Por una Universidad Comunista
(tercera parte)
“To point out that the alternatives we collectively face form a disjunctive synthesis, that is, that they are false alternatives, has to be the first gesture of the philosopher here: he must change the very concepts of the debate.” –Slavoj Žižek
“The real question is that of an affirmative proposition regarding democracy, as something other than the consensus on the parliamentary form of politics. […] [T]he truly risky philosophical imperative, the one that really poses problems for thought, is the critique of the democratic form as we know it. That is the heart of the problem. And it is altogether more difficult than acknowledging along with everyone else the extent of capitalism’s injustice.” –Alain Badiou
“[T]he subjective project of the proletariat, that is, communism, cannot be represented by the bourgeoisie[.]” –Alain Badiou
Cabos sueltos
Tres discusiones fueron prometidas en la primera parte de este artículo: i. el fundamento irracional de la propuesta (o la lógica ontológica del evento), ii. la segunda parte de la propuesta de Ríos Ávila—el periodo del polemos como periodo de crisis conceptual de la universidad— y finalmente iii. la presentación de la Universidad Comunista como propuesta de un nuevo paradigma de organización política para la comunidad universitaria. He decidido que estos puntos los habré de haber expuesto en la segunda parte de mi artículo. O dicho de otro modo, la segunda parte habrá sido (una vez la escriba) el futuro anterior de este presente hipotético que resulta ser la tercera parte de “De la catástrofe moral a la moral de la catástrofe”.1
Donde nos quedamos…
“Hay una propuesta concreta sobre la mesa para enfrentar la actual crisis universitaria: ‘La moral de la catástrofe’ de Rubén Ríos Ávila.” Así comenzaba la primera parte de este artículo. Pero queda la pregunta ¿para qué? ¿Para qué hemos de enfrentar la actual crisis universitaria? O dicho de otro modo: ¿para qué hemos de intentar salvar la Universidad de Puerto Rico? Más específicamente: ¿Qué es lo que vale la pena salvar de esta nuestra Universidad en crisis? ¿Queremos realmente salvar la universidad o reconstruirla conceptualmente desde sus cimientos? ¿Y qué relación guarda todo este debate con la propuesta de donación salarial del profesor Ríos Ávila? Pues como algunos han notado, aritméticamente la propuesta no tiene sentido. Es decir, con el tres por ciento del salario del profesorado de la UPR no se subvenciona la totalidad, ni cerca de la totalidad, de la cuota (aunque desde mi lectura, y creo que también desde la de su autor, siempre se pretendió como un gesto mitigador más que como solución). Si a esto le sumamos el voto de huelga en la pasada asamblea de profesores, casi ni vale la pena escribir la segunda parte, y mucho menos la tercera, de una defensa a una propuesta a estas alturas nati-muerta.
Aún así, insistiré por una razón. Creo que la propuesta no se ha comprendido en toda su radicalidad debido a que faltan los sujetos capaces de comprenderla. No es que dude de la capacidad intelectual de ninguno de los participantes, ese no es el punto. El punto es que se está juzgando desde el paradigma político subjetivo que ésta quiere suplantar. Si no logramos hacer el salto de sujeto que requiere ver el mundo más allá del capitalismo, más allá de la democracia, no habremos resuelto nada. Como dice Slavoj Žižek en In Defense of Lost Causes:
[I]f we only change reality in order to realize our dreams, and do not change these dreams themselves, sooner or later we regress back to the old reality.
La tarea de esta tercera parte será entonces presentar el sujeto proletario que sea capaz de concebir y construir la Universidad Comunista que puede tener lugar en el mañana. Pero para intentar hacerlo con éxito le pediré al lector un favor: que se deje llevar, al menos momentáneamente; que active el famoso “suspension of disbelief”, ya que lo que sigue requiere, no ya de paciencia, sino de una lectura amorosa. Lo que le pido al lector es que me permita mostrarle otro mundo, que se permita pensarse en otro mundo. Le pido al lector lo imposible: que no ceda a la tentación del derrotismo ocasionada por el hambre de espíritu, la pobreza de la imaginación que nos hace sentirnos inevitablemente ceñidos a este mundo en que nos tocó vivir. Esa pobreza que sintió Bernardo Soares cuando en el Libro del desasosiego escribió:
Pero me duele, por ejemplo, no poder soñarme dos reyes en reinos diferentes, pertenecientes, por ejemplo, a universos con diferentes especies de espacios y de tiempos. No conseguir esto me disgusta verdaderamente. Me sabe a pasar hambre. –Fernando Pessoa
Lo imposible consiste en ser capaces de pensarnos simultáneamente en dos mundos con especies de espacios y tiempos políticos diferentes; más aún, ser capaces de sabernos capaces de tal hazaña. Esa es mi petición.
A la izquierda de la izquierda: en busca de una afirmación más allá de la política reactiva
El capitalismo es […] un formidable sistema de explotación que crea los sujetos que necesita. El engranaje y los mecanismos de ese sistema, lejos de ser ajeno a la ‘subjetividad’, no hace más que producirla y conformarla a las expectativas de su reproducción infinita. Habría que empezar entonces por comprender, y no sólo condenar, ese funcionamiento; no ya como un asunto meramente teórico ni retórico, sino práctico, efectivo y real. –Francisco José Ramos
Como vimos en la primera parte del artículo, la propuesta de Ríos Ávila estaba dirigida a la izquierda universitaria, y la misma pretendió ser un llamado a romper con la izquierda, con la política de izquierdas. Fue un llamado a romper con la izquierda para ir más allá de la izquierda: un llamado a ir a la izquierda de la izquierda. Esto se sobre entiende, pues lo que hizo fue llamarnos pequeño burgueses. Y queda claro que no lo hizo para que nos asumamos completamente burgueses abandonando finalmente nuestra pequeñez; no lo hizo como un llamado al centrismo, mucho menos a inclinarnos a la derecha. Lo hizo para que nos alejemos del oscuro abismo de la pasividad y la complacencia de la política reactiva. Este llamado, por razones que expondré, lo interpreto como un llamado a una política afirmativa, como un llamado al comunismo.
Es desde esta perspectiva, y sólo desde esta perspectiva, que avalo la oración: “la huelga no puede ser el destino exclusivo e irremediable del movimiento estudiantil, sobre todo la misma huelga de siempre, enfrentada a la próxima alza en la matrícula.” [Rubén Ríos Ávila] Las palabras claves son: “el destino exclusivo e irremediable del movimiento estudiantil” y “enfrentada a la próxima alza en la matrícula.” Son estas palabras las que describen y tipifican a la política reactiva. Es contra esta incapacidad de encontrar una afirmación acerca de la Universidad y de su futuro, que trascienda la situación presente y coyuntural que Ríos Ávila hace un llamado al polemos:
Ante este escenario tan devastador, basta ya de fantasías facilonas. Urge preguntarse en qué consiste lo político hoy día. Lo político entendido no tanto desde la raíz griega de la polis, que sería la que concierne a las políticas, es decir, a los asuntos de pura convivencia social. Ese dominio de lo político es el que busca resolverse en los consensos, en inglés, policy. Me refiero a lo político que anuncia esa otra raíz griega del polemos, el que se refiere a las polémicas profundas, a las diferencias de fondo que generan los antagonismos irreductibles, por los cuales diversas comunidades rehúsan integrarse o disolverse en lo meramente social, allí donde lo social funciona como espacio coercitivo de integración a las malas, allí donde todos terminamos haciendo y deseando lo mismo.
Es desde el deseo genuino, profundo y necesario de replantearnos la universidad que queremos que leo e interpreto la propuesta de Ríos Ávila. Es ahí también donde radica la importancia del documento “La universidad que queremos” (que puede ser interpretado como una respuesta avant la lettre a éste llamado al polemos), pues, pese a las críticas político-teóricas que le tengo al documento,2 éste se plantea más que ningún otro documento que haya llegado a mis manos las preguntas que buscan hacer un análisis profundo de la Universidad. Preguntas como ¿Para qué (y para quién) hemos de salvar la universidad? ¿De qué universidad estamos hablando? ¿Qué funciones ha cumplido en el pasado? ¿Debe o no seguirlas cumpliendo? Etc, etc.
Más que contestarlas, lo importante por el momento es dar cuenta de que tanto en la propuesta de Ríos Ávila como en “La Universidad que queremos” hay una consciencia clara de que los problemas de la universidad no se resuelven sobreviviendo la actual crisis, ya sea pagando la cuota, recurriendo a la huelga o esperando que cambie la administración (claro que de esto no se sigue que no debamos ni podamos hacer estas cosas, solo que no será suficiente). Los problemas de la universidad son sistémicos y requieren para su resolución del desarrollo de un nuevo paradigma de organización epistémico-política dentro del recinto. Este nuevo paradigma, cualquiera que llegue a ser, tiene que surgir de una política afirmativa que exceda la presión externa, que exceda nuestra identidad reactiva. Como dice Badiou en Theory of the Subject:
We must come to understand that what rises me up reactively against the active of the Other must also be the active of a force in which the Other is no longer represented. Even if it is required by the adverse power in its repressive excess, the force that rises up in revolt against this repression is itself in interior excess over this requisitioning. –Badiou 32
Una cosa es que al ser empujados, provocados por fuerzas externas e internas a la Universidad, reaccionemos combativamente. Otra muy distinta es consumirnos completamente en esa reacción. Sea cual fuere la posición política que tomemos desde la izquierda ante la actual amenaza contra la universidad, nuestra identidad política no se puede agotar en esa reacción. Tenemos que afirmar algo que trascienda la lógica oposicional que nos ha interpelado al combate. Esto es, tenemos que andar en busca de un proyecto político subjetivo que logre imaginarse un futuro en el que el enemigo no forme parte.
Si aceptamos la caracterización de la izquierda socialista como pequeño burguesa,3 nos damos cuenta inmediatamente de que la lógica política de la misma no puede sino ser reactiva. Visto desde una perspectiva más amplia: si la actual crisis universitaria puede ser caracterizada como una crisis capitalista, tanto en su sentido banal, como crisis económica producto de la crisis del capitalismo global, como en su sentido profundo, como crisis del modelo universitario modernizador-productivista-burgués (que ve a la universidad como productora de sujetos que reproduzcan el conocimiento necesario para optimizar la fuerza laboral que mantenga el sistema de plusvalía capitalista funcionando), se hace evidente que cualquier intento de reaccionar a la crisis que no cuestione la relación complementaria que existe entre la identidad sujeto-burgués y la identidad sujeto-proletario (asumida por la izquierda) terminará reproduciendo nuestro actual sistema independientemente de sus buenas intenciones. Para evitar esta reproducción, el sujeto proletario encarnado por la izquierda tiene que exceder la identidad reactiva, no solo contra el sujeto burgués, sino, y sobre todo, contra y desde el mundo burgués.
Tenemos que imaginar una identidad político-subjetiva en donde el polo proletario —donde proletario no significa trabajador sino desposeído de poder político, de ser (en todo su sentido ontológico) político4 — de la dupla burgués/proletario esté en exceso del mundo burgués. Para lograr esto hay que encontrar algún enclave político que pueda abrir la fibra misma de este mundo burgués que genera subjetividades que sólo logran tener sentido en el entramado semántico del discurso económico capitalista. Es aquí donde la propuesta del profesor Ríos Ávila me parece muy sugestiva y prometedora. Esta pretende, mediante un acto de donación (no de caridad), contraintuitivo desde la perspectiva del mundo capitalista burgués en el que vivimos, abrir paso a entendernos políticamente de otra manera. ¿Pero de qué manera hemos de entendernos políticamente si no es desde el horizonte político de la sociedad burguesa? Y, ya que este horizonte político de la sociedad burguesa no es otro que la democracia misma (ala ideológico-política de la economía capitalista): ¿Qué puede querer decir tan siquiera entendernos políticamente más allá de la democracia?
Mi propuesta es que el gesto que propone Ríos Ávila (o más bien mi lectura del mismo) apunta a un tipo de agenciamiento político, de envolvimiento directo y personal en el bienestar y funcionamiento de las instituciones de las que participamos y formamos parte, que sólo puedo llamar: comunista.
Al interpretar el camino a la salida de la crisis de este modo podemos ver con más claridad que el antagonismo que ha de ser resuelto en esta coyuntura no es el antagonismo entre las políticas de izquierda vs liberalismo desenfrenado, es decir, el antagonismo entre el socialismo y el capitalismo. El verdadero antagonismo al que se enfrenta la izquierda hoy día, la verdadera disyunción, es socialismo vs comunismo [Slavoj Žižek]. En este momento se trata entonces, para la izquierda, de una decisión entre continuar con una política representativa, donde la izquierda no es sino la vanguardia del partido (progresista, socialista o comunista) que dirige y le da perspectiva al movimiento político o la participación directa de todos los afectados en la toma de decisiones y en los foros correspondientes. [Alain Badiou] En otras palabras, el verdadero antagonismo al que se enfrenta la izquierda es el antagonismo entre la democracia y “la dictadura del proletariado”. A quien le suene anacrónico y políticamente contraintuitivo hablar hoy día de “la dictadura del proletariado” no pierda de vista que la democracia no es otra cosa que “la dictadura de la burguesía”. Es decir, que aunque existe una ilusión de libertad y de apertura, en los estados democráticos de derecho burgueses, la estructura misma del sistema no está en cuestión, la forma “estado democrático de derecho” no está en juego. Es la figura incuestionada del ordenamiento político burgués. Por ejemplo: no podemos, so pena de colapsar el estado democrático de derecho, mediante elecciones hacer un referéndum en el que se establezca que no se llevarán a cabo más elecciones y que el poder político será determinado por lotería o por procedimientos astrológicos. Estos límites de la figura del estado burgués moderno no son garantizados mediante procedimientos legales, sino por la fuerza. Es por esto que los cambios institucionales que van de la mano del marxismo siempre se plantean como revolucionarios.
El problema es que generar un sujeto proletario que esté en exceso de su relación reactiva al poder del estado en un estado capitalista requiere que desde la izquierda nos forjemos una imagen antagónica a nosotros mismos. Ya que, como dice Judith Butler en ThePsychic Life of Power:
As a form of power, subjection is paradoxical. To be dominated by a power external to oneself is a familiar form a power takes. To find, however, that what ‘one’ is, one’s very formation as a subject, is in some sense dependent upon that very power is quite another.
Si hemos de proponernos salir de la crisis que hemos denominado crisis capitalista, hemos de forjarnos una identidad antagónica al mundo capitalista, y por lo tanto, antagónica al poder que nos forjó como sujetos. Tenemos que declararnos en guerra contra nosotros mismos. Para lograr esto, para lograr pensarnos simultáneamente dos reyes que habitan en tiempos y espacios políticos diferentes necesitamos un modelo, un ejemplo a seguir.
From Tyrant to Sheppard: el sujeto escindido de la nueva izquierda
There’s a passage I got memorized. Ezekiel 25:17. ‘The path of the righteous man is beset on all sides by the inequities of the selfish and the tyranny of evil men. Blessed is he who, in the name of charity and good will, shepherds the weak through the valley of darkness for he is truly his brother’s keeper and the finder of lost children. And I will strike down upon thee with great vengeance and furious anger those who attempt to poison and destroy my brothers. And you will know I am the Lord when I lay my vengeance upon you.’ I’ve been sayin’ that shit for years. And if you heard it, that meant your ass. I never gave much thought to what it meant. I just thought it was some coldblooded shit to say to a motherfucker before I popped a cap in his ass. But I saw some shit this mornin’ that made me think twice. See now I’m thinkin’, maybe it means you’re the evil man, and I’m the righteous man, and Mr. 9mm here, he’s the shepherd protecting my righteous ass in the valley of darkness. Or it could mean, you’re the righteous man and I’m the shepherd and it’s the world that’s evil and selfish. N’ I like that. But that shit ain’t the truth. The truth is, you’re the weak, and I’m the tyranny of evil men. But I’m tryin’ Ringo…I’m tryin’ real hard to be the shepherd. –Jules [escena final de Pulp Fiction]
Muchas veces, la diferencia entre el éxito o fracaso de una idea o hipótesis reside en la capacidad o incapacidad que tengamos para imaginarnos formas de aplicación de las mismas a contextos concretos. Para esto existen en las ciencias lo que Thomas Kuhn solía llamar “exemplars”, ejemplos paradigmáticos de aplicación de teorías y o fórmulas como (f = ma) a un caso particular. Tratándose nuestro problema o hipótesis de la necesidad de generar, dentro de nuestro propio imaginario político-subjetivo, otra identidad radicalmente ajena a la nuestra, es menester encontrar un ejemplo que nos permita ver, más que comprender, de lo que estamos hablando.
Como suele pasar cuando uno se obsesiona con un tema, el mundo entero parece conspirar semióticamente y “enviar” mensajes, a diestra y sinestra (aunque en este caso más a siniestra que a diestra), que parecen caer como anillo al dedo al tema en cuestión. Esto no sólo es cierto, sino que es una experiencia común. El ejemplo perfecto lo encontré en el lugar más inesperado, en la película Pulp Fiction de Quentin Tarantino. Nunca antes una escena presagió con tanto atino una propuesta política que ésta; mi interpretación prescriptiva (la de generar los sujetos proletarios que debemos ser) de la propuesta de Ríos Ávila encuentra su aplicación ejemplar en su escena final. (Es requisito verla para seguir leyendo esta sección).
Esta es la guía interpretativa para verla en nuestro contexto, asignando los personajes según la leyenda.
CAST
JULES …………………Rubén Ríos Ávila, o más bien la nueva izquierda propuesta
VINCENT ……………La vieja izquierda socialista pequeño burguesa
RINGO ………………..La administración Universitaria (Junta de Síndicos, Presidente, y Rectora UPR RRP)
YOLANDA……………El Gobierno (es mucho más gracioso si se imaginan a Fortuño directamente)
MANAGER …………..La parte de la comunidad universitaria que, para evitar problemas o huelgas, prefiere pagar la cuota sin más
CLIENTES ……………La masa indiferente, pasiva, y/o victimizada
EL DINER ……………Los predios físicos de la Universidad de Puerto Rico
Comienza la escena con la vieja izquierda (Vincent) produciendo y digiriendo conocimiento en su torre de marfil. Mientras afuera la administración universitaria (Ringo), luego de coger el dinero de las arcas de la universidad (la caja registradora), comienza, bajo amenaza de fuerza (las pistolas), a pasar la bolsa solicitando la cuota. El Gobierno no hace nada directamente, simplemente esta allí de apoyo a la amenaza de fuerza. Nótese que Ríos Ávila (más bien la nueva izquierda que, desde mi lectura, se está proponiendo) saca la pistola bajo la mesa con la mano derecha (reacción reactiva) mientras simultáneamente saca su cartera del bolsillo con la mano izquierda5 y la levanta voluntariamente (“con las manos abiertas”). La Administración va pasando la bolsa, hasta que se percata de que hay un individuo (Jules) que no parece estar respondiendo adecuadamente (todavía no sabemos en qué sentido) a la amenaza (las reacciones adecuadas son u oponerse o pagar la cuota).
Ringo se acerca, le pide la cartera pero no queda satisfecho. Pregunta por el maletín. Esta conversación es clave para comprender la tarea de la profesión de fe del profesorado comprometido con la tradición humanista occidental. “Ringo—What’s in the case? Jules—My bosses dirty laundry. Ringo—Your boss makes you do his laundry? Jules—When he wants it cleaned. Ringo—Sounds like a shit job. Jules—Funny, I was thinking the same thing.” Luego se rehúsa a entregarle el maletín. (Dejo al lector la tarea de esclarecer la pregunta obligada: ¿Quién es el jefe del profesor? Es decir, ¿a quién responde el profesor?)
Ringo insiste y amenaza. Yolanda se pone inquieta. Jules se rehúsa. Yolanda pregunta qué ocurre, Ringo dice que se trata de un “vigilante” a lo que Yolanda responde “Shoot him in the face”. Jules sigue cool (elegante como un samurai). El Manager grita “Stop causing problems, or you’ll get us all killed. Give him what you have and get him out of here.” (Esta es la temida amenaza del cierre inminente de la universidad como represalia a la huelga; este sector de la comunidad universitaria solo quiere que la amenaza se vaya del recinto). Nótese que este miedo no es lo que mueve a Jules a actuar, razón por la cual responde “Shut the fuck up fat man, this ain’t none of your goddammed business!” (Podemos leer “business” aquí como las acciones codificadas en el sistema capitalista. Jules afirma que no se trata de una de esas acciones).
Jules, finalmente, cede y abre el maletín, (maletín que contiene aquello que le ha sido entregado en custodia para que lo proteja y lo lleve a su destino). Ringo, pese a su relación antagónica con Jules, no puede sino maravillarse (recuerde el lector que la administración aún en su burocratización participa de la comunidad universitaria y pese a lo que pueda decir y hacer no es ajena a la tarea sagrada del profesor y reconoce la joya que esconde el maletín) y pregunta “Is that what I think it is?”, Jules responde con un estoico (y “elegante”) “Nhu”. A lo que Ringo no puede evitar responder “It’s beautiful!” Yolanda, totalmente ajena, un poco tonta y con el maletín fuera de su campo visual, pregunta infantil y juguetonamente “What is it?” (nunca lo sabrá, la capacidad para apreciar su contenido está fuera de sus posibilidades).
Ahora se pone buena la cosa. Jules aprovecha la maravilla que ocasiona la visión del contenido del maletín (podríamos ver esto como el empleo por parte del profesor de manipular el espíritu mediante la palabra, pero en las condiciones actuales de la universidad el diálogo parece estar vedado) para tomar control del empleo de la fuerza (la pistola) y a su vez amenaza con la suya, pero insiste en que todo el mundo debe mantener su compostura. Es aquí donde su conducta comienza a funcionar como ejemplar de un nuevo modelo de bregar con un forcejeo de fuerzas. Lo normal hubiese sido que o se mantenga por largos periodos apuntándose mutuamente (periodo de huelga) o que se disparasen. Pero Jules insiste en hacer un llamado a la calma. Yolanda, nerviosa, le dice a Jules: “Just know: you hurt him, you die.” Jules responde: “Well that seems to be the situation. But I don’t want that, and you don’t want that, and Ringo here definitely doesn’t want that. So let’s see what we can do. (to Ringo) Now, here is the situation. Normally both of your asses would be dead as fuckin’ fried chicken. But you happened to pull this shit while I’m in a transitional period and I don’t wanna kill you, I wanna to help you. But I can’t give you this case, ‘cause it don’t belong to me. Besides, I’ve been through too much shit over this case to hand it over to your dumb ass.” Esta respuesta es clave en el devenir sujeto de Jules. Con esta respuesta se establece la aparición explícita del sujeto poítico escindido entre su vieja forma de hacer las cosas (él es parte de la vieja izquierda) y la nueva forma (el sujeto comunista) que sólo comienza a vislumbrar.
Tenemos que detenernos un momento y darnos cuenta de lo que ya es evidente a estas alturas de la escena. Nuestro ejemplar constituye un sujeto ideal, tanto como sujeto de la vieja izquierda, como de la nueva. Es decir, que Jules representa la forma depurada de un sujeto de la vieja izquierda capaz de enfrentar al poder con verdadera fuerza, capaz de matar. Es importante tener esto en cuenta en este pequeño experimento ya que nos recuerda que estamos bregando con un aparato estatal que tiene el monopolio de la violencia y tenemos que rescatar el discurso de oponer violencia contra violencia y no reproducir el ñeñeñé que condena todo acto violento como si fuese equivalente a cualquier otro. Hay violencias y hay violencias. Hay violencias subjetivas de individuos particulares y hay violencias sistémicas, institucionales; y siempre las segundas son peores que las primeras. No podemos olvidar que las bases de la sociedad “pacifista” burguesa están sedimentadas sobre la sangre de la sociedad feudal, y sus paredes empañetadas con la sangre del proletariado global. Siempre ha habido y habrá violencias opresivas y violencias políticamente productivas y tenemos que saber la diferencia.
Esto es importante porque Jules establece claramente que en cualquier otro momento le hubiese disparado a ambos, pero lo cogieron en un periodo de transición. Jules todavía no ha devenido sujeto comunista, todavía gran parte de sí establece su identidad como antagónica al poder. A todo esto, el maletín sigue en su posesión. No se lo puede entregar a gente tonta (“dumbass”) “çause I’ve been through too much shit over this case”. La historia de ese maletín es la historia del conocimiento de occidente, no podemos entregarla al primer idiota que nos la intente quitar, somos sus custodios.
Entra Vincent y reestablece la presencia de un sujeto reactivo puro. Jules lo interpela: “Now Vincent you just hang back and don’t do a goddamned thing”, pero antes le dice al Estado: “Point the gun at me”. Jules se está estableciendo aquí como el Nuevo enemigo del Estado, como el sucesor de la vieja izquierda. El conflicto de aquí en adelante es entre el verdadero antagonismo: entre Jules y Vincent. Tanto así que cuando Jules le pregunta a Yolanda “How are we doing?” esta, que anteriormente lo había amenazado de muerte, responde: “I gotta go pee, I wanna go home.” El estado no está preparado para este conflicto entre Vincent y Jules, su prospecto le asusta.
Entra “la moral de la catástrofe”. Jules le dice a Ringo que coja y saque su cartera de la bolsa. Ringo le pregunta ¿cuál es? Jules contesta: “The one that says bad motherfucker.” La cartera de Jules no es cualquier cartera, no es el lugar de donde se saca dinero a la fuerza. La cartera dice “Bad Motherfucker.” Jules le pide que la abra y que saque el dinero y que lo cuente. Corte a Vincent incómodo. Hay 1,500 dólares (exactamente el 3% de un salario promedio de 50,000 dolares anuales de un profesor a tiempo completo) (No tengo idea si este es el salario promedio anual, pero para efectos de mi exégesis sería genial que lo fuese). Jules: “Put it in your pocket. It’s yours. Now with the rest of those wallets and the register, that makes this a pretty successful little score.” Vincent interrumpe: “Jules you give that fucking nimrod fifteen hundred dollars, and I’ll shoot him on general principle.” Para la vieja izquierda este gesto tiene tan poco sentido como para el estado o la administración. Yolanda se pone nerviosa otra vez, pero es obvio que la contradicción principal (como diría Mao) se da entre Vincent y Jules. “No Yolanda, Yolanda he ain’t gonna do a goddamn motherfucking thing. (to Vincent) Now Vince shut the fuck up!” Jules le aclara a Vincent que no le está dando el dinero (locución que parece establecer que si ese fuese el caso, Vincent tendría razón y sería causa para dispararle) sino que está comprando algo con su dinero. La vida de Ringo. Le está dando el dinero para no tener que matarlo. He aquí una transacción absurda, desde la perspectiva del capital, si alguna vez la hubo. Jules le está dando su dinero a la administración y al Estado para no tener que irse a huelga o enfrentarse con ellos. Usualmente pagaríamos para que nos favorezcan no para favorecer la posición política del otro. Jules le está pagando para no ser reactivo, para darse la oportunidad de pensarse políticamente desde otro lugar, un lugar motivado internamente, con independencia de lo que hasta ahora había sido su labor.
Hago un aparte para recordar al lector que conoce la película que Jules y Vincent son asesinos profesionales, y que Jules, en medio de una de sus “tareas” (que curiosamente era recuperar el maletín), tiene una epifanía y se plantea por primera vez “giving up the life”. Es decir, en la tarea de recuperar el maletín tiene una experiencia transformadora (a ella es a la que se refiere en la escena cuando dice “But I saw some shit this mornin’ that made me think twice.” Esta duplicidad del pensar tampoco nos debe ser indiferente tratándose de un sujeto escindido) que lo hace querer dejar de ser un matón a sueldo. Seré más explícito. Los chamacos que habían robado el maletín le disparan frontalmente y aun así Jules y Vincent quedan ilesos. Jules lo toma como una intervención divina y dice “We shouldn’t be alive.” Dejémoslo aquí por el momento dejando pendientes las preguntas: ¿De qué es una analogía la vida del asesino a sueldo cuando en nuestra interpretación se trata de nosotros? ¿Y qué puede haber visto Jules (la nueva izquierda) para hacerlo pensar “dos veces” y plantearse dejar de hacer lo que hace, es decir, replantearse su profesión, su vocación?
Aún así, solo con esta justificación del “I saw some shit this mornin’ that made me think twice” y del “But you happened to pull this shit while I’m in a transitional period and I don’t wanna kill you, I wanna help you”, no quedamos satisfechos y casi tenemos una obligación moral de estar de acuerdo con Vincent en que no le debe dar el dinero. Pero ahora Jules pasa a la verdadera justificación de sus actos, y he aquí la joya de la transformación del discurso político de la izquierda: he aquí la afirmación. Jules le pregunta a Ringo si lee la Biblia. (Esta selección no es indiferente tratándose de la universidad. El profesor recurre a la tradición cultural de occidente para hacerse entender, para revelar su verdad, como lo hizo magistralmente la profesora Mara Negrón en su última entrega en 80grados “Epístola a José M. Saldaña”). Llegamos al momento del esclarecimiento de la verdad, de la explicitación del devenir sujeto de Jules: a nuestro epígrafe. Luego de leer la cita y dar varias interpretaciones de la misma que le son placenteras a Jules, éste llega, sin titubeos a la verdadera pasada de balance de la situación: “But that shit ain’t the truth. The truth is, you’re the weak, and I’m the tyranny of evil men. But I’m tryin’ Ringo…I’m tryin’ real hard to be the shepherd.”
Jules, en este momento de epifanía política, se desprende de su identidad reactiva y victimizada de la vieja izquierda (“maybe it means you’re the evil man, and I’m the righteous man, and Mr. 9mm here, he’s the shepherd protecting my righteous ass in the valley of darkness.”). Se niega también a la conclusión sociológico-facilona de acusar al mundo burgués mientras él se identifica heróicamente como el pastor que dirige a sus ovejas a tierra segura (“Or it could mean, you’re the righteous man and I’m the shepherd and it’s the world that’s evil and selfish.”). Y llega a la única conclusión verdadera: él es la tiranía de los hombres malvados y la administración, los burócratas, son el débil.
¿Por qué habría de ser ésta la verdad de su condición política? ¿En qué sentido es Jules, y somos nosotros la izquierda (vieja) la tiranía del hombre malvado? ¿Y en qué sentido legítimo podemos reclamar que las instancias de poder son el débil? La respuesta radica en la naturaleza de la tarea que la Universidad le asigna al profesor, y por esto no es casualidad que la transición política de Jules comienza (al principio de la película) en la tarea de recuperar el maletín. (Le dejo al lector que interprete qué quiere decir que se habían robado el maletín).
Si somos y hemos sido los custodios del conocimiento, y más aún, del conocimiento crítico que nos dice, y viene diciendo, al menos desde Marx, que todo lo que somos (como sujetos) no es sino el producto de unas condiciones epistémicas, sociales y económicas de producción (en todos los sentidos del término) y que en nuestro caso esas condiciones tienen nombre: capitalistas, y tienen consecuencias éticas en la explotación sistémica que requieren. Si somos los custodios del conocimiento histórico que nos compele a admitir que el mundo puede ser distinto porque en el pasado lo ha sido. Si sabemos que las estructuras de poder que generan relaciones de opresión lo hacen por medios culturales fácilmente demostrables como contingentes, relativos y falsos. Si sabemos todo esto, y además somos nosotros mismos los responsables de transmitir este conocimiento a futuras generaciones, y aún así dejamos que pasen las cosas que pasan en este país y en el mundo, entonces somos nosotros los responsables de todo lo que nos acontece. Somos nosotros los que estamos asaltando a la sociedad a mano armada, somos nosotros los que hemos abusado del poder que se nos ha entregado en custodia. Somos la tiranía del hombre malvado.
Volvamos pues a la primera de las preguntas que dejamos arriba. ¿De qué es una analogía la vida del asesino a sueldo cuando en nuestra interpretación se trata de nosotros? La contestación es sencilla. Los intelectuales nos hemos dedicado a ser críticos a sueldo. Nuestra profesión se ha reducido a la creación del conocimiento, por el conocimiento mismo. Hemos olvidado la razón de ser de nuestra profesión, el horizonte que nos dejó Marx cuando, en La miseria de la filosofía, nos hizo un llamado a interpretar (criticar) el mundo para transformarlo. Hemos hecho de la crítica una profesión. Criticar por criticar, en condiciones normales, sin tener intención de transformar el mundo, es una tarea vana. Criticar por criticar, en un momento en que se nos viene el mundo encima, es un acto criminal.
Esto nos aplica, sobre todo a los posmodernos. Los posmodernos hemos habitado un lugar teórico seguro, cómodo, comodísimo: la crítica al poder. Hemos sido un lote de reaccionarios (hemos vivido de la política y la teoría reactiva), reaccionamos a la modernidad, al discurso patriarcal, al Estado-Nación, al nacionalismo, a la heteronormatividad, al Sujeto, a la Razón, a la Verdad, … La lista de las tareas que nos han tenido ocupados es larga, larguísima, y es de rabo a cabo una lista de reacciones, de destrucciones, deconstrucciones. Ya basta de criticar el mundo que nos tocó (lo hemos estado haciendo muy bien y con mucho éxito por los últimos 20 años). Es tiempo de construir el mundo que queremos; es tiempo de generar y habitar las prácticas políticas de ese otro mundo que con tanta dificultad hemos logrado imaginar. Let’s try real hard to be the sheppards.
[O]ur message today should be: do not be afraid, join us, come back! You’ve had your anti-communist fun, and you are pardoned for it—time to get serious once again! –Slavoj Žižek
Tenemos que recordar que nuestra tarea no es crear conocimiento sino generar mundos, mundos subjetivos que nos y les (a nuestros estudiantes), permitan ver y actuar en el mundo que todos queremos. Pero esta tarea no la podemos lograr hasta extirpar nuestra identidad pequeño burguesa de nuestro ser. De modo que cuando digo que Jules ha encontrado en esta verdad, en la verdad de su monstruo interior (asesino profesional), de su ser tirano, la motivación para decir: “But I’m tryin’, Ringo… I’m tryin’ real hard to be the Shepperd”, ha encontrado el punto de exceso de su identidad política. Aquello que no se agota con relación al binomio burgués/proletario. Lo que ha encontrado es su vocación comunista. La vocación de una política activa, solidaria y participativa. Lo que ha encontrado Jules es el punto de corte, el lugar donde hacer la incisión quirúrgica para extirpar el sujeto pequeño burgués que él mismo es. Como dice Badiou en Theory of the Subject:
It is when the people erect their vision of the adversary as an internal figure of their own politics that they ‘sublate’ the antirepressive dependence, excluding themselves from any inclusion and proceeding to an affirmative scission. –Alain Badiou [mis itálicas]
La administración y el estado, que no se saben productos contingentes, que andan incuestionadamente cumpliendo las funciones de clase que les tocó encarnar (“Such is life!”), son los débiles como lo son todos los que andan ciegos y enajenados a las condiciones de construcción subjetivas que el capitalismo genera.
La pasada huelga como ejemplo y anuncio de la Universidad Comunista
Más que lucha de clases, el motor de las luchas más recientes ha sido el forcejeo por abrir espacios que profundicen la democracia en momentos donde las posibilidades de participación ciudadana se achican aceleradamente. En palabras de Nina, la huelga ‘planteó no sólo que otro país es posible, sino que la relación entre gobernantes y gobernados también puede ser distinta. Donde la democracia delegada quedó maltrecha, pero donde la democracia participativa e interactiva floreció.’ Si algo debemos aprehender de las prácticas políticas estudiantiles es la experiencia democrática, la materialización y encarnación de nuevas ‘zonas ciudadanas’ donde la ética del bien común domina. En este sentido la ‘huelga’ también fue un performance político que abrió espacios de creatividad, compartir, placeres, deseos, políticas y aprendizaje. –Juan Carlos Rivera
Retomemos la segunda pregunta que hicimos arriba: ¿Y qué puede haber visto Jules (la nueva izquierda) para hacerlo pensar “dos veces” y plantearse dejar de hacer lo que hace, es decir, replantearse su profesión, su vocación? Creo firmemente que eso que vio la vieja izquierda (por lo menos ese fue mi caso) fue a un puñado de jóvenes en la pasada huelga oraganizarse autónomamente con independencia de las viejas estructuras representativas. Sin el ordenamiento político del partido. Vi auto gestión. Vi exceso—los jardines y huertos, los conciertos, las obras, las dinámicas de repartición de comida, entre muchas otras, estaban en exceso de la presión externa. Estos estudiantes demostraron que la Universidad está en exceso de sí misma, que trasciende por mucho su labor reproductiva de saberes. Los estudiantes fueron dignos herederos de la Comuna de París. Eso fue lo que vi en la mañana que me hizo pensar dos veces, que me escindió el espíritu. Ahora sólo nos queda saber si podemos lograr esto fuera del contexto de una huelga, si la comuna puede darse desde una afirmación pura más allá de nuestro sujeto reactivo, si podemos habitar y encarnar una Universidad Comunista. Esta es nuestra verdadera prueba y ahí radica el valor que veo en el gesto propuesto por Ríos Ávila. En su capacidad para poner en marcha la gestación de un sujeto político afirmativo, un sujeto político comunista. Que ocurra esto o no dependerá de la fidelidad que logremos amasar en torno a estas ideas, en torno al evento que supone pensarnos responsables de nuestro mundo, pero para ello necesitamos sujetos capaces de verlas por lo que son: el anuncio de un nuevo mundo.
Al comienzo de este escrito les pedía que se permitieran imaginarse en dos mundos simultáneamente, y a lo largo del escrito intenté demostrar que habitar dos mundos es equivalente a encarnar dos sujetos, o más específicamente dos proyectos subjetivos. Ahora sólo nos falta un paso. Una vez logrado este salto de la imaginación política que nos mantiene vivos en dos mundos con coordenadas político-subjetivas diferentes, tenemos que seguir los consejos de Don Ihde (parafraseando a Kuhn):
[A]n intellectual death occurs, not by refutation or even necessarily telling critique, but by abandonment. –Don Ihde 55
Tenemos que evitar la tentación de jugar a la política desde ambos mundos, pragmáticamente utilizando la identidad (el sujeto político) que mejor se adapte a la situación en cuestión. Tenemos que dejar morir al mundo burgués, con ninguna otra herramienta que el desuso, tenemos que darle muerte al burgués que nos habita con ningún otro fusil que el abandono. Saltemos de pecho al mundo del “como sí” que supone habitar el mundo que queremos, aún si este sólo se expresa, por el momento, dentro de los predios de la Universidad, aun si esto supone construir una Universidad dentro de la universidad. Al fin y al cabo es esa Universidad la que nos fue entregada en un maletín para su cuidado, es ese Espíritu la misteriosa luz que deja sin palabras a todo el que logra posar su vista sobre ella. Y éste, como bien supo Jules, puede sobrevivir fuera de los predios de la universidad (la escena terminó cuando Jules y Vincent salen del Diner con el maletín).
Nuestra única y sagrada misión, no es la producción del conocimiento, sino mantener esa llama viva—aunque nos cueste la vida (la vida pequeño burguesa)—con la suficiente fuerza para poderle pasar su custodia a la próxima generación. Esa llama es lo único que está en juego en esta coyuntura histórica, no son los predios del Recinto de Río Piedras, no son nuestros empleos, nuestros salarios; es esa luz el contenido del maletín que nos fue dado en custodia. Esta administración y éste gobierno tienen como misión apagar ésta luz que es la Universidad.
¡Comunitarios universitarios:
“Do not go gentle into that good night.
Rage, Rage against the dying of the light”[!]
–Dylan Thomas
[mi tachadura y mi exclamación]
Coda
If you know where you will end up when you begin, nothing has happened in the meantime. […] This means you have to be prepared for failure. –Brian Massumi
Me temo que se sentirá engañado todo aquel que quería saber qué cosa es esa de una Universidad Comunista. En mi defensa debo contestar que no tengo idea qué, ni cómo ha de ser, ni cómo hemos de hacer eso de una Universidad Comunista. Solo sé que nuestros ojos (los de la vieja izquierda) están cansados, que nuestras críticas se han agotado en su reactividad. Sólo sé que necesitamos construirnos un sujeto comunista que nos deje ver con ojos nuevos, que nos deje hacer con manos nuevas, que esté dispuesto a perderlo todo (su ser incluso) para salvar no sólo las Humanidades, sino la humanidad. Pero para hacer todo esto tenemos que deshacernos del pequeño burgués que habita en nosotros. Hasta que no lo logremos, no tendremos posibilidad alguna de imaginarnos una Universidad Comunista, ya que como dijo Badiou:
[T]he subjective project of the proletariat, that is, communism, cannot be represented by the bourgeoisie[.]
- Quien quiera un adelanto de lo que en esa segunda parte se habrá habido escrito, puede remitirse a mi contestación a Rafael Bernabe en la sección de comentarios. [↩]
- Estas críticas, por su extensión, no pudieron ser incluidas en este artículo. Serán publicadas próximamente como un artículo independiente dedicado completamente al documento. [↩]
- Véase la tercera sección de la primera parte del artículo titulada “Los derechos adquiridos de la pequeña burguesía”. [↩]
- “This idea actually goes back at least as far as to the Marx of the Manuscripts of 1844, who defined the proletariat as generic humanity, since it does not itself possess any properties by which the bourgeoisie defines (respectable, or normal, or ‘well-adjusted’, as we would say today) Man.” Alain Badiou (2010). The Communist Hypothesis. Verso: London. p. 249. [↩]
- En este caso es importantísimo que actuemos antievangélicamente dejando que nuestra mano derecha sepa lo que hace la izquierda. [↩]