Menor
Nunca sabremos si Menor o su sustituto en el asesinato de Stefano dijo o no la escalofriante frase aquella: “El día está bueno pa’ un carjacking”.
De repetirla nada más, aunque haya sido un invento, se me paran los pelos. Es una frase cruel que asusta, duele, paraliza los sentidos. Evoca crueldad, violencia y una determinación viciosa.
Los días que duró la tragedia entre el asesinato y el arresto fatulo, trataba yo de aplastar las imágenes que la frase me traía con una canción parecida, sólo que a la inversa. Tarareaba insistentemente a Joan Manuel Serrat con aquello de “Hoy puede ser un gran día” que “depende en parte de ti”.
No era suficiente. La frase de Menor me arañaba la conciencia. Me cogía repitiéndola, aunque no era necesario. Estaba regada por todos lados. En las redes sociales, en los periódicos, en la boca de comentaristas y analistas políticos, en las repetidas entrevistas de los periodistas, sobre todo los radiales. En la fila del banco, de los supermercados. El comentario era insistente, ¿Oíste lo que dijo Menor?
Porque de golpe y porrazo, Menor y Stefano se convirtieron en nuestros hermanos menores. Eran los Caín y Abel del nuevo siglo con una lujosa guagua Lexus como manzana de la discordia. Tener o no tener fue la pregunta. Arrebatar y matar para tener fue la respuesta.
¿Y qué pensábamos? ¿Que la exclusión social no vendría a vengarse? ¿Se creía el País que podíamos odiarlos sin que nos odiaran? ¿Marginarlos sin que nos atacaran? ¿Excluirlos sin que nos “ocuparan”? ¿Qué nos creíamos? ¿Que íbamos a pasar de todo y vivir como Alicia en el país de las maravillas?
Entonces, mientras tarareaba a Serrat para sacarme de la cabeza la frase del Menor que ya no era Menor, sino John Anthony, recordé otra melodía, también parecida, pero distinta. Era una pieza de reguetón duro de Don Omar y Daddy Yankee – sí de Don Omar el dandy y de DaddyYankee el político – que parecía incitar a algo parecido a lo que incitaba Menor. Como no la tenía registrada en mi memoria como la de Joan Manuel Serrat, recurrí a You Tube y la escuché completa.
La canción empieza diciendo “La noche está buena pa’ un pistoleo, pa’ llevarnos a cualquiera que ande en busca de fantasmeo”. Una provocación a los instintos muy diferente a la del cantante español.
Estoy segura que el sustituto de Menor se pudrirá en la cárcel sin saber quien es Joan Manuel Serrat. Sin embargo, yo a mis 55 sé quienes son Don Omar y Daddy Yankee.
Los conozco porque se han robado decenas de páginas y de pautas en los medios tradicionales del país. Se han convertido en productores de zapatillas de marca, de perfumes. Sus amoríos son famosos. Instituciones del patio les han conferido el derecho de regañarnos y los han convertido en portaestandartes del voto joven, en moderadores de debates políticos y en anfitriones de esplendorosas exposiciones de arte.
Esa realidad no empezó con ellos. Hace tiempo que venimos montando en la isla un régimen cruel e insensible que nos aprisiona cada vez más. La exclusión económica y educativa actual de montones de jóvenes, vino de la mano de la exclusión cultural de varias generaciones.
Cada vez que en décadas anteriores la radio comercial dejó de tocar a Luz Esther Benítez, cada vez que los programadores boicotearon a El Topo, a Roy, a Andrés, a Danny, cada vez que la televisión relegó a música de Navidad el cuatro y la décima, cada vez que le llamaban viejo a todo lo clásico, cada vez que la educación pública obvió el deporte y las artes, cada vez que los programas culturales fueron diezmando en todas las regiones, en todas las instituciones, cada vez que nosotros mismos llamábamos aburridos a los programas educativos, cada vez que nos pesaba decir, estudio Literatura y no Finanzas, cada vez que no pudimos decir soy poeta y escritor, estudio música, cada vez que le dijimos garabato a una pintura y morisquetas a un drama, cada una de esas veces erigimos la dinastía política, social y cultural que actualmente nos rige. Insensible, cruel, burlona, intimidante. Previsible. Se veía venir. Al menos yo la vi. Sabía que Alicia no existía y que la maravilla no sería maravilla sino pesadilla.
Lo empecé a anticipar en “las luces” cuando me dirigía a cualquier lado. Porque estaban en cualquier lado. Eran como un símbolo, como la escritura en la pared. Cuantos más tecatos y adictos contaba, mayor era el presagio de que una terrible realidad se nos vendría encima de manera implacable como un tsunami. Porque todo, hasta la violencia, la miseria y el crimen tienen un orden y una construcción establecidas.
“La noche está buena pa’ un carjacking” es una frase menos amenazante que “la noche está buena pa’ un pistoleo”. Pero el autor de la primera – si es que alguna vez dijo la frase – está preso. Los autores de la segunda están libres y gozan de un prestigio y una saludable economía de la que muchos profesionales comprometidos con el país se han lucrado y se seguirán lucrando.
Eso sí, a pesar de momentáneos pesimismos, estoy segura de que hay vuelta atrás y de que la clave está en una educación socializada y no excluyente. Cada vez que veo una de esas guaguas escolares amarillas y estridentes, transportando niños que apenas pueden con sus mochilas mientras la guagua se estremece al ritmo de las canciones de Don Omar y de Daddy Yankee, me pregunto qué sería de esos mismos chamacos si estuvieran escuchando mejores letras. No voy a romantizar ni mucho menos demonizar a un género y a una subcultura que como todas, tiene su razón de ser. No voy a decir Vivaldi. No voy a decir Serrat. Mejores letras. Palabras bonitas. Inspiradoras. Eso nada más. Y que en lugar de a un “pistoleo”, sus sentidos, sus instintos sean convocados a un festín menos perverso, a un gran día. Si eso ocurriera tal vez no tendríamos que aún de adultos llamarlos Menor.
Hoy puede ser un gran día, plantéatelo así
Aprovecharlo o que pase de largo
Depende en parte de ti.
Dale el día libre a la experiencia
Para comenzar y recíbelo como si fuera fiesta de guardar
No consientas que se esfume
Asómate y consume la vida a granel
Hoy puede ser un gran día
Duro con él
Hoy puede ser un gran día
Donde todo está por descubrir
Si lo empleas como el último que te toca vivir
Saca de paseo a tus instintos y ventílalos al sol
Y no dosifiques los placeres
Si puedes derróchalos
Si la rutina te aplasta
Dile que ya basta de mediocridad,
Hoy puede ser un gran día
Date una oportunidad
Que todo cuanto te rodea
Lo han puesto para ti
No lo mires desde la ventana y siéntate al festín
Pelea por lo que quieres y no desesperes
Si algo no anda bien
Hoy puede ser un gran día
Y mañana también
Hoy puede ser un gran día
Duro, Duro, Duro con él
Hoy puede ser un gran día
Y mañana también.
La noche está buena
Por: Don Omar y Daddy Yankee
La noche está buena pa’ un pistoleo
Pa llevarnos a cualquiera que ande en busca de fantasmeo
Ta buena la champaña, el blin-blineo y el pistoleo
Guarden los fuletes en lo que vamos al perreo
La noche está buena pa’ un pistoleo
Aquí están las pistolas
Que todas las gatas le den duro al sandungueo
Aquí en mi Barrio Obrero me crié en el tiroteo
Me ponía los guantes de niño en el cocoteo
Aprendí que la vida no tan solo es un chisteo
Ta buena la champaña, el blin-blineo , el pistoleo
Suelta las gatas gangster que nos fuimos pa’l perreo
Que bailen tos los gansgters que se cuiden de los feos
Vámonos al garete Boster que esto es malianteo
Si tu gata está suelta, socio, te la correteo
Mis gatos están cazando están pendientes al nebuleo
Que bailen tos los perros que se forme un escarceo
Looney no amarres fuego que se sienta el sopleteo
Me crié en Villa Palmeras
A puño suelto y cambumbeo
De grande aprendí que la vida no es un tripeo
No voy con fantasmeo, ni perros ni nebuleos
Cangri guarda los fuletes
Que nos vamos pal perreo