Optimistas y panfleteros
Sobre el heroísmo
Un joven negro con megáfono le habla a otros jóvenes negros frente a los portones de la universidad. (Ver video aquí) El joven del megáfono es estudiante. Sus interlocutores visten camisas de una compañía privada de seguridad. Llegaron a la universidad durante la noche, luego de ser contratados a la carrera para “proteger” al recinto de sus estudiantes. Los y las estudiantes del recinto están en huelga. Durante la noche, jóvenes universitarios y jóvenes guardianes se enfrascaron en una serie de choques violentos. Se trata de uno de los momentos más desafortunados y dolorosos de la huelga universitaria 2010-2011. El joven del megáfono toma la palabra:“Parte de mi historia personal y que explica por qué estoy convencido de lo que estamos haciendo es porque también vengo de un barrio pobre, porque también soy negro al igual que ustedes. Porque cuando estaba chiquito mis padres no conseguían trabajo, al igual que ustedes no consiguen trabajo ahora”.
Se trata, también, de uno de los momentos más creativos de la pasada huelga estudiantil en la UPR y ocurrió precisamente durante la etapa disque menos creativa de la lucha. El evento fue parte de ese “simulacro de huelga”1 que, para muchos, no representó más que el regreso al algaretismo de los barbudos de la iupi, luego de una ocupación tan linda del recinto con huertos caseros, noches de poesía, y las caras lindas de futuros funcionarios de gobierno.2
“Yo creo que todos podemos ser iguales, y que todos tenemos el derecho de ser iguales. ¿Por qué Loíza es un pueblo de negros? ¿Por qué Carolina es un pueblo de negros? ¿Por qué Dorado y Guaynabo se conciben como pueblos de blanquitos? Se llama racismo, se llama racismo institucionalizado”.
Recuerdo que al escuchar esto, el hombre más cercano a mí protestó “¡se cree él que esos mozalbetes lo van a entender!” El hombre vestía una camisa de ¡Que vivan los estudiantes! Al ratito, dio media vuelta y se fue.
“A nosotros no nos dejan salir. Los que nacen en Loíza, se quedan en Loíza. Los que nacen en Carolina, se quedan en Carolina. Y cuando nosotros venimos aquí a pelear diariamente es para que ustedes también tengan una oportunidad de romper ese ciclo”.
Para mí este fue el evento más significativo y creativo de la huelga, cuando a raíz de la incursión de un pequeño batallón de chamacos negros y pobres en la universidad, uno de los líderes del movimiento estudiantil impuso un discurso público sobre raza y clase, con la intención de conectar con ellos. Luego los abrazó. Luego, nada. El evento no cambió el arrollador curso de la maquinaria del estado para desarticular el movimiento estudiantil y lograr que los trabajos en la universidad prosiguieran con cada vez menos disturbios. Aun así, pienso que fue un acto heroico.
Me refiero a su voluntad de abordar, de forma tierna, crítica y solidaria, a los muchachos contratados para perseguir a otros muchachos. Me refiero a cómo un estudiante en un breve discurso frente a un portón, luego de una noche de encontronazos violentos, optó por abordar a sus interlocutores a partir de los términos de una opresión compartida. El acto no es nada menos que esperanzador, cuando consideramos que vivimos en un contexto social y político donde las pocas veces en que se trae a colación el racismo públicamente, se aborda como si se tratara de una gran revelación o descubrimiento; como un caso aislado; como una cuestión de extremos y extremistas. El joven nos ofreció la ocasión para pensar el país de forma distinta; para reorientarnos.
Pregunta Badiou “Is there a place, in a disoriented world, for a new style of heroism?”3 Esta, se me ocurre, es una pregunta necesaria, olvidada, en nuestro contexto político actual. Recién todas las preguntas disque urgentes, autorizadas, ante los eventos que nos marcan suponen partir de la premisa de que hablar de heroísmo es hablar de pendejaces, pues no se trata ya de transformar al mundo, sino de interpretarlo.4 Bullshit.
Según Kenneth Koch, la primera pregunta que debe hacérsele a un poema es “is it astonishing?”.5 De forma semejante, pienso que para pensar nuestra cotidianidad compartida en términos políticos, todas las preguntas deben partir de una— ¿qué es lo heroico aquí? O en la alternativa, ¿cuáles son las posibilidades para pensar lo acontecido heroicamente? Esto es, con la voluntad de error y/o de exceso inherente a un poema. Esto es, aquello que lo hace asombroso.
Dice Derrida: “There is no poem without accident, no poem that does not open itself like a wound, but no poem that is not also just as wounding.”6 Es de mis líneas favoritas de Derrida, aunque no la entiendo, admito, a menos que sustituya “poem” por “politics”, traduzca libremente y convierta la frase en poema:
No hay política sin accidente
que no se abra a sí misma como una herida
tampoco hay política que no sea también
igual de hiriente.
Por otro lado, dice Amiri Baraka “Poems are bullshit, unless they are/ teeth or trees or lemons/ piled on a step”.7 Es de mis versos favoritos, aunque admito no lo entiendo a menos que sustituya los dientes o los árboles o los limones por chamacos negros parados como guardianes frente al portón de la universidad durante la huelga. Otro joven negro con un megáfono toma la palabra:
“¿Ustedes creen que esa es la alternativa que el gobierno debe ofrecerle a los jóvenes— que vayan armaos con palos a atacar otros jóvenes? Yo creo que ustedes, aunque hoy estén de ese lao, mañana deben estar de este lao. Al final de cuentas, lo que nosotros queremos es que ustedes tengan la oportunidad de entrar aquí”.
El joven del megáfono les habló acerca de las heridas que abrieron el racismo y la pobreza en su vida; heridas que a su vez lo hermanaban con ellos, y marcaron su encuentro en la universidad. El joven habló con la conciencia plena de que en su vida había más probabilidades de que entrara a la universidad como guardián que como estudiante. Luego los abrazó. Luego, nada. Pero entremedio surgió la ocasión para nunca más pensar en “estudiantes” como una categoría ajena a las dinámicas de exclusión y privilegio a base de raza y clase social en Puerto Rico. Luego los jóvenes fueron retirados de sus puestos.
Esta es una victoria de la segunda huelga, del “simulacro” de huelga que disque no contó con el apoyo de nadie, más que el de ellos y ellas, sus protagonistas.
Héroes.
- Carlos Pabón, «Fungir como Docentes«, 80grados, 15 de febrero de 2011 [↩]
- Iván Chaar López, Huelga Creativa: !Victoria pa la Historia!, 17 de junio de 2010 [↩]
- Alain Badiou, Philosophy for Militants, 45 (Verso, 2012). [↩]
- Carlos Pabón Ortega, Polémicas: política, intelectuales, violencia, 152 (Ediciones Callejón, 2014). [↩]
- Kenneth Koch, The Collected Poems of Kenneth Koch, 256 (Random House, 2005). [↩]
- Jacques Derrida, A Derrida Reader: Between the Blinds, 233 (Columbia University Press, 1991). [↩]
- Amiri Baraka, Black Art, http://asuddenline.tumblr.com/post/73215457454/black-art-amiri-baraka-poems-are-bullshit. [↩]