Proyectando responsabilidades
Recientemente, GLAAD publicó un informe sobre el número de personajes lgbt incluídos en las 101 películas estrenadas durante 2012 por los seis estudios principales en Hollywood: 20th Century Fox, Paramount Pictures, Sony Columbia, Universal Pictures, Walt Disney Studios y Warner Brothers. Este “índice de responsabilidad” reveló que sólo 14 de estos filmes contenían personajes lgbt. Una de las razones principales que impulsa este tipo de proyecto es presionar a los estudios para que se incluya más presencia lgbt. Sin embargo, los argumentos cuantitativos que utilizan no necesariamente conducen a trabajos fílmicos interesantes, sobre todo cuando GLAAD sigue empleando categorizaciones maniqueas —e.g., representaciones positivas o negativas— para clasificar a estos personajes ficticios.
De acuerdo con Gregg Kilday, una de las conclusiones más contundentes de dicho informe es el hecho de que “los seis principales estudios de cine se están quedando muy por detrás de sus equivalentes en la televisión.” En su reflexión sobre por qué las películas dirigidas a públicos lgbt ya no generan mucho dinero en la taquilla estadounidense, Peter Knegt también concluye que “la mejor representación lgbt está en la TV,” tanto en términos cuantitativos como cualitativos. A mi modo de ver, la gran mayoría de estas representaciones siguen un modelo asimilativo; los personajes existen dentro de un marco conservador y normativo de monogamia y paternidad/maternidad ideal que busca ser inofensivo. Algunos ejemplos de este modelo incluyen a Mitchell (Jesse Tyler Ferguson) y Cameron (Eric Stonestreet) en Modern Family, a Stef (Teri Polo) y Lena (Sherri Saum) en The Fosters y a David (Justin Bartha) y Bryan (Andrew Rannelis) en la recién cancelada The New Normal (cuyo nombre claramente revela el intento de homogeneizar y “normalizear” a los personajes lgbt de dicha serie). El personaje transgénero de Unique (Alex Newell) en la serie Glee constituye una de los pocas propuestas interesantes dentro del contexto televisivo estadounidense actual.
GLAAD explica que su enfoque exclusivo en los principales estudios hollywoodenses se debe a que el cine independiente fue durante años “el único lugar donde la comunidad lgbt podía ver sus historias contadas” (3). Curiosamente, muchas de las historias y los personajes lgbt en el cine independiente en los Estados Unidos proveen representaciones que retan las posturas asimilacionistas apoyadas por GLAAD. Por ejemplo, el nuevo cine queer que emergió durante los últimos años de los 80 y la primera parte de la década de los 90 se distinguía, entre muchas otras características, por sus temas controversiales y sus personajes desafiantes que no estaban interesados en las limitaciones impuestas tanto por la heteronormatividad como por la homonormatividad. Los putos indigentes de My Own Private Idaho (Dir. Gus Van Sant, 1991), los amantes asesinos de Swoon (Dir. Tom Kalin, 1993), el rey soberbio y vengativo de Edward II (Dir. Derek Jarman, 1991) así como la pareja gay seropositiva de criminales en The Living End (Dir. Gregg Araki, 1992), constituyen algunos de los personajes más reconocibles de este periodo. Los mismos retan abiertamente los modelos tradicionales del juicio, la sociabilidad y la respetabilidad. De hecho, el filme de Araki anuncia abiertamente en sus créditos iniciales —así como en los materiales de publicidad— que la misma es una “película irresponsable.”
Las películas de los cineastas John Waters, Pedro Almodóvar, Pier Paolo Pasolini y Rainer Werner Fassbinder, entre otros, ya demostraban actitudes rebeldes y provocadoras en sus cuestionamientos enfáticos sobre los modos de pensar y existir considerados aceptables y apropiados dentro de la heteronormatividad. Sin embargo, estos trabajos no tenían un contexto histórico definido y unificador como el nuevo cine queer. La aparición del VIH y el SIDA precipitaron una crisis devastadora que le costó la vida a miles de personas y provocó cambios existenciales y ontológicos, no solo en la constitución de las identidades y las comunidades lgbt, sino también en el imaginario sexual global. Interesantemente, este contexto llevó a dos directores canadienses a explorar en sus trabajos diferentes articulaciones de la sexualidad desde perspectivas totalmente distintas.
Por un lado, tenemos a Bruce LaBruce, realizador de películas de presupuesto minúsculo las cuales no abordan en lo absoluto la presencia del VIH o el SIDA. Sin embargo, este enfant terrible sí explora atrevidamente aspectos radicales de la sexualidad en filmes como No Skin Off My Ass (1991), Super 8½ (1994), Skin Flick (1999), The Raspberry Reich (2004) y Otto; or, Up with Dead People (2008). Los mismos exponen las limitaciones impuestas por la normatividad en muchas de las prácticas y las subjetividades existentes dentro de nuestro inconsciente colectivo. Además, LaBruce incorpora personajes desagradables y polémicos (e.g., zombis, supremacistas blancos) así como hábitos tradicionalmente denominados abyectos (e.g., la necrofilia, la gerontofilia, el fetichismo, el deseo erótico basado en el autodesprecio y el racismo internalizado, etc.) en sus narraciones donde la perversión funge como el eje principal. Por cierto, las posiciones extremas y polémicas de LaBruce hacen que su trabajo no sea reconocido por organizaciones más tradicionales y conservadoras como GLAAD. En “Picking a Bone,” una columna para la prestigiosa revista británica Sight and Sound, LaBruce explica su resentimiento hacia “los intentos patéticos de organizaciones sin sentido del humor como GLAAD por regular y controlar la representación gay” (31). Para él, GLAAD es una “organización adusta y cuasi-estalinista” (31).
John Greyson se encuentra en el otro lado del espectro de su compatriota LaBruce. El ímpetu principal que impulsa sus documentales, películas de ficción y videos experimentales lo es el intento de desenmascarar las desigualdades sociales que abaten a las comunidades lgbt, especialmente en un mundo donde el VIH y el SIDA son tan omnipresentes. Durante el final de los 1980s, Greyson realizó The AIDS Epidemic (1986) y The World Is Sick [sic] (1989), videos de corte activista que buscaban tanto crear consciencia sobre el VIH y el SIDA como atacar las ideas erróneas que existían sobre el virus. Hace 20 años estrenó Zero Patience (1993), su meditación musical sobre Gaetan Dugas, el azafato franco-canadiense que fue acusado de traer el SIDA a América del Norte.
El largometraje documental de corte operático Fig Trees se estrenó en 2009. En el mismo, Greyson explora la lucha de dos activistas del SIDA, Tim McCaskell (de Toronto, Canadá) y Zackie Achmat (de Ciudad del Cabo, Sudáfrica), en su lucha por hacer más accesibles los medicamentos para el tratamiento del VIH en Sudáfrica. A pesar de que las películas de Greyson son bien conocidas en Canadá, es muy difícil verlas fuera de los circuitos de festivales de cine lgbt. Como Harry M. Benshoff y Sean Griffin explican en su libro Queer Images: “la complejidad de la obra de Greyson, así como su deseo de explorar temas que son a menudo incómodos, incluso para algunos públicos gays, parece asustar a los distribuidores de películas en los Estados Unidos” (234).
La insistencia de Greyson en hacer evidentes las consecuencias nefastas que el VIH y el SIDA todavía tienen en nuestro mundo es admirable, sobre todo porque muchas organizaciones lgbt actualmente han enfocado su energía en abogar por otras causas como el matrimonio gay y la adopción gay. Aunque estas dos causas también son meritorias, el aumento en la incidencia del VIH y el SIDA indican que no podemos quedarnos de brazos cruzados y tenemos que seguir luchando por eliminar este mal. Sin embargo, el compromiso político de Greyson y la noción de la responsabilidad que él representa van más allá de lo que podemos ver proyectado en la pantalla de cine, de la televisión o de la computadora. Su búsqueda infatigable por la paz y la justicia lo han llevado a manifestar su conciencia ética y humanista de otras maneras. Por ejemplo, en septiembre de 2009, Greyson retiró su corto Covered del Festival Internacional de Cine de Toronto (TIFF) en protesta por el foco de atención que la ciudad de Tel Aviv tenía en dicho evento.
En agosto de este año, Greyson fue detenido injustamente durante 51 días en la notoria cárcel Tora en Egipto. Greyson iba de camino a la Ciudad de Gaza donde documentaria el trabajo que su compatriota, el doctor Tarek Loubani, realiza en el programa de enseñanza y capacitación en el hospital Al-Shifa. Como Jesse Rosenfeld explica, ambos hombres “fueron capturados en un arresto masivo llevado a cabo por las fuerzas de seguridad el 16 de agosto y fueron detenidos sin cargos, mientras que sus abogados y diplomáticos canadienses lucharon para liberarlos.” Luego de mucha presión internacional –precipitada en parte por la huelga de hambre que los canadienses emprendieron al mes de su encarcelación—Greyson y Tarek fueron liberados de Tora el domingo 6 de octubre y pudieron salir de Egipto el viernes 11 de octubre. En su entrevista con Rosenfeld podemos ver que para Greyson es crucial continuar luchando para detener y erradicar las violaciones a los derechos humanos que se cometen en lugares como la cárcel Tora. Esta noción de la solidaridad y de la responsabilidad que tenemos los unos con los otros no importa el contexto en el que nos encontremos, también es evidente en el corto video que ambos hombres hicieran en Egipto luego de su excarcelación. Las últimas palabras que pronuncia son: “our thoughts are still with the prisoners and their families who are inside”.
Trabajos citados:
Benshoff, Harry M. y Sean Griffin. Queer Images: A History of Gay and Lesbian Film in America. Lanham: Rowman & Littlefield Publishers, Inc., 2006. Print.
GLAAD. 2013 Studio Responsibility Index. 2013. Print.
“John Greyson.” Wikipedia: The Free Encyclopedia. Wikimedia Foundation Inc. 11 October 2013. Online.
Kilday, Gregg. “GLAAD Unveils First Studio Ranking of Gay Characters in Film.” Hollywood Reporter. 21 August 2013. Online.
Knegt. Peter. “Why Don’t LGBT Movies Make Money at the Box Office Anymore?” IndieWire 14 August 2013. Online.
LaBruce, Bruce. “Picking a Bone.” Sight and Sound 5.3 (March 1995): 31. Print.
Rosenfeld, Jesse. “Interview with Canadian Filmmaker John Greyson Following His Release from Cairo’s Tora Prison.” The Daily Beast. 11 October 2013. Online.