Silente
Hay cosas que rozan el silencio y hacen ruido
como la yema de tus ojos rascando mi silueta delante de la gente
como el tono menor y gutural con que tocas mi nombre
como el doble caracol de tus oídos
como tú mismo siendo
así
deshilando un músculo para enhebrarte al aire.
Hay otras que rozan el silencio y hacen un ruido…
Como el golpe de amarillo que ciertos robles estrellan
contra la carretera, y tú
como un sol duro castigando la vista con la camisa puesta.
Como la luz vibrante en las trémulas bombillas de los bares, y tú
filamento de hierro azul e intermitente columpio de mi cintura.
Como pies que tararean.
Como el –ombre encubierto en el pronombre
que tú, que yo o nosotros poseemos
pero ellos no detectan.
Porque hay minucias que tangen lo silente y ensordecen.
Como evocarte solo en la palabra
en el ovillo de letras que te cose al sonido
en el dulce zumbido que eres para mí.
Como entreabrir de noche una persiana para revolotearte en un suspiro
como cerrársela al mundo de momento
por querer o no saber
qué más contarle de ti.