Olivia de Havilland: 100 más uno
Aunque de Havilland y su hermana Joan Fontaine nacieron en Tokio, su padre era inglés. Su primo Geoffrey de Havilland fundó la compañía de construcción de aviones ingleses que llevaba su nombre e incidental y accidentalmente tuvo un pequeñísimo papel en la Guerra Civil española ya que un modelo de sus biplanos, el Dragon Rapide, llevó a Franco de las Canarias a Marruecos para comenzar la guerra.
Curiosamente, las de Havilland se mudaron de Tokio a Los Ángeles donde Olivia comenzó su carrera en las tablas y más tarde en el cine. A pesar de que se convirtió en una estrella de la pantalla, de Havilland continuó actuando en el teatro esporádicamente e, inevitablemente, cuando llegó el tiempo, en televisión.
Eventualmente vi algunas de sus películas tempranas (“Captain Blood”;1935 y “The Charge of the Light Brigade”;1936), pero fue en “The Adventures of Robin Hood (1938) que de Havilland me cautivó. Pude ver el filme en una repuesta en 1947 y su belleza era ya evidente hasta para un niño de diez años. Brillaba a su alrededor un aura de bondad y ternura que no despedían otras actrices y, en la escena en que Robin lleva a Lady Marian a ver los pobres que por perseguidos se esconden en Sherwood Forrest de los secuaces del Sheriff y el usurpador “rey” Juan, uno ve por sus gestos y en los tonos de voz que ha cambiado de parecer sobre las intenciones de quien “robaba de los ricos para darle a los pobres”. Era el cuarto filme que hacía con Erroll Flynn y era (es) evidente que estaban enamorados de verdad. Se les nota a ambos cuando se miran y cuando sufren los peligros que el guión les pone en su camino. Hay una facilidad en sus escenas románticas que trasciende la actuación. Aunque ese era el caso (estaban enamorados), el romance no progresó porque Flynn, a pesar de estar separado de su mujer, aún estaba legalmente casado.
Menciono el papel de Lady Marian porque fue esa actuación la que obró sobre Selznick para pensar en ella como la Melanie ideal para GWTW. El productor, una de las leyendas justificadas de la Ciudad de los Sueños, no falló con el elenco de su obra maestra y, como es el caso de todos los principales en ese filme, no podemos concebir a nadie sustituyendo los actores que contribuyeron al producto final con sus interpretaciones. La actuación de de Havilland es tan perfecta que en presencia de Vivien Leigh, Hattie McDaniel, Clark Gable y Leslie Howard, el espectador reconoce que es Melanie la que representa lo que el título de la obra sugiere. Es ella la que representa una forma de pensar y creer que terminó despareciendo del sur de los Estados Unidos. Fue eso lo que el “viento” de la guerra se llevó. Melanie es la única que le perdona a Scarlet su egoísmo, sus manipulaciones, y su tenaz infatuación y enamoramiento de Ashley Wilkes, su marido. Melanie es la que mejor comprende que el periodo antebellum ha terminado para siempre con la guerra. Olivia expresa el amor que verdaderamente siente hacia Rhett y Scarlett cuando, en lo que para mí es la escena cumbre del filme, Mammy (la gran McDaniel) le va contando a Melanie el accidente que cobró la vida Bonnie, la hija de Scarlett y Rhett, y cómo este mató el pony que la lanzó. Van ascendiendo la escalera que ha de ser testigo de otras tragedias y concluimos al final del filme que son ellas dos las únicas que son verdaderamente dadivosas de corazón y acción. Ambas son los retazos (de oro) humanos de una forma de vida que había completado su ciclo para morir y desaparecer.
Olivia de Havilland recibió una cantidad de premios por sus actuaciones que forman una lista impresionante, incluyendo dos Oscar como mejor actriz principal. Uno de ellos fue por su participación en “The Heiress” (1949), por la que también obtuvo el premio a la mejor actriz del New York Critics Circle y el Golden Globe. Para mí su Catherine Sloper en esta cinta es la quintaesencia de la mujer engañada por un busca fortuna. Su timidez esconde la fortitud de carácter que se ha de revelar más tarde cuando el pretendiente fraudulento la abandona. En vez de control tímido, de Havilland muestra la fuerza interna de la tímida mujer cuyos sentimientos han sido heridos y magullados por la mentira de un predador. Lo hace con la dignidad de una mujer que, a pesar del rechazo, trasciende el momento incorporando la experiencia a su psique haciéndose así más humana, más fuerte.
Si hay concordancias emocionales entre sus personajes en Robin Hood, GWTW y “The Heiress”, hay que sorprenderse ante sus interpretaciones en dos filmes que antecedieron a esta última. Uno, “The Snake Pit” (1948), gris tirando a negro y “The Dark Mirror” (1946), definitivamente noir. Las diferencias con todo lo que había hecho antes son tan marcadas que es difícil pensar que esa actriz ante nuestros ojos fue la Melanie de GWTW. Particularmente en “Mirror” en la que el contraste entre las gemelas representadas por de Havilland es la mejor evidencia de lo que puede lograr un actor de gran y especial talento.
Los filmes de esta actriz superlativa son repuestos en televisión con cierta frecuencia (TCM) o se pueden adquirir en Amazon, etc. Deseo mencionar “My Cousin Rachel” (1953) otra película que vale la pena y que ha vuelto a ser filmada recientemente (2017). Como pasa muchas veces en la vida de actores, de Havilland está muy bien en la cinta original, pero el filme se lo roba un joven actor en su primera película norteamericana: Richard Burton (¡palabras mayores!).
Este pasado julio 1, de Havilland cumplió 101 años, y en un gesto tan tardío como apropiado la reina Isabel II de Inglaterra la hizo “Dame Commander of the Order of the British Empire”. Se le adelantó George W. Bush, nombre que escribo ahora con mayúsculas por su gesto hacia alguien que lo merecía con creces, al darle a Olivia la Medalla Nacional de las Artes en 2008 y así recordarles a los británicos el 1776 . Y los franceses se vengaron de Trafalgar cuando en 2010 la convirtieron en Chevalier de la Légion d’honneur.
Me imagino que en París, donde ha vivido de Havilland desde los años cincuenta, aún hay muchas cosas que hacer y recordar. Somos nosotros, sin embargo, los que podemos recordar y seguir admirando el talento y las destrezas de una gran artista que nos ha dejado un legado envidiable y apreciable.