¿Qué culpa tengo yo de ser tan irresistible?
Soy hijo de Cupido;
Ya lo dijo Nicolasa:
Cuando salgo de mi casa
Me quedo muy sorprendido.
Soy amado y muy querido,
Pues encuentro admisible
Que me hallen bien comible
Si les bailo un leró,
Pues, ¿qué culpa tengo yo
de ser tan irresistible?
¿Por qué soy tan popular
Con el género opuesto?
No puedo estar tan molesto
Si me quieren abrazar.
Que me deje adorar
Me parece muy plausible,
¿deseable? ¿irrepetible?
¿Qué me dice Ña Margó?
Pues, ¿qué culpa tengo yo
de ser tan irresistible?
Que mi encanto admirable,
Apolíneo y divino,
Me haga tan bello y fino,
Sobre todo masticable.
Presumido pero amable,
Admirable, apetecible,
Amistoso y accesible;
Usted no se equivocó,
Pues, ¿qué culpa tengo yo
de ser tan irresistible?
Si me encuentran admirable
Cual un ídolo de antaño;
Aunque pasen muchos años
Soy mullido y apretable.
Admirado y deseable,
¿Te parece increíble?
Enchilado y muy comible
Si les bailo un fotró,
Pues, ¿qué culpa tengo yo
de ser tan irresistible?
Ni es cuestión de moral
Ni tampoco de la ética;
Es más la herencia genética
Que jamás es cosa igual.
Para colmo de mi mal
Soy masticable y comible,
Codiciable y muy mordible.
¿Alardoso? Digo: ¡no!
Pues, ¿qué culpa tengo yo
de ser tan irresistible?