Refuse politics with Ivelisse Jiménez! ¡Rehúsa la política con Ivelisse Jiménez!
No nos limitemos a una lectura respetuosamente formalista de la obra de Ivelisse Jiménez. Claro que podemos alabar el rigor de su abstracción y el ingenio y sofisticación de sus exploraciones del espacio y la materialidad. Pero su obra es también política, pese—o debido—a su tendencia a REhUSAR.
For those of us finding our way as socially engaged artists and writers in Puerto Rico in the 1980s and 1990s, the shadow of the previous decades loomed large. Of course, as a U.S. colony, Puerto Rico had its spillover of self-indulgent Baby-Boomer-centric genealogies of The Sixties and The Seventies. At the same time, the island’s avant-garde art world had been dominated by left-nationalist palante power and the art needed to reflect la lucha, the struggle. So a first REfUSING in Jiménez’s work seems linked to abstraction, which is always tricky in such ideological contexts, given the need to “represent” the struggle. REfUSING to represent.
A los que nos abríamos camino en el arte y la escritura en el Puerto Rico de los 1980s y 1990s, nos pesaba la sombra de las década previa. Claro que, como colonia de los EEUU, Puerto Rico absorbía ciertas genealogías Beibi-Búmer-céntricas de los Sesenta y los Setenta. A su vez, la vanguardia artística de la isla era en gran parte provincia de la izquierda nacionalista y su palante-ismo, o sea que el arte tenía que reflejar la lucha. Entonces, cuando hablamos de un REhUSAR en el arte de Jiménez hay que meterle el diente primero que nada al problema de la abstracción, hueso tan duro de roer en contextos ideológicos donde se espera que el arte “represente” a esa lucha. REhUSAR la representación.
Having seen Jiménez’s gorgeous and accomplished early work in figurative painting, drawing, and even sculpture, her REfUSING seems mightier still. It is also about process and self-awareness (I’m thinking of the conciencia Gloria Anzaldúa wrote about, which is always the grounding for a politics). Those 1980s and 1990s were of course the heyday of big-T Theory, which reminded us en la isla that political transformation required new ways of thinking, perceiving, and feeling, new modes of desire and embodiment. New ways beyond a nationalist avant-garde scene that was (and aren’t they all?) largely and sometimes toxically male. Whatever issues one might have (cue the critique of “identity politics” every bit as boring and facile as the identitarian art it critiques), the struggle was and is real for women (and other Other) artists. And what is the alternative? Self-figuration, the cliché that overdetermines women artists (and a trope that still frames the reception to artists as essential as Myrna Báez). This added burden becomes in Jiménez’s work another site of strategic REfUSING.
Me consta que la destacada y hermosa obra temprana de Jiménez abordaba la pintura figurativa, el dibujo e incluso la escultura. ¿Cómo leer su REhUSAR todo eso? Se trata también de un proceso y una auto-conciencia (como la conciencia que para Gloria Anzaldúa anima a la política). Los ochenta y noventa en Puerto Rico fueron las décadas de la Teoría-con-T-mayúscula, la cual nos recalcaba que para la transformación política hacían falta nuevas formas de pensar, percibir y sentir, de desear y habitar el cuerpo. Nuevas formas más allá de una escena de vanguardia nacionalista fundamentalmente macharrana (¿acaso no todas lo son?). Es que por más problemático que suene (y aléjense con sus críticas de la “política identitaria” tan aburridas y facilonas como el arte identitario que critican), siempre ha sido una lucha para las mujeres (y lxs otrxs otrxs) en el arte. ¿Cuál es la alternativa? La auto-figuración, ese cliché que aún persigue a las artistas (tropo que hasta hoy enmarca la recepción a artistas de la talla de Myrna Báez). Cargar con este peso es otra cosa que el arte de Jiménez se atreve a REhUSAR.
Maybe Jiménez’s life in New York was (as with me and with so many artists before and since) about the struggle to rethink representation, to remap our lived and historical space, to retrace the broken/shifting memory (see Arcadio Díaz Quiñones) of colonialism and to make sense of misrepresentation. Sure, there was a diasporic context. Rafael Tufiño’s work had shown us that the struggles of the island and its diaspora were intimately connected and that art had a key role to play. Across New York and Philadelphia, Pepón Osorio’s work has long explored metonymies of home in ways that complicate U.S. and Puerto Rican national narratives. For Jiménez, though, REfUSING is defusing the all-too-familiar fireworks of art as a national family (fantasy?). Art is defamiliarizing. Her work is less about building bridges than about laying bare, bare life and all that, negative space, ya tú sabes.
Tal vez de eso se trató el periplo de Jiménez en Nueva York (análogo al mío y el de tantos de antaño y por venir): de la lucha por repensar la representación, por rehacer el mapa de nuestro espacio vivencial e histórico, por desandar y desatar la memoria rota colonial (véase Arcadio Díaz Quiñones) y hacerle frente a las representaciones falsas. Claro que había un contexto diaspórico. Ya la obra de Rafael Tufiño nos había mostrado que la isla y la diáspora estaban íntimamente conectadas y que el arte era un puente (y un obstáculo) crucial. Entre Nueva York y Filadelfia, la obra de Pepón Osorio ha explorado sutilmente las metonimias hogareñas, complicando así las narrativas nacionales de los EEUU y Puerto Rico. Para Jiménez, no obstante, REhUSAR es desactivar los estruendosos fuegos artificiales del arte como celebración de la gran familia (¿fantasía?) nacional. El arte desfamiliariza. La obra de Jiménez no se ocupa de tender puentes sino más bien de revelar, vida desnuda y todo eso, espacio negativo, ya tú sabes.
That’s what Jiménez’s work did for me. She was the first contemporary artist I saw in whose work abstraction “spoke” to me in a profound way, not just by looking cool or being challenging or formally interesting. Although we knew each other from Puerto Rico, it was in the beginning of my own New York City life in the late 1990s that we connected more deeply. I remember spontaneous yet wide-ranging subway conversations, me not wanting the ride to end as I began confessing. You see, I wanted to do something equally abstract but in poetry, to take language to the limits of representation, to perform REfUSING. At the time, I was still too beholden to the responsibility to say, to simply snapshotting “our condition” as Puerto Ricans, albeit through wordplay and experiment. As formally adventurous as it was, my early work wore its politics on its sleeve, with its citation of 1970s poets with enough 90s irony to keep my pragmatic distance. All the time, though, I was learning from Jiménez and getting lost in her work. Literally. Having no idea how to position myself against the work, which seemed to demand reverence and participation simultaneously. The little art criticism and theory I’d read didn’t seem to help. As cool, as it was, this was no post-puertorri abstraction? In Jiménez’s work I was at home being lost, like in New York City, where I was insider and outsider.
Así me afectó la obra de Jiménez. El suyo fue el primer arte abstracto contemporáneo que caló hondo en mí, que me pareció algo más que meramente cool o desafiante o formalmente interesante. Aunque ya nos conocíamos de Puerto Rico, fue al comienzo de mi vida en Nueva York, a fines de los 1990s, que conectamos de forma más profunda. Recuerdo conversaciones espontáneas y proteicas en el tren, y no querer llegar a la estación para terminar mi confesión. Sucede que yo quería hacer algo así de abstracto como lo de ella pero en poesía, llevar el lenguaje al límite de la representación, habitar ese REhUSAR. Pero para entonces todavía me pesaba mucho la responsabilidad de decir, de fotografiar nuestra “condición” boricua, si bien desde el juego con el lenguaje y el experimento poético. Si bien mi poesía temprana se atrevía a jugar con la forma, se regodeaba en su política, citando a los poetas del Setenta con suficiente ironía “noventosa” como para marcar cierta distancia pragmática. Y no obstante fui aprendiendo de Jiménez, perdiéndome en su obra. Literalmente. Sin saber cómo posicionarme ante sus piezas, que todas parecían exigir a la vez reverencia y espíritu participativo. Lo poco que había leído de crítica de arte de poco me sirvió. Lo de ella era cool, pero no era abstracción post-puertórrica. En la obra de Jiménez me sentía perdido y enraizado a la vez, como en Nueva York, ciudad donde soy turista y local simultáneamente.
It all seemed groundbreaking to me: the embodied take on abstract form, the textural meditation on seeing/not seeing/blurred vision, even the understated use of utilitarian or discarded materials (which reminded of how, when I was growing up, my grandma in PR made wizardly use of tape to fix and decorate just about everything, and more generally of the painful elegance of colonized bodies and their modes of creative survival—something the recent hurricanes have brought into even clearer focus). Soon enough, I would begin to see some of these characteristics of Jiménez’s work everywhere, like a gaudy reflection in the lights of the new Times Square, but by then Jiménez had disappeared and reappeared a few times.
Todo aquello me parecía innovador: la abstracción desde el cuerpo, la textura como reflexión en torno a la visibilidad/invisibilidad/visión borrosa, incluso el uso sutil de materiales utilitarios, cotidianos o descartados (lo cual me acordaba a mi abuela en PR, arreglándolo y decorándolo todo con tape de toda índole, y en general de la dolorosa elegancia de los cuerpos colonizados y la creatividad con la que logran sobrevivir—algo que me quedó hasta más claro luego de los huracanes recientes.) Con el tiempo, llegaría a ver algunas de esas características de la obra de Jiménez por todas partes, como un reflejo chillón en las luces del nuevo Times Square, pero para entonces ya Jiménez se había ido y reaparecido varias veces.
For years, Jiménez has been back in Puerto Rico, REfUSING not just the art stardom toward which she seemed inexorably headed, but the way the game is played. Yes, she has headed San Juan’s famed Escuela de Artes Plásticas, struggling to keep the storied yet humble school afloat, but also spends most of her time on a farm in the tropical mountains, animals and all, about as far from art meccas as possible, and all this in a period when brutal neoliberal austerity politics and more recently the two hurricanes have decimated the island. I write this with the vaguely guilt-ridden solidarity of one who never came back, from my office at NYU, where Jiménez studied many years ago. One could not live through this period in Puerto Rico and not have it reflect in the work, and that is true even in the case of an artist like Jiménez, elegant in every way even as her work embraces the messy and unresolved.
Hace rato que Jiménez volvió a Puerto Rico, un REhUSAR no sólo la fama a la cual parecía inexorablemente destinada, sino también el jueguito del arte. Es verdad que ha dirigido la Escuela de Artes Plásticas en el Viejo San Juan, luchando por mantener a flote a esa humilde y legendaria institución, pero pasa la mayor parte de su tiempo en el campo, en una finca en la montaña, con animales y todo, muy lejos de las cosmópolis del arte, y en una época en que las brutales políticas de austeridad neoliberal y luego los huracanes han devastado a la isla. Compongo este texto no sin algo de esa solidaridad mezclada con sentimiento de culpa del que se fue y no regresó, en mi oficina en NYU, donde Jiménez estudió hace muchos años.
Sería imposible uno vivir esta época en la historia de Puerto Rico y que no se reflejara en su obra, incluso en el caso de Jiménez, cuyo arte, pese a toda su elegancia, se nutre del desorden y los cabos sueltos.
And so, maybe I’m over-reading, but I was struck by how her piece in progress at the Casa de los Contrafuertes in Old San Juan was neither fully against the massive walls of that colonial building but also not free-standing. There was enough space to know there was space but not enough space to move. It felt unresolved. It felt like Puerto Rico itself in 2018, one of those small places (see Jamaica Kincaid) that leads the ruminative mind to claustrophobia but also, increasingly, an empty space, as depopulation and the economic forces of neoliberal empire have hollowed it out. At the same time, juxtaposed against the massive stone walls of the Contrafuertes building, it had a damaged monumentality, akin to the aging buttresses of that building. Contrafuertes in fact means “buttresses” but also suggests the counterforces that will be necessary for a place like Puerto Rico to survive and heal, art chief among them. The creative impulse is, Jiménez’s work reminds me, such a counterforce.
Y pues tal vez exagero, pero me chocó ver la pieza que trabajaba en la Casa de los Contrafuertes en el Viejo San Juan, pues no estaba ni del todo contra las paredes masivas de aquel edificio colonial ni claramente demarcada de las mismas. Había suficiente espacio como para darse cuenta del espacio pero no suficiente como para moverse. No parecía haber resolución posible. Se sentía como Puerto Rico en el 2018, uno de esos pequeños lugares (véase Jamaica Kincaid) que agobia a la mente e incita a la claustrofobia pero también, y cada vez más, un espacio vacío, un paisaje despoblado y ahuecado por las fuerzas económicas del imperio neoliberal. No obstante, yuxtapuesta contra los muros masivos, la pieza tenía a la vez cierta monumentalidad maltrecha, semejante a los contrafuertes de ese edificio antiguo. Le acabo de explicar al lector anglo que “Contrafuertes” no es sólo el nombre del edificio sino los refuerzos arquitectónicos del mismo. Aquí no escribo “buttress” porque casi rima con “buitres”, como los fondos buitre que acechan la carroña isleña. En ambos idiomas, invoco las contrafuerzas, fuerzas opositoras, o poetizarse, lo que hace falta para que un lugar como Puerto Rico sobreviva y sane, artimañas, el arte y su maña. Frente a la obra de Jiménez, me consta que el impulso creador puede ser esa fuerza contraria.
Largely inspired by Jiménez’s work, and upon her introducing me to the space and its tireless directors, artists and activists Charles Juhasz Alvarado and Ana Rosa Rivera, I did a durational performance for three nights at the Casa de los Contrafuertes, in August 2017, a few weeks before María hit. It was inspired by the many meanings and resonances of contrafuerte and it involved performative writing, poetic improvisation, and text and sound installation, much of it revolving around buttresses and counterforces, colonial histories and decolonial potentialities. Jiménez urged me on, and was my guest collaborator on the second night, when she worked on the piece up there now while also doing some (typically incredible) improvisational writing. I see the creative journey her work fueled in me, and her brilliant and generous collaborative spirit, as epitomizing the counterforces of art. And this leads me to REfUSING in a beautiful and generative sense: relinking.
En parte inspirado por la obra de Jiménez, y gracias a su iniciativa de presentarme a los directores de la Casa de los Contrafuertes, los incansables artistas y activistas Charles Juhasz Alvarado y Ana Rosa Rivera, hice un performance duracional de tres noches en la Casa de los Contrafuertes en agosto del 2017, unas pocas semanas antes del paso del huracán María. Se llamó CONTRAERTE y estuvo inspirado en los múltiples significados y resonancias de “contrafuerte”. Fue una mezcla de escritura performática, improvisación poética e instalación textual y sonora, con un sinnúmero de referencias a contrafuertes y contrafuerzas, a historias coloniales y potencialidades decoloniales. Jiménez me brindó ánimo y ayuda, y fue mi colaboradora invitada la segunda noche, cuando trabajó la pieza que se expone allí ahora e incluso se unió al performance y a la escritura improvisada (y como si eso fuera poco, el texto que improvisó le quedó típicamente brutal). Veo el periplo creativo que su obra generó en mí y la generosa lucidez de su espíritu colaborativo como epítomes de las contrafuerzas del arte. Y todo esto me lleva a REhUSAR en un sentido hermoso y regenerador, el yo “RE-hUSO” que hila y devana sin parar.
I am thinking of how relation for Édouard Glissant is always also relier (to retie or relink) but also an act of storytelling (relatar in Spanish). Likewise, Jiménez is REfUSING in the sense of the embodied assemblages she imagines but also in working across NY and PR, metropolis and colony, and allowing others like me to do so, to go in and out of community and even to challenge or betray community as needed, something tough for us from a forgotten island always wanting to be loved. To go about REfUSING community is sometimes to refuse it. To demand we complicate the vocabularies of shared embodiment. When I went to Puerto Rico this last time, I wanted healing, I was happy to see plants blooming at the Contrafuertes building, which survived and is thriving thanks to sheer luck and sweat equity. Jiménez’s work was tough in that sense: it was not healing, it magnified a fracture, like a crack running along one of those buttressed walls, but it also let me see a certain majesty in my own witnessing. To see with new eyes, as Romanticism (and Proust and countless other moderns) urged us. Yet also blind enough to see, as the title of one of Jiménez’s exhibits puts it (I’m reminded of the iconic Nuyorican poet and performer Pedro Pietri, an indelible influence on us both, and his begging can labeled “Please Help Me, I Can See”).
Pienso en como para Édouard Glissant la relation es un relier (un re-atar) pero también un relatar, como contar un cuento. Asimismo, lo de Jiménez es un REhUSAR en el sentido de los ensamblajes que imagina y encarna pero también en cuanto a trabajar entre NY y PR, metrópolis y colonia, permitiéndome y permitiéndonos la posibilidad de entrar y salir de comunidades e incluso de traicionar comunidades según sea necesario, algo que no se nos da fácil a la gente que venimos de una isla olvidada y que siempre queremos que nos quieran.
Pasárselas REhUSANDO comunidad para tal vez poder seguirle el cabo suelto a la misma y así ir RE-hUSANDO comunidad. Exigir que compliquemos los vocabularios del cuerpo compartido. Cuando fui a Puerto Rico hace unas semanas estaba buscando sanación, me alegraba ver las plantas florecer en la Casa de los Contrafuertes, que sobrevivió y ha estado echando para adelante con algo de suerte y mucho de sudor. En ese sentido la obra de Jiménez me dio duro: en vez de sanar, resaltaba la fractura, como una grieta a lo largo de esas paredes cubiertas de contrafuertes, y sin embargo le vi algo majestuoso a mi ser testigo de esa escena. Ver como si por vez primera, como dijera otrora el Romanticismo (y Proust y tantos otros modernos). Pero también lo suficientemente ciego como para ver, como lo pone Jiménez en el título de una exhibición suya (me acuerdo también del icónico poeta y performer nuyorican Pedro Pietri, tan querido nuestro, con su latita de mendigo que decía
“Please Help Me, I Can See”… pidiendo ayuda para el que puede ver).
Sure, Jiménez’s work emphasizes “materiality,” but partly to question its limits. There is no heart of the matter, no archive, no verifiability. There is enough to see (or not). In other words there is nothing. In other words there is everything. The tragedy is that meaning is unmeaning. The bliss that unmeaning is meaning. Pretty old-school, sure. Most of the art I return to is so in some way, even as it breaks all the rules. Most visual artists I’ve interacted with talk about their work in very specific or narrow ways, and/or uncomfortably. Jiménez talks about something else: literature, theory, politics, somebody else’s work. This is partly the modesty and generosity of art fandom/geekdom, and years spent teaching and mentoring. Still, Jiménez always seems to talk to me about her work in self-deprecating or euphemistic terms. Art is always other.
Claro, que la obra de Jiménez enfatiza la “materialidad” pero en parte para interrogar sus límites. No hay meollo del asunto ni archivo ni verificabilidad. Hay lo suficiente para ver (o no). O sea que nada. O sea que todo. La tragedia es que el significado es insignificante. La dicha es que el significado es insignificante. Bastante vieja-escuela, es claro. Como lo es de alguna manera la mayor parte del arte al que regreso, aunque rompa todas las reglas. La mayor parte de los artistas plásticos con quienes he interactuado habla de su obra en términos muy particulares y estrechos y/o con cierta incomodidad. Jiménez habla de otra cosa: literatura, teoría, política, la obra de otra persona. Parte de eso es la modestia y la generosidad de ser geek seguidora del arte y parte son los años enseñando y mentoreando. Igual, siento que Jiménez siempre me habla de su obra con cierto tono auto-crítico o eufemístico. El arte siempre es otro.
Finally, Jiménez’s art is REfUSING in the sense that it builds on the refuse, the detritus of the everyday. The Contrafuertes building was old and beat up, yet stately, and it was not going away, or might it? The tape Jiménez has affixed to its walls is also the red tape and bureaucracy it took to get the space from the bankrupt island government, its tangled history of occupations, and the overarching danger that it will soon be lost, whether to Bitcoin bros, vulture funds, Airbnb, ecocide, the ongoing ravages of disaster capitalism, or some combination of all these. Jiménez’s REfUSING politics is not just about materials: her language plays with sayings and quotes, recycling but also insisting on “REf USING” (referential using).
Por último, el arte de Jiménez’s REhUSA en cuanto REUSA los desechos, nos deja deshechos en el detritus cotidiano. El edificio de los Contrafuertes estaba viejo y algo venido a menos, pero tenía esa majestuosidad del que sabe que sobrevivirá. ¿Sobrevivirá? El montón de tape que Jiménez le puso en las paredes a ese edificio es también la maraña burocrática que permitió conseguir el espacio de un gobierno isleño en bancarrota, es el embrollo de siglos de asedio y el peligro inminente de que ya pronto se pierda el edificio, como botín para los pendejos del Bitcoin, los fondos buitre, el Airbnb, el ecocidio, los constantes estragos del capitalismo del desastre (¿el desastre del capitalismo?) o todas las anteriores. El REhUSAR de Jiménez no es sólo cuestión de materiales: su lenguaje juega con los dichos y las citas, reciclando pero también insistiendo sobre eso de “RE:hUSAR” (un usar referencial que nos implica a todxs como rehenes de USA).
We are far from the Parangolés of Hélio Oiticica, who sought out a queer/punk utopia in the shadow of dictatorship. Jiménez won’t be hosting the utopian picnic. Still, she brings something to the table. Refuse. Scraps. Particles for the birds of prey and sharks to eat, yes. But also as a reminder that our hands are dirty.
Estamos lejitos del Parangolés de Hélio Oiticica, quien apostaba a una utopía queer/punk bajo la sombra de la dictadura. Jiménez no será la anfitriona del picnic utópico. Pero su arte nos llena la mesa. Desechos. Trozos. Restos para que los tiburones y las aves de rapiña tengan qué comer, sí. Pero también nos recuerda que tenemos las manos sucias.
Intervalos, confines y territorios. Intervals, boundaries and territories. That is the title of Jiménez’s new show. I can only read about it on Facebook, and I’m struck by how an art that teases out new spacetimes and timespaces reaches me amid the data glut of global hegemony. I don’t know what that means. I think about erasing the sentence. Then I’m reminded of details from that piece at the Contrafuertes building…
Intervalos, confines y territorios. Así se llama la más reciente muestra de Jiménez. Sólo me entero del nombre por Facebook y me pregunto cómo es que un arte que apunta a nuevos espaciotiempos y tiempoespacios me llega entre la hegemonía global y su saturación informática. No tengo idea qué quiere decir eso. Pienso en borrar la oración. Entonces me voy acordando de detallitos de la pieza en la Casa de los Contrafuertes…
Large, yellow, plastic squares one on top of the other slightly overlapping and not flush. Vertical strips of some kind of tape. Sludgy. Industrial. As if caked with dirt and debris. The tips dissolve into deep blue smudges of paint, sometimes less deep. Somewhere in the bottom center between the longer strips there’s a small strip of transparent tape covering a smudge of indeterminate green. How luminous is it? Is it the reflection through the tape or the end-of-day light bleeding into the stairway? I see everything and nothing. Incidental and monumental. I’m aware of myself on the stairway, a transitional space. I step to one side and I notice the wall seems set back, like a portal somewhere. I step back, look up and see the beams in the ceiling. I wish I could say I become one with the space. That’s not it. The time of this writing is REfUSING unity. Somewhere between f U! and Sing!
Unos cuadradotes amarillos uno encima del otro pero yuxtapuestos de forma irregular. Tiras verticales de algún tipo de tape. Costroso. Industrial. Entre deshecho y desecho cual eco.
Las puntas devienen manchas de pintura color azul profundo, a veces no tan profundo.
Abajo en el medio por algún lado entre las tiras más grandes hay una tirita de tape translúcido cubriendo una mancha de un color verde indefinido. ¿De verdad es tan translúcido? ¿Será el reflejo por el tape o la luz del atardecer que se cuela por las escaleras?
Lo veo todo y no veo nada. Incidental y monumental. Me doy cuenta de mí mismo sobre ese espacio transicional que son las escaleras. Me muevo a un lado y me doy cuenta que la pared se ve bien profunda, como un portal a alguna parte. Me muevo para atrás, miro al techo y veo las vigas. Quisiera poder decir que me vuelvo unívoco a mi entorno. No es eso. Este momento en que escribo es un REhUSAR lo unívoco. La última oración no sé como traducirla y pues este texto se vuelve una meditación sobre la no-equivalencia: entre lenguas, cuerpos, colores, espacios, formas, deseos, desechos. Ya el mostro de Ostrow y ningún otro lo demostró: la obra de I.J. recalca “that experiences, perceptions, and language are not equivalencies” sino que mina los “gaps” no como la tienda ni la trastienda (atienda, usted) sino en su doble acepción de hueco (espacio) e intervalo/lapso (tiempo). Y en esa otra acepción de “grieta” como los “gaps” que pudo tener o no la Casa de los Contrafuertes (“gapaz” que me los inventé). Me entero por Instagram que la pieza esa de los Contrafuertes ya está finalizada y abierta al público y que (aquí mi prosa tropieza) se llama “Fuera de Registros.” Unregistered? Outside the Records? Demasiado literal mi traducción. [Paréntesis. Corchetes. I.J. me escribe y me aclara que se tradujo como “Off Register” y que “se refiere en parte también al grabado, donde las capas de color deben cuadrar ‘registrar’ y para componer la imagen se crea un registro.” ¡Qué ignorancia la mía! Estoy que no registro. Pero apuesto al color que graba. Siempre en capas. Sentimiento o sedimento que se escapa. Este arte no encaja pero de alguna manera cuadra. Esta escritura. En la poesía se supone que la imagen no se componga en capas. Para eso está la metáfora. Tal vez entonces esto sea prosa. Metonimia. Los contrafuertes por la casa. Grabar color. Recuerdo que trataron de son/sacar a la Casa de los Contrafuertes dizque para un Museo Nacional del Grabado y las Artes del Libro. Abajo la ciudad letrada del grabado y el libro bien logrados. (Land grab más bien.) Propongamos mejor como I.J. lo nocional como alternativa a lo nacional gastado. Capas de color. Incapaz de llenar los gaps. Alpargatas que graban su huella invisible de alguna manera y esas huellas se impregnan en la arena, en la vena, en el ojo rojo del que se amaneció componiendo ensayos para libros de artista que nadie leerá porque están fuera de registro y escritos en la piel de los muertos que se merodean por nuestras islas silbando una dulce melodía mayormente silente.] Te digo que no registro, no fuera del todo sino como la caja registradora vacía donde cobran las deudas impagables. Le debo eso y más al arte de Ivelisse Jiménez. Pero no hablemos de deuda, que ya de eso se ha hablado demasiado. Esta retahíla-longaniza es una diatriba contra la austeridad, superávit de nada en particular. Como las tiritas de tape. Superhabitar. Partículas de sueño es lo que somos. Falta un “ri” por ahí adelante. De sueño tiritando. Quiero despertarme un día y que estemos todos fuera del registro. Pero que sigamos siendo capas de color que significan. Demográfico sin grafía (ni mucho menos foto). Sin gistro. Puro re. No thong in particular. Desnudos en una playa mental que se parezca a la más linda de las islas. Silabario de saliva. Sal que yo me iba. Le toca a otro la crítica de arte. Uno que se atreva a traducir. Yo me atrevo sólo a acumular trozos de impresiones sobre lo que he visto y no he visto en esos cuadradotes amarillos. No hay traducción. Si la equivalencia vale equis, la exquisitez de volver a ver vale equis más algo. La suma no la sé. Se lo preguntó a Jiménez. No Juan Ramón ni Don Ramón. Otra con colores fieros. Con texturas finas y duras. This is Ura’s text. No es de nadie. Se lo traga la tierra arrasada. No quedarán registros. Sólo un componer la imagen contra lo descompuesto del paisaje y dejar que lenguaje se destasaje. Dije Ivelisse y hubo luz. De la bien tenue que ciega. El desasosiego de mirar. Habitar lo solariego. Sol precario. Calcinando los maderos. Mad eros. Mal hábito. Otra manera de habitar.