“Por una pedagogía de la pregunta” en Puerto Rico
Es preciso que el educador testimonie en los educandos el gusto por la pregunta y el respeto a la pregunta
–Paulo Freire
Durante las pasadas semanas he leído reacciones diversas al Plan Decenal de Educación fraguado por Agenda Ciudadana. Algunxs lo rechazan por no sentirse convocados e integrados en la elaboración del mismo. Otrxs lo apoyan decididamente, precisamente, por haber participado en el proceso. Pero, ¿qué pensamos y tenemos que decir todxs lxs educadorxs del país respecto a esta idea? ¿Cómo podemos involucrarnos en su debate, en su puesta en marcha o la elaboración de otras alternativas? ¿De qué manera descargamos la responsabilidad del oficio y, más aún, la ciudadana que nos debe convocar a todxs –nos inviten o no a los foros gestores de la idea? Estas son solo algunas de las preguntas que nos debemos hacer. Pero hay más.¿Por qué no leemos todo lo relacionado con el proceso? ¿Por qué no preguntamos más antes de rechazarlo? ¿Por qué no nos aseguramos de que el ámbito educativo sea despolitizado, descentralizado y desburocratizado a través de multiplicidad de estrategias? El Plan Decenal se plantea esos tres objetivos mayúsculos, pero no los agota. Hay mucho más por hacer aunque se apruebe el proyecto con bombos y platillos. Cada persona vinculada, de una manera u otra, al sistema educativo en el país tiene algo que preguntar, que decir y que hacer para alcanzar esa y otras metas que nos saquen a flote la educación y la eleven a categoría de prioridad ciudadana.
Paulo Freire y Antonio Faundez en su libro dialogado Por una pedagogía de la pregunta. Crítica a una educación basada en respuestas a preguntas inexistentes pueden darnos algunas pistas sobre el desarrollo de una pedagogía liberadora robusta que vaya más allá de la retórica vacía.1 En ese tratado en defensa de una práctica educativa basada en la pregunta y no en las respuestas prefabricadas, se plantean los retos de los procesos participativos y los malabares que implica una colaboración estrecha con el Estado que no dinamite el principio mismo de la libertad colectiva.
A su vez, el testimonio de Freire y Faundez apuesta por un compromiso insobornable con la realidad cotidiana sin la pretensión de que lo sabemos todo antes y, mucho menos, sin la falaz idea de que lxs maestrxs sabemos más y mejor. Una pedagogía de la pregunta comienza por un reconocimiento sencillo: la humanidad toda es, por sobre todas las cosas, curiosa y preguntona. Pensemos en nuestrxs niñxs. Reflexionemos sobre cómo les vamos coartando su insaciable capacidad inquisitiva. Reconozcamos que en nuestra domesticación del porqué, de los primeros años de nuestra infancia, lo que se esconde es el miedo.
Vamos a ser modelos de una pasión irremediable por la pregunta. Vamos a demostrarles a nuestrxs estudiantes que honramos ese fantástico hábito a propósito del Plan Decenal. Hagamos nuestra asignación. Leamos. Preguntemos. Debatamos. Pero, más que todo, propongamos nuestra gestión como arcilla del cambio.
Nota: Agradeceré sus preguntas, argumentos e ideas sobre el Plan Decenal de Educación. Esta reflexión sobre la pedagogía de la pregunta continuará en mis próximas entradas.
- Buenos Aires: Siglo XXI Editores, 2013 [↩]