Nymph()maniac vol. 1
Tengo que admitir que las primeras escenas de esta película atrevida y desconcertante me conmovieron y me dejaron un mal sabor por el desprecio absoluto que tengo por los abusadores “domésticos”. No sé por qué los llaman así pues no tienen nada de domesticados, e incluyen hombres y mujeres, algo que muchas veces se olvida. En este caso, la violencia es sobre una mujer llamada Joe (Charlotte Gainsbourg; Stacy Martin, cuando joven) y quien la rescata, un solterón leído y sensible llamado Seligman (Stellan Skarsgård), escucha su historia de cómo se fue desarrollando en una ninfomaníaca desde la infancia.
La mujer tiene la cara hinchada y en la que relucen los chichones que le ha dejado la paliza que sufrió. Al principio uno piensa que es eso lo que le da a su rostro una impasibilidad sin emoción y un desdén hacia lo que la rodea. Pero nos damos cuenta de que está deprimida. Sin embargo, pronto se fija en un anzuelo que está incrustado en la pared y, estimulada por eso, comienza a contarle a su rescatador su obsesión con los genitales.
A través de su narrativa, conocemos a sus padres: él, médico, le enseñaba sobre los árboles y la acompañaba; ella, la madre, una “perra fría”, según la denomina Joe, no le hacía mucho caso. La soledad de Joe y su fijación sexual la lleva de adolescente a entregársele a un chico con quien no ha tenido ni siquiera amistad. Él la penetra tres veces y la sodomiza cinco. Y ahí comenzaron mis dudas sobre a dónde iba el director y guionista Lars von Trier con esto. En la escena, según Joe narra, vemos el 3 + 5 sobre la imagen de la pareja. Claro, uno se da cuenta que es un símbolo, una referencia. ¿A qué? ¿Qué significado podrá tener? ¿Que se trae von Trier entre manos? O, entre lo que sea…
Investigo y descubro que su referente es “la secuencia de Fibonacci” y, aunque eso es interesante desde el punto de vista matemático y sí tiene algo que ver “parejas”, y en el caso de Joe, con sus futuras aventuras, encuentro que es también una tomadura de pelo, y me parece que von Trier se ha puesto pretensioso e inconsecuente.
Estoy confirmando mis sospechas y, de pronto, aparece Uma Thurman como Mrs. H la mujer de uno de los clientes de Joe, que se ha enamorado de ella. Para entonces, Joe ha dejado sus aventuras adolescentes con hombres en trenes que monta (tanto a los trenes como a los hombres) al azar, y está en las de perseguir a su desvirgador Jerôme (Shia LaBeouf). Pero también recibe diariamente docenas de hombres en su apartamento para satisfacer sus deseos sexuales. Joe le dice al señor H que lo ama, porque él le ha dicho que la ama. Lo que sigue es una secuencia extraordinariamente graciosa, sarcástica y experta que resume todas las emociones que pueden invadir a un ama de casa engañada por su marido y que, como un tonto, la quiere dejar para vivir con Joe, ajeno a lo que es Joe y la vida que conduce. Thurman hace de la señora H lo mejor de la película y, para mí, se lleva todos los honores de actuación del filme. Admito, sin embargo, que es imposible no reconocer el brillante debut de Stacy Martin como la joven Joe, que resulta inquietante y sobresaliente. Es una actriz cuyo futuro habrá que seguir cuidadosamente.
Para completar sus disquisiciones que, me imagino, en su mente justifican que la película no sea vista básicamente como una que cabalga la línea divisoria entre lo risqué y lo pornográfico, von Trier hace referencia a los últimos días de Edgard Allan Poe y su muerte por delirium tremens. Lo pone en boca de Seligman y lo compara con las convulsiones del padre de Joe que yace en una cama de hospital muriéndose de cáncer. La madre no va a ver a su marido porque le teme a los hospitales y Joe la odia más por eso. Mientras tanto, yo trataba de descifrar qué tenía que ver el pobre Poe con nada de eso, y por más que le di casco, no puede.
Entretanto Joe continúa sufriendo de connubium tremens y la vemos subiendo y bajando sentada en la falda de varios hombres y, de vez en cuando, conversando con Seligman. En otra escena pretenciosa, Jerôme no puede estacionar su auto y Joe lo hace por él, no antes de que, sobreimpuesto en la pantalla, veamos curvas y gráficas técnicas de los ángulos y las fuerzas requeridas para completar la maniobra. ¿Los ángulos en los que se puede fornicar? No sé. Yo pensaba que eran infinitos…
En “Wolf of Wall Street”, en “Don Jon” y en “Blue is the Warmest Color” los directores de esas películas empujaron el medio al borde de lo que una vez estuvo prohibido. “Nymphomaniac” muestra cosas que usualmente no son vistas en el cine main stream: felación y penetración de la vagina. De lo primero está el antecedente parcial del beso de un pene flácido en “I am Curious Yellow”, la famosa película sueca de 1967, en la que, por primera vez también se vieron escenas de sexo simulado entre personas desnudas (también la pareja de esa, “I am Curious Blue” que como la presente cinta también tuvo dos “tomos”). A esta le siguió “Devil in the Flesh” (1986) la primera película en que se vio a una actriz practicarle una felación a su coestrella. Siendo este el caso, la escena de felación en el filme que reseño no inicia nada sino que sigue lo que ya se ha hecho. En otras palabras, no establece una nueva frontera en el cine no pornográfico. Von Trier ha explicado que las partes explicitas que incluyen tomas de la cintura para abajo fueron filmadas por dobles y luego superpuestas en las figuras de los actores. En realidad no importa porque lo que uno percibe es que son los actores los que participan en los actos. Por supuesto no tengo ningún problema moral con ver esto en la pantalla (¿quién no ha visto porno?) pero me molesta desde un punto de vista artístico. No vi que esas escenas añadieran algo especial a la narrativa ni a la comprensión del personaje. Ninguna de las escenas más explícitamente sexuales abundó a que entendiéramos mejor el filme ni aumentó el embrujo de la escenas. Tampoco nos revelaron nada de la psique de Joe, mucho menos de sus parejas.
Von Trier ha filmado películas pornográficas dirigidas a un comercio femenino en Dinamarca, donde la pornografía tiene poco de tabú y circula abiertamente desde hace más de medio siglo. Como no he visto ninguna no puedo opinar sobre sus guiones ni sobre sus mensajes.
Esta película, que es el primero de dos “volúmenes,” tiene cinco capítulos y la historia sórdida de Joe podría ser una especie de la “Justine” de Sade, nombre al que von Trier ya hizo referencia al llamar así al personaje de “Melancholia”. Si esa es la intención, von Trier enfoca la sexualidad femenina como un castigo (el que sufre Joe) y, al eliminar la “virtud” como la defensa de un comportamiento (como era el caso de Justine) solo deja un vacío en el que Joe despliega una neutralidad emocional que raya en el abatimiento. No sé, por supuesto, qué sucede en el segundo volumen, pero espero que von Trier me diga algo interesante para comprender mejor a su personaje principal.