Quince minutos antes
Quince minutos antes
de la hora de almuerzo
el cursor desinfló su incubadora
provocando un cortocircuito
en el salón de conferencia.
Al silenciar los retrovisores
la impresora publicó
en ambos lados del papel
su carta de renuncia
ennegreciendo militantemente
los espacios en blanco
que la vida no le devolvería.
Los desayunos corporativos
le causaban estreñimiento,
las discusiones de política
no eran permitidas en áreas laborables
aunque prefería cortarse el ombligo
con tal de no pegar el bumper sticker
¿dónde estaríamos sin ella?
El futuro le parecía inmóvil
cuando el tapón y la decadencia
se filtraban por los conductos de aire en el centro de llamadas.
Los intercambios de regalos
le hacían recordar
que la explotación y la afinidad
por el vago entretenimiento
están en cada evaluación mensual
y en los chismes faranduleros
que se almuerzan frente al televisor
durante la hora del recreo.