«O le sirves al Señor o trabajas por el prójimo»
Cura o abogado –esas fueron las dos opciones que le dio Juana Aponte a su hijo. El muchacho nació y se crió en New Jersey hijo de la gran migración de los cincuenta. La madre, cayeyana, era una católica fervorosa, costurera, en una de las factorías de ese estado del norte. Según explica el hijo, Juan Cartagena Aponte, la mamá veía ambas ramas como distintas formas de servicio: “o le sirves al Señor o trabajas por el prójimo”.
Cartagena se hizo abogado en la Universidad de Columbia. Se integró al Puerto Rican Legal Defense and Education Fund (PRLDEF), donde ayudó a ganar un caso que redefinió la representación política de los latinos en Nueva York. Ahora, luego de veinte años trabajando por los derechos de los convictos en el Community Service Society, Cartagena regresa a la organización donde comenzó su carrera, una de las más importantes en los EE.UU. en derechos civiles. Juan Cartagena será el presidente de Latino Justice PRLDEF a partir de abril de 2011.
La organización, fundada hace 39 años, tiene como misión deshacer las trabas legales que le impiden a los latinos “vivir a la altura de sus sueños”, según reza su página de internet.
En la primera ronda de Cartagena en PRLDEF el abogado fue parte del caso que logró que se redefiniera la manera en que se dividen los distritos electorales en la ciudad de Nueva York. Ya estaba todo listo para las elecciones del Concejo Municipal, pero tuvieron que detenerlas y reevaluar la situación porque PRLDEF probó en corte, en el caso Gerena Valentín v. Koch, que los latinos no estaban siendo representados justamente.
Ha llovido desde entonces. Ahora el poder político de los latinos –particularmente de los puertorriqueños- es innegable en toda la región. Estas batallas legales lograron que de los 51 escaños del Concejo Municipal, al menos diez estén integrados por latinos, casi todos boricuas.
Cartagena pasó veinte años trabajando en otra organización, Community Service Society of New York, velando por los derechos de los convictos. Ahora regresa a PRLDEF –que ahora se llama Latino Justice, PRLDEF para atemperarse a los tiempos-, pero esta vez como presidente. La organización es una de las dos instituciones latinas más importantes en Estados Unidos en cuanto al tema de los derechos civiles. La otra es el Mexican American Legal Defense Fund. Cartagena se convierte así en uno de los puertorriqueños más influyentes de la ciudad, tal vez de todo Estados Unidos. En su tiempo libre es plenero, también toca bomba, tiene un grupo musical, Segunda Quimbamba, y hasta hace poco manejaba la única publicación especializada en bomba y plena en Estados Unidos y Puerto Rico: Güiro y Maraca. Ahora el tiempo apremia y apenas le da para trabajar y para ser el esposo de Nanette Hernández y el papá de Mateo y Rosa.
La pregunta es: ¿cuál es el reto de PRLDEF ahora?
A veces parecería que los boricuas se durmieron en las pajas. Que después de obtener una impresionante cantidad de escaños en la legislatura municipal, la estatal y hasta en el Congreso se olvidaron de los problemas básicos que aquejan a la comunidad: desempleo, pobreza, deserción escolar, problemas de salud crónicos como asma y diabetes en proporciones absurdas. A veces parecería que los políticos puertorriqueños, los encargados de organizaciones cívicas y comunitarias, y la comunidad misma pasan con ficha, como si con demostrar que se existe, ya la batalla estuviera gana. Por eso es tan importante la llegada de Cartagena, y otros que como él representan a una nueva generación de liderato, a continuar con el trabajo político.
“Las cosas han cambiado bastante”, dice Cartagena por teléfono desde allá, “para empezar: el mero hecho del cambio demográfico. La cantidad de puertorriqueños en Nueva York ha bajado a entre 700,000 y 750,000, ya no somos la mayoría y la población ha cambiado bastante”. Ahora, explica, la mayoría de los jóvenes boricuas de entre 16 a 24 años hablan inglés, hecho que le hace adjudicarle un triunfo a las luchas legales que se llevaron hace décadas por la inclusión y permanencia de los programas de educación bilingüe en las escuelas.
Según el licenciado, de 54 años, uno de los errores del liderato de la comunidad es no darle suficiente importancia a la creación de empleos y al adiestramiento de la gente. “Como comunidad no nos hemos enfocado en que nuestra gente tenga trabajo. Esta es una economía del conocimiento, antes la economía podía absorber a la gente que no tenía un diploma de escuela superior, ahora esos trabajos no existen”, dijo.
Además, muchos puertorriqueños profesionales jóvenes están abandonando la ciudad para irse a vivir a otros estados. “Hay una desconexión entre la comunidad latina –que es diversa- y la vieja guardia de los funcionarios electos que en su mayoría son boricuas. Ellos están haciendo el trabajo de adelantar las causas que afectan a los latinos en general, como los asuntos de inmigración, pero dentro de 10 años esas comunidades grandes, como la dominicana y la Mexicana, van a tener su propia representación”, dijo.
El trabajo más importante de Latino Justice en este momento es, según Cartagena, “combatir la violencia racial y las tácticas excesivas de la policía. No importa si es el boricua que va por la calle, o el dominicano que está en la esquina, todos le temen a la policía por igual”.
Cartagena lleva unos cuantos años analizando los excesos de detenciones en las calles por parte del NYPD. “¡En el 2010 la policía detuvo en la calle a 600,000 personas!”, dice espantado, “de esos sólo el 1% resultó en un arresto al final”. De más está decir que la gran mayoría de esos 600,000 detenidos son latinos y negros. “El segundo reto grande es todo lo que tiene que ver con redistribución de distritos electorales, radicamos casos en todo el país”.
Pronto empezará a fungir como presidente de Latino Justice PRLDEF sustituyendo a César A. Perales, uno de los fundadores de la institución. En 1972, Perales creó PRLDEF junto a Jorge Batista y Víctor Marrero, todos abogados. La Junta de Síndicos de la organización ha contado con algunos de los latinos más influyentes en la rama del derecho en Estados Unidos, incluyendo a la ahora jueza del Tribunal Supremo, Sonia Sotomayor.