Nos robaron el planeta
No es que no puedan, es que lo han estado haciendo y ahora nos los quieren vender. No nos preguntaron, por lo tanto no fue un negocio de compra venta, fue un hurto. ¡Nos han arrebatado el Planeta entero! No le vendimos el calor ni el frío a nadie, nos los robaron y ahora el planeta se está calentando a causa de una persecución ciega de un desarrollo distorsionado. Hace dos siglos explotó la revolución industrial y con ello el hurto del calor, el hurto del frío. Esto trajo ganancias absurdamente exorbitantes para un puñado, pero el costo ambiental se socializó entre todos los pobladores del planeta; y nos compraron el calor. Ahora nos quieren vender el frío. Y cuando hace frío nos quieren vender el calor.
Destruyeron los bosques porque “el progreso es inevitable e imparable” y ahora no llueve o llueve demasiado. Nos compraron la lluvia y las nubes. Perdón, nos las arrebataron. Nadie le vendió un saco de nubes a nadie, pero han hecho negocio y trillones de dólares sobre las bases de los recursos naturales del planeta y el costo es la sequía, el cambio climático. Nos robaron las nubes.
Un “progreso” que ha sido incapaz de alimentar a la humanidad, que ha creado más pobreza y degradado todos los recursos del planeta de forma irreversible. Los bosques destruidos, las especies desaparecidas, los suelos degradados, la atmósfera trastornada, los océanos radiactivos y llenos de petróleo, pero eso es “progreso y el progreso es inevitable”.
¿Quién se opone al progreso? “¡Qué bárbaro!” ¿Pero quién lo dice? Lo dice la institucionalidad. Sí, pudimos oponernos a tiempo. Pudimos reaccionar a tiempo y salvar el planeta. Pero la destrucción del planeta en nombre del “progreso” se institucionalizó. Nos lo enseñaron en la escuela, nos graduaron de esto en la universidad, lo hicieron propaganda en televisión, radio, periódico, internet. ¿Y ahora, quién se oponía a esto? Pero sí, hubo quienes se opusieron. Y los que se oponían eran “locos” y esa idea también se institucionalizó y se promovió.
¿Qué es progreso? ¿Qué es un verdadero desarrollo? ¿Qué es bienestar? Tal vez deberíamos preguntarnos diferente: ¿qué es buen vivir? Preguntas que debemos replantearnos y apostar por un buen vivir para todos por igual en el contexto de los recursos del planeta.
Unos pocos destruyeron los recursos de todos para crear un artículo. Artificialmente crearon la necesidad del artículo para venderlo y en el proceso enfermaron irreversiblemente el planeta de todos, por la avaricia de unos pocos. Nos robaron la lluvia. No le vendimos pulgadas de lluvia a nadie, pero en el proceso de «progresar», agotaron la lluvia destruyendo los bosques, desertificando el suelo, quemando petróleo. Y ahora que no llueve, nos quieren vender las nubes.
Estamos en ruta directa, o mejor dicho en caída libre a la destrucción del planeta. ¿Habremos llegado al punto de no retorno? El punto en el que ya no habría vuelta atrás para rescatar al planeta y sea un sitio habitable para el ser humano a mediano y largo plazo. No sabemos… Pero definitivamente estamos muy cerca, un poco antes o un poco después de ese punto. Esperemos que estemos un poco antes y podamos salvar la humanidad. Es claro y el planeta lo ha estado manifestando. No se trata de invocar un milagro o un acto divino. Las respuestas están en la manos de todos y todas, y las vías alternas existen y son claras. Es un asunto de supervivencia. Es un asunto evolutivo.
Las especies evolucionan para sobrevivir, pero nos han enseñado a existir para consumir, no para vivir. Nos institucionalizaron esa idea también. Llegamos al momento de la decisión suprema: o continuamos el rumbo ciego de consumo insostenible de los recursos del paneta o evolucionamos como especie, como sociedad para aspirar a la posibilidad de sobrevivir en la Tierra. Representa una decisión re-volucionaria de toda una especie: la especie humana.