Mónica y la perspectiva de género en el deporte
Al siguiente día, sigo yo en mi éxtasis mental. Queda de más decir que mi alegría giraba no completamente a que mi hijo quisiera ser atleta profesional sino a educar, aunque fuera indirectamente, sobre la participación femenina en el deporte. Por la tarde mis niveles de ansiedad estaban por las nubes. Busqué a mi hijo y al preguntarle por la aceptación de la profesión me dijo: “La maestra me dijo que no, porque las mujeres no viven del deporte”. ¿Cómo que las mujeres no viven del deporte? No todas generan ingresos grandes, pero ahora mismo ¿no tenemos varias boricuas jugando en ligas europeas y hay otras que generan algo? “Yo vengo mañana a hablar con la maestra y le voy a mostrar evidencia de que sí las mujeres deportistas son profesionales”, contesté indignada. «Mamá no, que luego la maestra la coge conmigo”, me dijo mi niño de 9 años asustado, ante la confrontación a su maestra. Mujeres chef, esa fue finalmente la profesión escogida para la maestra.
Todavía no se puede hablar de equidad en el deporte; todavía queda mucho trecho por recorrer. Pero cada día esa brecha abismal entre participación femenina vis a vis la masculina se va acortando. Por primera vez, la delegación femenina puertorriqueña es más grande que la masculina: de un total de 41 atletas, 27 son mujeres. Un 66% del equipo es femenino. En términos de estas Olimpiadas en Río, la representación femenina es de un 45%. Lo que sugiere que para el próximo ciclo olímpico se pueda acortar e igualar esta participación. Los cambios no son solo en números. La mediatización del deporte ha tenido sus cambios también. Este ciclo olímpico trajo, a través de la prensa electrónica y a través de las redes sociales, artículos sobre la sexualización y el discrimen que sufren las mujeres atletas. Es interesante porque hace varias décadas se viene documentado la desigualdad hacia la mujer atleta en términos de premiación, exposición, auspicios, cobertura en los medios, sexismo y sexualización, pero estas investigaciones se dan en el marco académico. Se conseguían en libros especializados, revistas académicas, investigaciones profesionales y tesis. Para usted acceder a ellas, debía conocer las fuentes y querer conocer sobre el tema. Temas catalogados para feministas subversivas y problemáticas. Con la difusión de la tecnología, este acceso se facilita a tal punto de estar al alcance de su dedo índice. Comentarios, no tan solo del público común, sino de comentaristas y periodistas deportivos reconocidos en su área, trivializan la participación de mujeres atletas circunscribiéndola a aspectos fuera del deporte como el matrimonio, el cuerpo, el arreglo del cabello, por solo mencionar algunos. Pero también este acceso ha logrado que se dé a la luz pública las injusticias que muchas mujeres atletas sufren. La respuesta de muchos medios y periodistas por señalar ese acoso contra las atletas y analizar el rol sexista y paternalista dentro de los mismos medios, crea un poco de justicia poética a estas atletas: sacarle lo positivo a lo negativo. Lamentablemente muchas han sido juzgadas de forma cruel, como la gimnasta mexicana Alexa Moreno, quien llegó en la posición número 12 en salto y fuera tildada de gorda. Además a la judoca brasileña Rafaela Silva, ganadora de medalla de oro, a quien le llaman macaco o mono. Así como con el toque de un botón tenemos acceso a información diversa sobre las atletas, con ese mismo toque se trata en ocasiones de empañar el rendimiento deportivo de muchas.
Por primera vez en nuestra historia deportiva, una mujer de 22 años no solo es la primera en ganar una presea dorada, sino que es la primera deportista de cualquier género en ganar una para nuestra Isla del Encanto. No solo Mónica como deportista la necesitaba, no solo Puerto Rico en este periodo de incertidumbre la necesitaba. Espero que la maestra de cuarto grado de mi hijo haya sentido la necesidad de cambiar su perspectiva de las atletas cuando en la noche del 13 de agosto se unió a un país, su país, que gritó con fuerza la victoria de Mónica, mujer igual que ella, y se acordó de aquel niño de cuarto grado a quien no le permitió hacer el trabajo que las mujeres deportistas merecen.