Para estudiar la Nueva Canción Puertorriqueña
Es difícil definir, y hasta nombrar, ese complejo fenómeno creativo conocido como el Movimiento de la Nueva Canción. Para empezar, este ha sido reconocido por varios nombres: canción protesta, canción comprometida, canción política revolucionaria, nueva canción, canción folclórica, canción popular, canción política, canciones de lucha y esperanza, canto libre o canto nuevo (Fairley 1984). Además, el uso de distintos nombres en diferentes países depende de las particularidades económicas, políticas, culturales y sociales de estos, así como de sus distintas culturas musicales. El uso de diversos nombres para referirse a la nueva canción está también vinculado a diversos conflictos entre cantantes, académicos, y reporteros, entre otros (Fairley 1984). Entre los músicos vinculados al movimiento, los debates respecto al nombre y otros aspectos de la nueva canción han sido producto de varios factores: las personalidades peculiares de los exponentes de la nueva canción; sus formaciones e influencias musicales; sus necesidades creativas y estéticas; la diversidad de sus compromisos políticos; y las diferencias de las culturas musicales de sus respectivos países.
A pesar de la diversidad de nombres es “nueva canción” el más usado. Como explica Fairley (1984) “nueva canción” se utiliza como un término general, una sombrilla bajo la cual se refugian muchos músicos. Sin embargo, este no es utilizado por todos los músicos vinculados a la nueva canción y tampoco por todos aquellos músicos cuya música está vinculada directa o indirectamente a las luchas políticas que inspiran su música. En Puerto Rico predomina precisamente el calificativo nueva canción, aunque como en otros lugares este no es el único nombre usado para referirse al movimiento.
La nueva canción es predominantemente un fenómeno latinoamericano, aunque se ha manifestado en Europa y Estados Unidos. Numerosos músicos– Violeta e Isabel Parra, y Víctor Jara de Chile, Pablo Milanés y Silvio Rodríguez de Cuba, Daniel Viglietti de Uruguay, Mercedes Sosa de Argentina, Chico Buarque de Brasil, artistas y grupos residentes en el exilio, Inti-Illimani y Karaxu en Europa, así como grupos como Altazor y Flor de Cana en los Estados Unidos– produjeron música designada nueva canción. En Puerto Rico, artistas como Roy Brown, Haciendo Punto en Otro Son, Zoraida Santiago Buitrago, Noel Hernández, Pepe Sánchez, Flora Santiago, Frank Ferrer, Estrella Artau, María Gisela Rosado, Antonio Cabán Vale “El Topo”, Américo Boschetti, Moliendo Vidrio, entre otros han sido vinculados al movimiento.
A pesar de su presencia en diversos lugares del mundo, han sido las manifestaciones cubanas, chilenas y argentinas de la nueva canción las más populares, así como las más examinadas por los estudiosos del movimiento. La nueva canción de otros lugares, incluyendo la puertorriqueña, ha sido apenas estudiada o comentada, quizás porque no logró la proyección y fama internacional de la argentina, la chilena o la cubana. Pero, la literatura existente sobre la nueva canción, aunque enfocada principalmente en esos tres países, nos ofrece algunas pistas, hechos, ideas y temas importantes para el estudio de la nueva canción puertorriqueña. Algunos de estos temas serán discutidos en el Primer Simposio de la Nueva Canción Puertorriqueña a celebrarse en el Recinto Universitario de Mayagüez el 2 de abril de 2020 en el Anfiteatro Figueroa Chapel.
Uno de estos temas son los elementos musicales de la nueva canción, incluyendo la fusión de géneros y estilos que la constituyen. Según Tumas-Serna (1992) la música de la nueva canción tiene una estructura de canciones relativamente simple que consiste en versos y coros, pero que varía ampliamente porque sus cantantes y compositores toman prestados elementos de una variedad de tradiciones musicales latinoamericanas, mezclando fuentes musicales amerindias, africanas y europeas. Se trata de un movimiento musical marcado por la hibridación o fusión de diversos géneros musicales. El estilo, sonido, instrumentación, ritmo y letras de la nueva canción, como ya sugerimos, varían considerablemente de lugar en lugar, dependiendo de las músicas fusionadas. La presencia en la nueva canción de la música popular y folclórica de las regiones rurales de diversos pueblos latinoamericanos es notable, aunque esta también ha sido influenciada por la música urbana de América Latina y otros países (Tumas-Serna 1992). Para Velasco (2007), la nueva canción se produce entonces de acuerdo con las corrientes musicales locales y nacionales, aunque algo influenciada también por las corrientes regionales y globales recibidas por los cantautores. Esta hibridación de la nueva canción hace difícil definirla. Como explica Tumas-Serna (1992) es muy arduo delimitarla como un estilo musical porque la nueva canción oscila entre manifestaciones estilísticas distintas, variaciones que dependen de su procedencia nacional y de las particularidades del contexto en que se compone, se toca y se canta. Sin embargo, y a pesar de su especificidad nacional, los artistas en el movimiento reconocen la importancia transnacional de su música.
La nueva canción puertorriqueña también se nutre de diversos géneros musicales y estilos, tanto locales como internacionales, y tanto rurales como urbanos, una fusión apenas examinada. Esta se nutre de géneros y estilos locales como plena, bomba, danza, salsa, y la música criolla-jibara. Pero, también se nutre de estilos y géneros procedentes de otros lugares como bossa nova, la música de protesta estadounidense, blues, nova canço catalana, reggae, jazz y rock (Medina 2010; Cancel-Bigay 2014; Santiago Buitrago 2013; Centeno 1996). Se trata de un movimiento musical que recoge la música y cultura nacional para mezclarlas con otras músicas del mundo y producir una nueva canción puertorriqueña con intenciones tanto artísticas como políticas. Por ejemplo, canciones como “Dime niña” de Roy Brown e “Isla nena” y “Seis Plenao” de Haciendo Punto entre otro Son afirman lo nacional mediante estilos tradicionales, como la danza y la plena, pero con una instrumentación atípica para estos géneros, alterando además su estructura composicional. Estas canciones contienen además mensajes políticos, sociales y nacionalistas, otra renovación estilística.
La nueva canción es una expresión política que como explica Morris (1986) comenzó como una mezcla de formas musicales con letras socialmente relevantes cuyo fin es apoyar y promover el cambio social. Las variaciones de la nueva canción también manifiestan las condiciones sociales y políticas locales o nacionales. En consecuencia, el músico de la nueva canción participa activamente, y desde la izquierda política, en las luchas sociales de liberación y emancipación. La nueva canción puertorriqueña no es la excepción, pues muchos de los nuevos cantantes puertorriqueños han mostrado un claro compromiso con la izquierda, participando de las luchas a favor de la descolonización y la independencia de la antigua colonia. En efecto, como notó Schrils Wilson (2017), la nueva canción puertorriqueña ha sido una herramienta importante de expresión para los sectores independentistas. En Puerto Rico “lo político” está profundamente marcado por su larga y compleja historia colonial, una historia a cuyas consecuencias responde la nueva canción, que proyecta y reafirma el ideario e imaginario independentista y anticolonial. Aparte de sus vínculos con el movimiento independentista, la nueva canción, tanto en Puerto Rico como en otros lugares, ha apoyado otros movimientos sociales, como los movimientos ambientalistas, antimilitaristas y estudiantiles. Es necesario entonces examinar la tematización y configuración de las luchas sociales en la nueva canción, así como sus propuestas de cambio social, y la participación misma de los músicos en las luchas sociales. Por supuesto, es necesario asimismo examinar cómo la recibe y evalúa el público, en particular el público independentista.
La nueva canción, en sus variadas y particulares formas, se originó en la década de los sesenta, una década marcada por las luchas sociales, conflictos y contiendas, estas tematizadas, representadas, comentadas y alegorizadas en la nueva canción (Velasco 2007). Esta se identificó con diversos movimientos sociales de la época, adoptando sus propuestas de cambio social. Según Velasco (2007) fue la lucha antimperialista y revolucionaria latinoamericana la que entonó y afinó la nueva canción, particularmente en sus inicios. Sin embargo, estas luchas sociales también mostraron matices diversos en la región, lo que también contribuyó a la diversidad y particularización de la nueva canción en distintos contextos nacionales. Como concluye la propia Velasco (2007: 150): “En síntesis, la Nueva Canción Latinoamericana se dio como un fenómeno continental, unido por sentimientos ideológicos afines que, debido a las circunstancias particulares de cada país, estuvo matizada por diversos elementos estéticos e ideológicos.” Por esta razón, es puntual, como señala Velasco, examinar los procesos históricos claves, así como las luchas políticas, que nos ayuden a comprender el origen y desarrollo de la nueva canción, así como sus expresiones diversas. Esta representa entonces un registro de esa historia, así como un relato o comentario sobre procesos históricos. Debemos examinar la nueva canción en relación con esas luchas y procesos. En el caso de la nueva canción puertorriqueña es necesario examinar sus vínculos con la historia colonial de Puerto Rico y con la lucha independentista. Como un producto cultural que surge entre las décadas del sesenta y setenta, la nueva canción puertorriqueña recoge las problemáticas características de este periodo, a nivel nacional e internacional. Eventos centrales para su desarrollo lo fueron la lucha en contra el servicio militar obligatorio, el bombardeo de las islas-municipio Vieques y Culebra, el asesinato de Antonia Martínez Lagares, los rescates de terrenos, las luchas obreras, las manifestaciones estudiantiles a favor de la autonomía y en contra del militarismo de la UPR, las luchas ambientalistas, los movimientos de los derechos civiles en Estados Unidos, entre otros movimientos sociales. Esto también debemos entenderlo en relación con el origen y desarrollo de la Nueva Lucha por la Independencia, que inició luego del ataque al Congreso de los Estados Unidos en el 1954, y vinculada a la FUPI y al Movimiento Pro-Independencia (luego al Partido Socialista Puertorriqueño), entre otras organizaciones independentistas (Paralitici 2017). Nuevas formas de resistir y luchar surgieron en ese momento. La nueva canción puertorriqueña es una de esas formas de lucha.
La nueva canción fue un instrumento para articular estéticamente las luchas sociales y popularizar la ideología que habría de orientar la nueva era que se anunciaba en los sesenta, así como la formación del sujeto revolucionario, un sujeto político que reivindicaría las clases oprimidas (Velasco 2007). Para Tumas-Serna (1992) la música del movimiento de la nueva canción representa un esfuerzo concertado por parte de unos pocos músicos para lograr cambios sociopolíticos a través de una recuperación de la identidad nacional, rehecha a través de la música popular. Lo «nuevo,» explica Tumas-Serna, no es lo prístino o novel, sino más bien las nuevas interpretaciones de viejas canciones y ritmos. La nueva canción, a través de su reconstitución de viejas canciones y tradiciones musicales, ha estado desde sus orígenes contribuyendo a la articulación de las identidades nacionales latinoamericanas. Similarmente, plantea Zoraida Santiago Buitrago (2013) “lo nuevo” de la nueva canción reside en su variedad genérica, sus estructuras musicales, y sus combinaciones afuera del canon estilístico de la música popular puertorriqueña. Su transformación de la música, en tanto reta y cambia ese canon cultural, redefine asimismo la cultura y con ella la identidad nacional.
La producción de la identidad colectiva nacional es también un componente esencial de las letras de la nueva canción puertorriqueña, por lo que es importante examinar su participación en el proceso mediante el cual los puertorriqueños le atribuyen significados específicos a sus características étnicas y nacionales, y a sus vivencias y relaciones sociales. Las referencias de la nueva canción a la identidad nacional, sus significaciones y alegorizaciones de esta, reafirman y redefinen la identidad nacional. Singer (en Tumas-Serna 1992) sugiere que la vinculación del pasado, presente y futuro en la nueva canción está fundamentada sobre una base ideológica que entre otras cosas reafirma ciertos valores tradicionales y nacionales, dándoles continuidad, aun en el contexto de las fusiones, innovaciones y novedades que implica la nueva canción. Sin embargo, esa afirmación, como sugerimos anteriormente, también retoca la identidad nacional. Pero, las formas en que la nueva canción afirma y redefine la identidad nacional, y a quienes incluye o excluye de esa definición, ha sido apenas examinado por los humanistas y científicos sociales puertorriqueños. Es importante discernir la compleja relación entre la nueva canción puertorriqueña y la construcción de la identidad nacional.
La nueva canción es ciertamente nacionalista. Pero, es también muchas veces internacionalista, vertiéndose sobre Latinoamérica para producir no sólo identidades nacionales, sino además una conciencia pan-latina y una identidad latinoamericana. Es indudable que la nueva canción, incluyendo la puertorriqueña, redefinió lo político en términos de lo popular-nacional, pero afirmando además su solidaridad con las luchas políticas en América Latina y el resto del mundo. Estudiar el movimiento de la nueva canción puertorriqueña es entonces enfrentarse a un grupo de artistas que, a través de distintos recursos, particularmente musicales y estéticos, proponían defender la cultura y la identidad nacional, resistir el colonialismo, aliarse y defender diversas causas justas y enfrentarse al canon hegemónico de la música popular. Pero, lo hicieron sin perder de vista las luchas regionales e internacionales.
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Referencias
Cancel Bigay, M. (2014). The Puerto Rican New Song Movement and Its Aesthetics: Between the Modern and the Posmodern. Thesis. New York: New York University.
Centeno, J. M. (1996). The Political-Musical Phenomenon in Puerto RIco: 1930-1975. Dissertation. Ann, Arbor, Michigan: University of Michigan.
Fairly, J. (1984). La Nueva Canción Latinoamericana. Bulletin of Latin American Research, 3(2), 107-115.
Medina, J. (18 de Febrero de 2013). Música y Resistencia: La Nueva Canción Puertorriqueña. Claridad. Obtenido de http://www.grupoasisomos.com/as-resenas/10-Musica_y_resistencia.htm
Morris, N. (1986). Canto Porque es Necesario Cantar: The New Song Movement in Chile, 1973-1983. Latin America Research Review, 21(1), 117-136.
Paralitici, C. (2017). Historia de la Lucha por la Independencia de Puerto RIco: Una Lucha por la Soberanía y la Igualdad Social Bajo el Dominio Estadounidense. Puerto RIco: Publicaciones Gaviota.
Santiago Buitrago, Z. (2013). Taking Back the Music: The Aesthetic Proposition of the Puerto RIcan New Song. Revista Umbral(7), 44-58.
Schrills Wilson, G. A. (2017). La Sanación Musical: Un análisis del discurso independentista puertorriqueño a través del disco Betances Suena Así. Master’s Thesis. Paises Bajos: Universidad de Leiden.
Tumas-Serna, J. (1992). The «Nueva Canción» Movement and Its Mass-Mediated Performance Context. Latin American Music Review, 13(2), 139-157.
Velasco, F. (2007). La Nueva Canción Latinoamericana: Notas sobre su Origen y Definición. Presente y Pasado: Revista de Historia, 12(23), 139-153.