Residente entre los residentes de Nueva York: Todos somos López
La causa de Oscar López Rivera se ha convertido en el «Vieques» del momento para los boricuas del Norte y el Caribe, y cuando un amigo me avisó que iba a llevar a René a la manifestación me provocó un interés especial. El año pasado cuando entrevisté a René para una edición especial de Rolling Stone me contó que estaba en Los Ángeles y quería pasar un tiempo en Nueva York para aprender un poco de lo que pasa en esas regiones, y quizás aprender un poco de inglés para incorporarlo a una canción del nuevo disco. Lo que se comentaba en la prensa y en las redes sociales era el rumor de que tal vez estaba por acá para grabar algo de dicho álbum.
En las últimas dos semanas René había estrenado su nueva canción «Multiviral» con Tom Morello, el guitarrista de la famosa banda rebelde Rage Against the Machine, y el fundador de Wikileaks, Julian Assange. También apareció en el programa de radio Democracy Now con Amy Goodman y Juan González, comentando en inglés. El jueves siguiente la energía alrededor de la causa de López Rivera creció cuando Ricky Martin, al finalizar su dúo con Draco de la canción «Más y más» en los Latin Grammys en Las Vegas, murmuró «libertad y justicia para Oscar López. Paz y amor».
All llegar René al Centro Cultural nombrado Clemente Soto Vélez, en memoria del poeta lareño, fue recibido con mucho entusiasmo, recibiendo el agradecimiento de la gente por «pasar un poco de frío» con los manifestantes. Es que este otoño no se ha enfriado tanto, pero ese sábado, aunque había un sol resplandeciente, se sentía cierta amenaza de vientos fuertes. Salió la fila de gente, unos tocando panderetas, otros gritando consignas: «Se siente. Oscar está presente». A mi lado una amiga de muchos años, con su propia historia en la lucha por la independencia, y su mamá, residente en Puerto Rico y de visita en la ciudad, abrigada tan exageradamente que la hija se burlaba de ella.
«Me recuerda los años 70, cuando habían tantas marchas, con mi esposo cargándola a ella en los hombros», dijo sonriendo como si estuviera recordando los mejores momentos de su juventud. René estaba al frente de la marcha con una pancarta, y de vez en cuando se paraba en medio del grupo de peatones en el puente de Williamsburg para recibir un círculo de pleneros cantando «Mírala que linda viene…»
Cuando llegamos al Continental Army Plaza, que queda cerca del centro El Puente, fundado por el ex Young Lord Luis Garden Acosta, comenzó el momento de los discursos, y la concurrencia de unas 500 personas esperaba con entusiasmo lo que iba a decir René. Después de darle un tributo a Lolita Lebrón, al conocido embajador cultural y activista Sery Colón le tocó presentar a René, y quizás nerviosamente lo nombró «René López». René, un poco confundido, dijo sonriendo que su apellido era Pérez, y que en aquel momento «todos somos López,» y todos se dieron cuenta que era verdad. Era una frase que casi se ha convertido en cliché, pero la broma se convirtió en comunicación, y era claro que de verdad, para el isleño y los nuyoricans, éramos Oscar López, una fuerza unida para su liberación.
El discurso fue breve, y como destacó @conrazon en Twitter, parece que lo más importante que dijo fue: «Creo que todos los artistas deberían hacer esto sin miedo». Puede ser que los artistas, a través de sus cuentas en las redes sociales, con las que se convierten en sus propios portavoces y pueden manifestar públicamente sus posiciones políticas cuando les da la gana, tienen hasta más oportunidad de entrar en el mundo del activismo. Pero, como observó Malcolm Gladwell hace tres años, y quizás fue confirmado por este estudio, el activismo verdadero se hace con la presencia física de la persona. Dando cara.
Entonces, aunque al principio me sentí ambivalente en torno a la presencia de René, nada de lo ocurrido en la actividad estaba marcado por su notoriedad y aunque su presencia era evidente, en el enfoque de los reportajes de los medios allí presentes, él era uno entre los demás. El friíto que pasamos a principio ya se iba derritiendo debajo de los rayos del sol, y solo quedaba el reclamo por la liberación. «¡Queremos a Oscar libre mañana!», insistió René y todos estaban de acuerdo.
«La marcha en la Gran Manzana se suma a la que se lleva a cabo en Puerto Rico,» reseña el artículo de El Diario La Prensa de Nueva York, capturando el sentido en que se percibe la marcha como la contribución desde acá a la nación de Puerto Rico. Pero con René logramos cruzar un puente, entre Manhattan y Brooklyn, y entre la isla caribeña y las islas de este archipiélago en el centro del imperio. ¡Todos somos López, presente!