Nuestros faros
En tiempos en que el sistema de posicionamiento global —mejor conocido por sus siglas en inglés, GPS— es el mecanismo de ubicación más recurrido para quienes tienen acceso a teléfonos celulares o a automóviles con este sistema, es estimulante y conmovedor que recibamos una pieza fílmica que con gran calidad a muchos niveles nos presente la memoria de otro importante sistema de localización: nuestros faros, y ello con su belleza, su vigencia todavía para navegantes y pescadores, su pertinencia para todos.
“15 faros de Puerto Rico”, de la cineasta mexicana Sonia Fritz —radicada en Puerto Rico hace más de 30 años—, es un documento fílmico precioso en muchos sentidos. En primer lugar, estamos ante una página docente de gran valor que incluye información que va desde las fuentes eruditas hasta las de primera mano, sentidísimas estas últimas. Las entrevistas a ese pueblo nuestro sano, contento, trabajador y bueno tocan profundamente al espectador.
En términos fílmicos, la fotografía de Carlos Zayas es espectacular: las tomas proyectan ese regodeo del ojo por los detalles, los tránsitos de ese lente inteligente que nos permite ver —mirar— acuciosamente para hacer magníficos descubrimientos de luz, color y textura a lo largo del recorrido por las estructuras de los faros y en la imagen de las personas entrevistadas, en el recuento total que se nos presenta.
En tercer lugar está ese otro gran logro del filme: la partitura musical. La hermosa música compuesta por Enrique Bayoán Ríos cadencia al espectador durante todo el viaje por los faros. Una de las sorpresas más bellas de 15 faros tiene que ver, precisamente, con la ejecución de un conjunto de cuerdas integrado por estudiantes al pie de un faro.
En la edición se percibe también la mano experta de una cineasta que ha producido más de 20 piezas fílmicas de variada extensión, que ha participado en innumerables festivales internacionales de cine y que ha ganado importantes premios.
Los primeros trabajos de Fritz en Puerto Rico son documentales sobre arte que ayudan a documentar —incluso a historiar como fuente de primera mano— el arte puertorriqueño. Los artistas Myrna Baez, José Rosa, Susana Espinosa, Bernardo Hogan y Toni Hambleton, entre otros, así como el texto visual Puerto Rico: arte e identidad (que anticipó y organizó el enfoque del libro homónimo publicado por la Hermandad de Artistas Gráficos), fueron objetos de su lente a partir de su llegada en la década del ochenta a nuestro país. En 1985, Fritz ganó el distinguido premio Ariel, el principal galardón que otorga la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas. Su película América (2011), inspirada en un texto de Esmeralda Santiago, estaba destinada a representar a Puerto Rico en la contienda por el Óscar en la categoría de película extrajera, pero un año antes habíamos perdido nuestra soberanía cinematográfica. Todo ese trabajo previo le permite hoy día regalarnos un producto pulido y de gran calidad.
Y si “15 faros de Puerto Rico” evidencia parte de nuestra mejor fibra humana es por el cariño que Fritz le profesa a Puerto Rico, el país al que llegó para quedarse y en el que ha desplegado su incesante labor fílmica de 30 años. Sin lugar a dudas, Fritz “narra” este documental/película con corazón de boricua.
Este filme, que muestra de modo ejemplar nuestra historia y la belleza de nuestros faros, la de nuestro país y nuestra gente, constituye una excelente carta de presentación de gran valía a nivel mundial para fomentar el turismo, además del valor que, ya de saque, tiene para nuestro turismo interno.
Quisiera apostar a que los funcionarios a cargo de turismo o de otras agencias gubernamentales que vean este filme van a quedar igual de seducidos que todos quienes ya lo hemos visto.