“Pupa” Trabal Rivera en la recordación del Cerro de los Mártires
Lectura realizada en los tradicionales Actos de Recordación de los asesinatos de Carlos Soto Arriví y Arnaldo Dario Rosado en el Cerro de los Mártires en Villalba. La edición número 40 fue dedicada a la figura de doña Providencia «Pupa» Trabal.
Según la definición que presenta el diccionario consultado, una semblanza es “la descripción física o moral de una persona, generalmente acompañada de una breve historia de su vida.” Dado que lo físico, incluyendo datos biográficos y otros, son a nuestro juicio, accidentes en la vida de una persona, en la semblanza que se nos asigna presentar en estos actos, nos referiremos a una descripción moral. Existen diferentes tipos de moral: la moral social, moral individual, moral histórica, entre otras. En esta semblanza queremos presentar un tipo de moral muy especial: la moral patriótica.Han sido y siguen siendo muchas, muchas las mujeres cuyos actos de vida han sido fundamentales en la lucha por la independencia de Puerto Rico. No en la retaguardia, no al margen, no como compañeras o esposas, no como aliadas, sino como protagonistas en el frente de lucha, poniendo de frente el pecho como escudo ante las armas y el ataque del opresor. Muchas mujeres, grandes mujeres.
Hoy, en este acto de recordación de dos mártires de la lucha, Arnaldo Darío Rosado y Carlos Soto Arriví, nos referiremos a una de esas grandes mujeres: Providencia Trabal Rivera, nuestra Pupa, héroe dentro de la lucha nacionalista en Puerto Rico.
Su compañero de vida y lucha, Néstor Nazario Grillo, la describió como “una mujer noble, decidida y valiente.” La vida de Pupa Trabal, desde que a temprana edad decidió asumir la moral patriótica, estuvo matizada por una persecución, vigilancia y acusaciones infundadas por las fuerzas represivas del poder colonial, continua y constantemente por más de veinte años. Asumió esa moral patriótica por convicción propia, no por accidente, estudiando las razones y asumiendo las consecuencias.
Para que tengan un ejemplo de esa persecución y vigilancia, permítannos citar un informe de la policía de Puerto Rico que aparece en una de sus carpetas de independentista y nacionalista. “El 29 de julio de 1956 asistió a la Asamblea del Partido Independentista Puertorriqueño que se celebró en el teatro San Rafael de Mayagüez. En esta asamblea se seleccionarían los candidatos que representarían al partido en las próximas elecciones. El 30 de enero de 1959, en el periódico El Imparcial apareció un artículo sobre la celebración de principios del comité organizador del Movimiento Pro Independencia. Ella fue uno de los firmantes. El 17 de junio de 1959 se celebró una reunión de separatistas en su residencia en Mayagüez y también el 24 de julio de 1959. El 7 de agosto, también en su residencia, se celebró una reunión de nacionalistas. Y así, consecutivamente, el 19 y el 28 de agosto, el 4, el 11, el 18 y el 25 de septiembre, el 2, el 9, 16, 23 y 30 de octubre. Durante todo ese tiempo estuvieron celebrándose reuniones de separatistas en su residencia. Para ese tiempo vivía en el #11 de la calle San Vicente.”
Ese informe fue más extenso de lo que aquí citamos y uno entre cientos de informes distribuidos en sus siete carpetas. Así, a través de su vida, la policía fue escribiendo un diario de sus actividades dentro de la lucha por la independencia de Puerto Rico. Nos hizo un gran favor la policía. Nos dejaron descrita en sus carpetas la moral patriótica de Pupa Trabal. Gracias por eso. A un investigador del Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe se le hubiera hecho muy difícil, sino imposible, crear ese documento de tanto valor histórico y patriótico.
Cuando el editor de sus memorias la visitó por primera vez en su casa de Guavate, para comenzar una entrevista, la encontró en el balcón mirando a lo lejos. “Hola, Pupa. ¿Qué miras?, le preguntó. Hola mi’jo. Miro esa inmensa bandera que flota en el pico de esa loma, porque en esa inmensa bandera está escrita toda mi vida.” Esa reflexión, esa convicción , es otra gran señal de su moral patriótica.
Cuando en la escuela ponían todas las mañanas el himno norteamericano y exponían la bandera del imperio para que los estudiantes le mostraran respeto, Pupa se negaba rotundamente y peleaba con sus compañeros cuando se levantaban a saludar aquel himno y aquella bandera. “A esa edad que yo tenía, imagínate, no hubo forma, nunca, de que yo me pusiera de pie para saludar esa bandera.” Moral patriótica.
“No es fácil ser independentista. Es fácil ser de los malos, de los corruptos, de los politiqueros. Pero no es fácil ser de los buenos, de los que luchan por los derechos de los desposeídos. No es fácil ser de los que están a favor de los pobres, de los trabajadores. Es ahí donde yo he estado siempre y estaré hasta que me muera, con los buenos. Pero los que tienen el poder no perdonan eso, no perdonan los retos, los enfrentamientos, las confrontaciones con la realidad, con la verdad. Quieren que tú estés sometido a sus partidos, a sus estructuras, a sus intereses. Cuando estás en contra de los malos y a favor de los buenos pagas las consecuencias, pero salvas tu dignidad, tu integridad, tu honra.” Nos dice Pupa Trabal desde su moral patriótica.
Las dos vidas de Pupa, la vida familiar, personal y la vida política, la de la lucha por la independencia de su Patria, han sido muy difíciles. Las dos le han dado bien duro. Pero ella sigue ahí, muy feliz y satisfecha. “La historia ha demostrado quienes son los malos. La mayoría del pueblo sigue creyendo en ellos, eso es cierto. Lo demuestran los resultados de las elecciones. Pero, sin duda, hoy podemos identificar con nombres y apellidos a los corruptos y a los pillos del gobierno, a los narcopolíticos que se pagan sus campañas con dinero del narcotráfico. Podemos identificar a los que le robaron millones a los enfermos de SIDA, a los asesinos del Cerro Maravilla, a los que se robaron los millones en el superacueducto. ¿Quiénes son? Independentistas no son. Nosotros somos gente decente, seria, responsable. Perfectos no somos, también somos pecadores, pero luchamos por las causas justas, representantes de valores tan grandes como la libertad, la justicia y la igualdad de los seres humanos. A la edad que tengo, después de haber pasado por ese camino tan largo y tan tortuoso, sigo siendo Pupa, no me cambiaría nada. Y como yo sé cómo siento, cómo pienso, cómo vivo, cómo he sido en mi vida, cómo he tratado a mi gente, no tengo por qué arrepentirme de nada.” Eso nos apunta Pupa en sus memorias.
“La gente sabe quién es Alejo Maldonado, quiénes son Freddy Valentín, Misla Aldarondo y Granados Navedo. El pueblo sabe quién es Romero Barceló, quién es Pedro Roselló y toda su pandilla de ladrones. Pero sabe también quién es Pupa, y pueden establecer la diferencia. Saben que Pupa, esta Pupa que tú vez aquí, es una mujer carpeteada, pero es una mujer con mucha dignidad.”
Pupa sigue aquí, con nosotros, vivita y coleando, con la frente bien en alto y más independentista que nunca. Al fin y al cabo, la victoria ha sido de ella, los venció a todos. Eso, compañeros y compañeras, se llama moral patriótica.
Antes de terminar, quiero citar lo siguiente de un informe de la policía en un turno de vigilancia:
“12:40 a.m. La vigilada se levantó de donde se encontraba sentada señalando hacia donde yo me encontraba me gritó: Me voy a acostar, que pases buenas noches. Se introdujo en la residencia y cerró la puerta.”
La Nación se hizo mujer,
La mujer se hizo Nación
Y con esa devoción
Ambas pudieron crecer.
Tirando piedras al río
Una niña en un balcón
Proyectaba en su emoción
Ese poderoso brío.
San Felipe, desafío
De huracanado poder
Selló la fuerza en el ser
De aquella niña, y creció,
En Patria se convirtió,
La Nación se hizo mujer.
De esa fuerza huracanada
Su sangre se alimentó
Y como río creció
Esa sangre acelerada.
El rayo de su mirada
Se hizo rayo de pasión.
Su estrella fue la visión
De un triángulo en su bandera;
Como de tres razas era,
La mujer se hizo Nación.
La lucha fue su destino,
Lo selló aquel río bravo,
Porque nació en pueblo esclavo
Le fue marcado su sino.
Contra el imperio asesino
Salió con rabia y tesón,
Firme en la revolución
Que la conciencia imponía,
Firme, con sangre bravía,
Y con esa devoción.
Qué grande esa Providencia
Que hoy es Patria y es poesía,
Nos da la sabiduría
Que se nos hace conciencia.
Providencial en la esencia,
En el principio, el deber,
Nos da desde ese saber
Una nítida lección
Porque mujer y Nación,
Ambas pudieron crecer.