Now you see me
Las películas de magia, desde el Svengali (1931) de John Barrymore, pasando por la pseudobiografía de Houdini (Tony Curtis, 1953) y, más receinte, “The Illusionist” (Edward Norton, 2006) y “The Prestige” (Hugh Jackman, 2006), tienen un problema serio. El cine ya es magia y, hoy día, sabemos que no hay nada que no se pueda reproducir de forma digital para la pantalla. Por lo tanto, un acto mágico dentro de una película no asombra tanto como ver, a unos pies de distancia, como lo he presenciado, a David Copperfield convertir una flor en una vela encendida… ¡en los dos extremos! Después de todo, en las películas de “Transformers” un vehículo se convierte en un monstruo extraterrestre al compás de sonidos que parecen, sin duda, de otro mundo.
Para que un filme de magos tenga la posibilidad de entretenernos y sorprendernos tiene que tener un guión sobre el promedio y un elenco de actores que nos convenzan, sí, de que la magia es “real”.
Tiene la suerte esta película divertida que estas condiciones se unen para verdaderamente entretenernos con el enigma de la trama. Los guionistas Edward Ricourt y Boaz Yakin le han dado una historia al director Louis Leterrier que, aunque complicada, también es interesante y misteriosa. Leterrier es un director de filmes de acción que han sido exitosos en la taquilla (“Transporter” -que no se debe confundir con los “Transaformers”, que ya mencioné) y esa experiencia le sirve para esta cinta como la zapatilla de cristal en el pie de Cenicienta.
Cuatro magos son citados a un lugar por un misterioso benefactor que los ha escogido por sus destrezas. Una vez unidos bajo el nombre de “Los cuatro jinetes” son contratados para que actúen en Las Vegas. Su presentación es un éxito extraordinario. Pero la súbita fama de los cuatro, Daniel Atlas (Jesse Eisenberg), Henley Reeves (Isla Fisher), Jack Wilder (Dave Franco) y Merritt McKinney (Woody Harrelson) se convierte en notoriedad cuando, del banco que dicen que robarán en Paris, a casi 9 mil kilómetros de distancia, se desaparecen tres millones de euros. De ahí en adelante cada vez que apareen en escena (la próxima vez es en Nueva Orleans) se comete un robo. Aparece en escena el detective Dylan Rhodes (Mark Ruffalo), a quien se le ha encargado la investigación del primer robo y quien, contra su voluntad, acepta de pareja en la pesquisa a la agente de Interpol, Alma Vargas (Mélanie Laurent). También abulta el grosor del misterio Thaddeus Bradley (Morgan Freeman), un ex mago que gana dinero desenmascarando cómo los magos hacen sus trucos. En otras palabras, divulgando los secretos de sus magias.
El resto es plácidamente alucinante y movido, con una serie de escenas de acción que aceleran la respiración y pulso. Aunque algunas las hemos visto antes, la inquieta cámara de Mitchell Amundsen y Larry Fong, y la música apropiadamente kitsch (particularmente en las escenas en Las Vegas) de Bryan Tyler, nos inducen a olvidar las leyes de la física y las debilidades del cuerpo humano y a aceptar los vuelcos de autos y los saltos de los artistas (por supuesto los “stunt men”) que desafían los cánones de los cirujanos de trauma.
Según el misterio se complica agradecemos que el director de elenco haya juntado artistas tan carismáticos como Jesse Eisenberg, Mark Ruffalo, Woody Harelson, la bella Mélanie Laurent, Dave Franco, Michael Caine y Morgan Freeman.
Freeman le presta a la cinta su voz y su presencia siempre imponente. Caine, su lado irónico malvado, Harrelson su picardía simpática, y Eisenberg, la inteligencia que permitió que lo aceptáramos como Mark Zukerberg en “The Social Network”. Melanie Laurent, la inolvidable Shosanna Dreyfus de “Inglourious Bastards” es bella y apacible, de una forma muy europea. Hay que velar a Dave Franco, quien se parece a su hermano mayor James cuando sonríe. A Isla Fisher, la dejaría en el archipiélago del que fue rescatada.
Mark Ruffalo es un actor que ha demostrado sus quilates en cosas tan dispares como “Zodiac”, “The Kids are Alright”, y “The Avengers”. Puede convertir a sus personajes en personas que nos importan, que nos muestran su lado vulnerable o el invencible. Sus papeles son tan variados porque él puede zigzaguear por las psiquis complejas de las personas que encarna sin recurrir a trucos sentimentales para que le tomemos pena. En esta película, su asombro y su despiste son el secreto de la magia.