y nos lanza a la enajenación o la autodestrucción. Nacemos en un mundo que no creamos, y nos obligan a adaptarnos a sus prioridades aun cuando vaya en contra de nuestros más elementales intereses de supervivencia. Todos los días me pregunto si no será nuestro estilo de vida y alimentación, ambos legales y accesibles, nuestro nuevo “opio de las masas”.
Al mismo tiempo que el Estado aviva la crisis cuando promueve la austeridad también recurre a promover formas que le aseguren su control político. Somos gobernados por los “ricos” que son seres “abstractos” que el Estado y dios protegen. Nos gobiernan corporaciones multinacionales y banqueros “anónimos”; pero también gobiernan los religiosos porque tradicionalmente con dios se canalizan las frustraciones y el deseo a resistir. Nadie lucha arrebatao de comida chatarra, de heroína o de dios.
Dios rico y Monsanto
El mes pasado en España se anunció que se reducirán los recursos a todo menos a la iglesia Católica. En España se le regala a la Iglesia más de 11 mil millones de euros anuales aun cuando atraviesan una de las peores crisis de su historia moderna. En Puerto Rico también el dinero que manejan las iglesias es sustancial y el que dejan de pagar ni se diga, pero como no se reportan formalmente, pertenecen al ámbito de la economía subterránea como las drogas ilegales y la prostitución.
Tanto en EEUU como aquí, sumado a todo lo antes dicho, se invierte cada vez más en seguridad y cada vez menos en educación y salud. En su primer mensaje como gobernador, Alejandro García Padilla prometió un aumento de salarios a los empleados públicos que terminó siendo un aumento casi exclusivo a la Policía, lo que parece prever la resistencia.
Al igual que las iglesias, la industria de la comida es responsable de grandes crímenes contra la humanidad.5 El control monopolístico sobre el alimento que tienen corporaciones como Monsanto, es prueba contundente de que la ley no se escribe pensando en los intereses de la mayoría. En Puerto Rico “Monsanto[…] ocupa gran parte de las mejores tierras cultivables del sur del país, especialmente en Juana Díaz y Santa Isabel. …la empresa arrienda unos 1,500 acres alrededor de toda la Isla, lo que representa una violación aparente a la Constitución de Puerto Rico, que impide a una corporación agrícola acaparar más de 500 acres”.6 Además, Monsanto tiene a sus empleados en Puerto Rico subsidiados por el Estado.7
Monsanto “crea” con manipulación genética semillas de maíz y soja que resisten los pesticidas que únicamente ellos venden y reacciona favorablemente a sus fertilizantes. Por ser dueños de la patente es ilegal reproducir o guardar sus semillas. Hoy sabemos que “Las ratas alimentadas con maíz transgénico de la multinacional Monsanto o expuestas mediante el consumo de agua a su fertilizante más vendido desarrollan tumores y daños múltiples en sus órganos”8, pero el Gobierno prefiere luchar contra los pobres que consumimos el Cannabis.
Casi todo lo que comemos tiene maíz o soja de las multibillonarias compañías que han llegado representadas por Monsanto a Puerto Rico para experimentar con nuevas formas de controlar los recursos alimentarios del mundo. Casualmente, el 25 de mayo un grupo de ciudadanos convocó a una protesta en el Departamento de Agricultura para denunciar los privilegios que se le han dado a Monsanto en Puerto Rico y por sus crímenes contra la libertad alimentaria y la salud del planeta en general. Mi familia y yo vamos a estar allí.
Es dentro de este contexto que participamos de movimientos por la legalización del Cannabis y seguiremos hasta conseguir su liberación total en Puerto Rico. Por eso luchamos contra la intervención del Estado y la moral religiosa en nuestros derechos reproductivos y sexuales y promovemos que se le cobren impuestos a las iglesias buscando una separación real y firme entre ésta y el Estado. También por casualidad, el 17 de mayo estaré con mi familia apoyando la lucha contra la homofobia y reclamando igualdad ante la ley independientemente de nuestras prácticas sexuales.
El Estado y la Iglesia no están interesados en nuestra salud o bienestar social. Su interés no radica en considerar o sopesar responsablemente lo que nos beneficie más como país o individuos, porque si lo fuera estarían luchando por erradicar la pobreza y el odio. Nuestro deber ante esta situación debería ser desenmascarar la hipocresía de la ley mientras defendemos el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos.
Por eso los invito a ser activistas, a educarse para que puedan educar a otros, a boicotear, desobedecer y organizarse haciendo las conexiones entre las luchas. Defender la legalización del Cannabis, aunque no la consumamos, tiene mucho que ver con la libertad sexual, los derechos reproductivos y la justicia de salud y alimentaria. Nadie tiene que pedirle permiso a otro para tener sexo. Nadie tiene que disculparse por fumar mariguana, más bien creo que le deben pedir disculpas a la humanidad los que se lanzan a perseguir y castigar el uso de una planta, pero no cuestionan que una corporaciones tengan el control monopolístico de los recursos alimentarios del mundo. En el fondo el asunto no es lo que opine cada cual sobre fumar mariguana o sobre el uso correcto del pene o la vagina, sino que el punto sería preguntarnos si alguien debería tener el derecho a decidir, desde su interés particular, lo que usted pueda o no pueda hacer con su cuerpo.
- http://pijamasurf.com/tag/beneficios-del-cannabis/ Les recomiendo ver a Noam Chomsky sobre el tema de la ilegalidad de la droga. [↩]
- Actualmente, como todo en Puerto Rico, la marca Burger King está en crisis [↩]
- El tema que quiero resaltar aquí no son los usos positivos de la mariguana ni la pobre economía alimentaria que tenemos, sino que mi énfasis sigue siendo el derecho sobre nuestros cuerpos y quisiera que mantuvieran eso presente. [↩]
- “Cancer tumors develop, in part, by feeding on sugar in the bloodstream. If you eat lots of sugary snacks loaded with simple carbs, you’re loading your bloodstream with the chemical energy needed for cancer cells (and tumors) to proliferate. No biological system can live without fuel for its chemical processes, including cancer cells. Thus, one of the strategies to pursue for any anti-cancer diet is to eat low-glycemic diet. That means no refined sugars… ever! No refined grains (white flour, for example), no heavy use of sweeteners and the lifetime avoidance of sugary soda pop. Aside from starving tumors, eating foods low in sugar and avoiding simple carbs will also keep your weight in check while helping prevent blood sugar disorders such as type-2 diabetes. What to avoid on the labels: high-fructose corn syrup, sugar, sucrose, enriched bleached flour, white rice, white pastas, white breads and other «white» foods.” http://www.naturalnews.com/021808_cancer_prevention.html#ixzz2Rtj3pI26 [↩]
- Vean el documental: El mundo según Monsanto [↩]
- http://www.cpipr.org/historias/48-actualidad-en-portada/435-monsanto-al-salon-de-la-fama-a-cambio-de-negocios.html [↩]
- http://cpipr.org/inicio/index.php?option=com_content&view=article&id=268:borinquen-paraiso-de-monsanto&catid=58:actualidad&Itemid=105 [↩]
- Texto completo en: http://actualidad.rt.com/ciencias/view/54103-foto-maiz-monsanto-causa-terribles-tumores-ratones [↩]