Naturaleza, historia y belleza
Animales y plantas con historias: fotos y ensayos cortos sobre animales y plantas en Puerto Rico de José R. Almodóvar Rivera y José Mari Mutt (2011. Ediciones Digitales) es una de esas extrañas y hermosas obras. Es el regalo (literalmente) de una colaboración genuina entre dos autores y ha sido preparado con la intención de ofrecerle a las y los lectores una experiencia estética que emana de las composiciones fotográficas de Almodóvar y de los textos hermosamente breves de Mari Mutt.
La ciencia no está separada del arte, del ejercicio estético ni de las humanidades. Al menos eso pensaba Stephen Jay Gould, quien plasmó esas ideas en su obra póstuma dedicada a la posibilidad de desarrollar un saber unificado, de una comunidad de entendimiento, una conciliación en la que las ciencias naturales se funden con las humanidades y las ciencias sociales para arrojar luz sobre los fenómenos de una naturaleza que no puede deshacerse de sus vínculos con los humanos.
La belleza, inherente a la naturaleza, se debe –como muchos autores han planteado— a un proceso matemático y geométrico de las proporciones y la simetría. Es una idea que se discute con vehemencia y que encuentra eco en el trabajo de astrónomos, biólogos y naturalistas, quienes observan, absortos, cómo el código genético o la configuración de cristales y galaxias reproducen patrones simétricos, ordenados, repetidos como si se siguiera un patrón de diseño que ha dado resultado, y por ello se repite. La literatura caribeña ha encontrado en Alejo Carpentier una voz (que en ocasiones reclama ser un naturalista) que es capaz de asegurar que las formas orgánicas poseen un código universal y que algún día notaremos con “asombro que cada caracol manchado era, desde siempre, un poema.”
Daniel Pauly, ictiólogo y biólogo de pesquerías por excelencia, tiene una breve reflexión sobre la ciencia y la estética en el libro titulado Icthio: Architecture of Fishes (2008, Smithonian Institution), en el que sugiere que la ciencia debe darle una mirada transversal y penetrante a esas simetrías y patrones para «descubrir» la extraordinaria manifestación de las funciones de los organismos en su cotidiana lucha por sobrevivir, reproducirse y comer, estrategias empotradas en un proceso que llamamos selección natural. Pienso que ese es uno de los argumentos fundamentales de Animales y plantas con historias.
Además de ser una obra exquisita, en términos estéticos, es realmente un libro de historia, de la verdadera historia de nuestro país, de la importante, la de todos los días, la que queda lejana, muy lejana al asunto del estatus (y tal vez no tanto, pues aun la naturaleza se matiza con esas relaciones coloniales), una historia de la trayectoria de la vida, que es una que combina la evolución, los procesos orgánicos y los procesos humanos, sociales, perceptuales, culturales y económicos. En las descripciones de los organismos hay una historia que yo quiero saber, que quiero leer y que me interesa que se siga con ahínco y con el interés que le ponemos a la historia de los partidos políticos y a la caña de azúcar. Es la historia de la transformación del paisaje, de la introducción de las especies y de la competencia entre organismos creada por el Homo sapiens, cuya primera «impresión» en el libro es la de su mano y una reflexión sobre el dedo pulgar oponible que, junto a su cerebro, produce cultura y nos separa de los Pan trogloditas (fotografiados en el libro) y nos hace, lamentablemente, amos del planeta.
Este libro hilvana la historia natural –si es posible hablar de ello— y los procesos biológicos (por ejemplo: adaptación, selección natural, reproducción, polinización, propagación, competencia, co-evolución) con procesos humanos (sociales, culturales y económicos) que configuran la presencia de esos organismos en este entorno insular tropical. Hay otras historias en esos relatos: una sobre las especies introducidas y otra sobre la transformación sistemática de los hábitats del archipiélago. Eso, a su vez, prepara la puesta en escena de la composición fotográfica cargada de azar, casualidad, coincidencias, suerte, sorpresa, técnica y maroma de Almodóvar, al captar las imágenes en bosques impactados, en acuarios, en campos, en zoológicos, en jardines, en los patios, dentro de la casa, en el laboratorio, en un vivero, en un cuarto, o debajo del lente de un microscopio. Ambos colaboradores se asombran de las causalidades, del azar, de la extraordinaria belleza, simetría y proporción de la formas, del ojo humano y su construcción de la belleza, y de la extraña y laberíntica ruta de las plantas y los animales por la historia humana, por la hechura del Homo sapiens. Con este libro confirmamos la posibilidad de hablar de una «biografía cultural» de las especies.
Este libro nos quiere enseñar y no abrumar con su conocimiento. Y eso es evidente en todas sus partes, y lo es de una manera muy personal y técnica en las notas de Almodóvar sobre la fotografía que abarca aspectos técnicos (tipos de cámara, la posición del objeto, la atención al detalle, los contrastes, el color del fondo, los materiales empleados, la velocidad de apertura del lente, y otros) así como los aspectos absolutamente personales de la captura de las imágenes (asombro, sorpresa, lugares, con quién estaba, la emoción, el llamado de las fotos, el valor sentimental de la foto y el miedo a la sal). Cada lector o lectora hallará sus fotos favoritas y sus historias favoritas, y ambas pueden coincidir. Las mías son: Prestoea acuminata (una acuarela), flamenco, palma de sombrero (la foto es exquisita, majestuosa y el relato es pura antropología, de la buena), y Cocos nucifera (pura postal, donde casi no hay cocos).
Plantas y animales con historias, fotos exquisitas, historias extraordinarias: naturalismo, historia, antropología y un ejercicio sobre la técnica.
Este libro se puede descargar gratuitamente en el Internet, a través de Ediciones Digitales. Su versión para tabletas es excelente y permite apreciar el trabajo.
José Mari Mutt se retira de la docencia en estos días y nos deja una extensa obra textual y fotográfica sobre la vida natural y cultural de Puerto Rico, que nos ha legado debido a su convicción de que nuestro trabajo –producto del tiempo que nos paga la Universidad de Puerto Rico— debe distribuirse gratuitamente. En eso coincide con Antonio Machado, para quien en cuestiones de saber y cultura sólo se gana lo que se da.
Pueden acceder su obra en la página: http://edicionesdigitales.info/edicionesdigitales/Bienvenido.html