Puerto Rico en Peligro
I. Guerra Fría y supresión de libre expresión
Como preámbulo a mi educación universitaria en la Universidad de Puerto Rico cursé mi escuela superior en la UHS (“University High School”). Mis maestros habían dedicado su vida a la enseñanza. Muchos de ellos, por su prolongado historial magisterial, eran considerados instituciones de por sí y estar en sus salones de clase era algo especial. Más que nada los recuerdo porque aprendimos a razonar, a tener juicio y a ser lógicos.
En la UHS se valoraba la discusión en clase que muchísimas veces continuaba en los grupos que espontáneamente se formaban en los pasillos y en los bancos del patio bajo los árboles que allí crecían. Las opiniones basadas en razonamiento eran apreciadas. Practicábamos inteligentemente y sin saberlo la libre expresión, concepto que habíamos aprendido en las clases preparatorias antes de llegar a esta escuela. Pesaba sobre nosotros, sin embargo, algo que no controlábamos. Eran los primeros años cincuenta, la guerra fría estaba en pleno auge y la ley de la mordaza regía silenciosamente. Para muchos, lo que equivalía a supresión del derecho a expresarse, era causa de persecución y hostigamiento.
Simpatías, por exiguas que fueran, hacia la independencia y nuestra bandera por un lado, y, por otro, de todo lo que oliera a Rusia y su sistema de gobierno socialista-comunista se veía con sospechas porque, según se decía, la amenaza más perniciosa en el mundo era el comunismo. Iba a arropar el globo y un régimen totalitario como el del sóviet nos haría esclavos de una ideología contraria a nuestras creencias cristianas y económicas. El soviet había bajado lo que Churchill llamó la cortina de hierro, había construido una pared que dividía Berlín en un lado comunista y otro heterogéneo, y el mundo vivía en constante agite por la posibilidad de una hecatombe nuclear. Salía también a relucir la supresión de la religión en la Unión de Repúblicas Socialistas Rusas (URSR) y la amenaza del comunismo de Mao que no tardó mucho en asociarse con la invasión de Corea del Sur por la República de Corea del Norte, haciéndole patente a muchos que la amenaza tenía gran capacidad bélica. Peor, la guerra en la antigua Indochina (Vietnam) y el triunfo de la revolución cubana se apoderaría paulatinamente del Asia sudoriental la primera, y, del Caribe y la América Latina, la segunda. El mundo caería en el abismo. Puerto Rico estaba en peligro.
II. Comunismo en el Hemisferio
Fue intensa la cacería de brujas que se desató en los Estados Unidos bajo el liderato del senador McCarthy y otros con ayuda del FBI. En toda América Latina la CIA, junto a los gobiernos de derecha, quisieron purgar los países de comunistas e intelectuales que albergaban en sus cerebros ideas que los acercaban al socialismo y al comunismo. Aquí el nacionalismo y el independentismo se proscribieron. Esas dos palabras junto a socialista-comunista, lanzadas como dardos contra alguien, podían causar un daño incalculable y creaban sospechas que podían arruinar vidas y carreras. Era para salvar a Puerto Rico del peligro.
Pero es verdad que el tiempo todo lo cura y se llevó consigo la ley de la mordaza, a Mao, la amenaza del dominio comunista en el Asia sudoriental. También mostró la debilitación del comunismo cubano que iba arropar el Caribe y la América Latina, y trajo la caída de la muralla de Berlín y la disolución de la URSR. A pesar de eso, para muchos, en pleno siglo XXI, el comunismo y el socialismo siguen siendo una amenaza que asecha detrás de cualquier idea, pensamiento, inclinación, programa o campaña que sea “social” o “comunitaria”, porque ahí se esconde el germen del antiguo comunismo que tan cruel ha sido. Eso sorprende porque en Europa y en nuestro hemisferio la amenaza mayor para los que apreciamos las libertades es el resurgimiento de un derechismo que huele demasiado a fascismo con aromas nazis.
III. Derecha o izquierda
En la URSR no había libertad de expresión, ni libertad de religión. El arte estaba supeditado al gobierno y era el estado quien dictaminaba qué expresión era la propia del artista y cómo la expresaba. Los intelectuales eran perseguidos y aniquilados. Pasó así también en China con Mao y con Pot Pol en Camboya y, sin duda, en Cuba. Pero hay que entender que la situación no fue muy distinta a la de la Alemania Nazi, un régimen de ultra derecha que entendía que si la expresión de un artista plástico no estaba de acuerdo con los “valores” del régimen el arte era “degenerado”. Así ha sido en todas las dictaduras de derecha en las que, además de los otros ogros que viven en su cuevas, existen maldades que comparten con las dictaduras de izquierda: xenofobia, racismo, prejuicio, supresión de la prensa y la libertad de expresión, nacionalismo y persecución de etnias, y un largo etcétera.
Sí hay una gran distinción entre las dictaduras de derecha e izquierda. Consiste en la creencia derechista que la religión que practica es la única que existe. Esta usualmente tiene como cabeza divina un dios castigador que está en contra de los que piensan o son distintos. Además, ese dios protege a los que comenten crímenes si están perpetrados a nombre del bienestar nacional, particularmente si son cometidos para evitar que las ideas de izquierda tomen control sobre los incautos que comparen el territorio.
IV. Liberales de izquierda
No debe sorprender que los términos “de izquierda” y “liberal” se usen hoy como insultos contra los que piensan que todo ser en el mundo tiene valor propio, que hay que proteger el ecosistema, que la gente tiene derecho a expresarse y a practicar la religión que desee, que la pobreza hay que combatirla educando al pueblo, y que hay que asegurar que todos los ciudadanos tengan acceso a servicios de salud de costos razonables. Estar en contra del capitalismo desenfrenado y sus trucos, el neoliberalismo y la globalización, que las más de las veces no es otra cosa que la explotación de otros países (el que se cree que el coloniaje terminó, que lo piense bien), es ser “comunista”. Creer que debe de haber trabajo para los que poco o nada tienen y que estos tengan derecho a buena salud y buena calidad de vida es para muchos igual a las practicas estalinistas de los años 20 al 40 del pasado siglo. Hay quienes señalan que las personas que en Puerto Rico comulgan con el liberalismo y el independentismo quieren convertir la isla en “una república socialista-comunista como Cuba o la Venezuela chavista”.
Ese salto non-sequitur, esa “lógica” fatula no hubiera durado dos minutos en la discusión bajo el palito que más cerca quedaba de la biblioteca en la UHS. Se hubiera considerado indigna de un alumno. Pero si era una opinión, por absurda que fuera, se hubiera clasificado como libre expresión. Sin embargo, ¿por qué no podría, Puerto Rico, convertirse en una república socialdemócrata como las de Escandinavia (con sus obvias diferencias, por supuesto) que asegure el bienestar de sus ciudadanos? Y si hay lazos de amistad y de pensamiento con personas ilustradas como algunos senadores y representantes que quieren el bienestar de las minorías suprimidas en EE.UU. y aquí, ¿por qué no buscar su ayuda para terminar la invasión que sufrimos y estrechar los lazos que nos convengan con la nación norteamericana? ¿No es eso mucho mejor que el peligro de ser asimilados y ser transformados en el más pobre estado de una nación cuya deuda está en gran parte en manos de los chinos comunistas? Definitivamente, Puerto Rico está en peligro.
V. Nación de derecha
Es curioso que la nación que ocupó a Puerto Rico en 1898 y que ha estado saqueando la isla desde entonces, ha dejado de ser “the home of the brave and the land of the free”. A los “braves” los masacraron hace tiempo y los arrinconaron en las “reservas” indígenas, un eufemismo para una especie de campo de concentración que sustituye las tierras que les han robado a los verdaderos nativos. Los “free” no incluye a la gente de color y a muchos emigrados, que son etiquetados, marcados y abusados. Entre la gente de color se encuentran los latinos. En otras palabras, estamos nosotros. Además, luego de la caída de la muralla de Berlín, el gobierno de los EE.UU. quiere construir una entre México y Tejas para evitar que los “brown” se pasen a su antiguo territorio.
Esa nación que se declara “la democracia más grande en la historia” está ahora regida por un gobierno que tiene muchas semejanzas con el que existió en Alemania en los años 30 y 40 del siglo pasado. Y con la de Stalin, Perón, Trujillo, Mao, y Pol Pot. Un gobierno que lleva una campaña difamatoria contra la prensa y ha hecho dudar de la veracidad de las noticias legítimas que circulan. Lo ha logrado a través de su líder que, entre otras cosas, se inventó la falsa noticia de que el presidente Barack Obama no era ciudadano legítimo de los Estados Unidos. El gobierno de ahora resulta ser un apéndice del capitalismo. Por ejemplo, si hay que destruir el ambiente, y con él flora y fauna para que algunos hagan dinero, pues adelante. Hay también que evitar que los musulmanes entren al país, pues son terroristas. Esto a pesar de que la mayoría de los actos de violencia y terrorismo en EE.UU. han sido llevados a cabo por norteamericanos blancos.
La reforma fiscal ha conseguido saquear las arcas de Medicare, dinero que paga el trabajador, para darles a los ricos recortes masivos en sus impuestos. Ha disminuido las servicios médicos a personas retiradas o a los que no tiene la capacidad para pagar las altas primas. Le ha añadido a Puerto Rico unos impuestos onerosos que empeorarán la deuda nacional y que fue creada por gastos innecesarios y de poco sentido fiscal con la complicidad de Wall Street. Es una movida para que los ricos se hagan más ricos y los pobres más pobres.
¿Es a esa nación abusadora a la que queremos unirnos? ¿Qué resulta ser más inescrupuloso, reclamar nuestros derechos o doblegarnos a un gobierno local sin conocimientos ni experiencia que hoy día quiere la anexión como estado de la federación norteamericana a pesar de los insultos y el desdén con que los tratan?
Con la deuda ya existente, estas movidas económicas ponen a Puerto Rico en más peligro de lo que jamás ha estado. Nunca en la historia ha hecho un puñado de políticos tanto mal al pueblo y a su patria traicionada.
VI. Supresión de candidatos
Vivimos en una democracia, sin embargo, hay quien llama a suprimir a la alcaldesa de San Juan en su intento de aspirar a la gobernación de Puerto Rico. Como opinión individual, el que lo hace tiene perfecto derecho a hacerlo. No tiene, sin embargo, el derecho a mentir y a exagerar las intenciones de una candidata que no ha expresado qué tiene en mente para una campaña, porque no la está haciendo.
Se ha dicho que la alcaldesa es “inescrupulosa” y que “usa sin escrúpulos el presupuesto de San Juan” para adelantar su candidatura (a gobernadora), lo que de ser cierto sería un delito. ¿Qué pruebas existen para decir esto?; ¿quién es el inescrupuloso? ¿No será la persona que reclama que el presente gobierno es “viable y vigoroso y que hay que dejar que siga gobernando en el próximo cuatrienio? Nadie, excepto los que sufren de alucinaciones y que quieren favores con el presente gobierno inepto, pueden ni tan siquiera pensar tan absurda idea.
Esa idea, sin embargo, llama a que rechacemos como candidata (faltan dos largos años para candidaturas) a la alcaldesa de San Juan porque tiene amigos liberales, independentistas, socialistas e “izquierdosos”. Por estar ligado, antes de que se convirtiera al anexionismo, a un partido que fundó un liberal, independista, socialista e “izquierdoso”, el autor del artículo en la prensa que enjuicia a la alcaldesa pueda dar gracias que puede firmar sus artículos como expresidente de la UPR.
No cabe duda: Puerto Rico peligra.