Sueños, quiebras y muslos de pollo Tyson
Así, a ojo, torpemente, miope y desde el auto, calculo 100 metros entre poste y poste. Tal vez menos. A veces más, porque algunos postes permanecen caídos, tras el paso del huracán.
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MUSLOS DE POLLO TYSON, 99¢ la libra.
Algunos postes caídos también tienen letreros.
QUIEBRAS. Consulta gratis.
Todos los letreros son del mismo tamaño. De nuevo a ojo, de nuevo torpemente, calculo…no estoy segura. ¿16×24? ¿24×36? Suficientemente pequeños, en todo caso, para comprarlos por resma y llevarlos en brazos, suficientemente grandes para ser vistos y leídos desde un auto en movimiento.
SE VENDE SOLAR por dueño.
Este “solar” no viene del latín “solaris”, relativo al sol, sino del también latín “solum”, que significa suelo.
¡Sería tan bonito, ver más letreros seduciendo al sol, para que nos alumbre, y menos letreros vendiendo la tierra, para poder malvivir!
Algunos letreros, algunos temas, son más frecuentes que otros. Hay más supermercados que quiebras, más quiebras que detectives, más detectives que solares.
Pero el producto más frecuente no es comida, tierra, o vigilancia.
Es educación. O más bien, credenciales educativas.
FACTURACIÓN MÉDICA. JUSTICIA CRIMINAL CON CONCENTRACIÓN EN CRÍMENES CIBERNÉTICOS. MAESTRÍA EN EDUCACIÓN.
Estos letreros anuncian la oferta de colegios y universidades “for-profit”, con fines de lucro. En Puerto Rico hay tres tipos de instituciones educativas: públicas, privadas non-profit y privadas for-profit.
Las públicas están bajo un ataque sin precedentes. Más de 300 escuelas públicas cerradas, recintos y programas de la UPR por cerrar. Los mercenarios usan la palabra “consolidación”. Aún no nos han explicado bien qué significa “consolidar” recintos universitarios, pero ya hemos visto cómo “consolidan” escuelas: mueven niños a una escuela más lejana y los meten en un vagón de aluminio, todo mientras hablan de un futuro brillante con charters y vouchers.
La universidad pública casi no se anuncia. No tiene chavos para eso, en parte porque se los están quitando y en parte porque tiende a usar los chavos para educar, y no para anunciar. Las universidades for-profit, por el contrario, se anuncian, se mercadean. Cuelgan letreros en los postes, cruzacalles en los puentes, anuncios en los periódicos y hasta “noticias” por encargo, noticias que no son noticias pero tampoco están marcadas con la etiqueta de “publicidad.”
COSMETOLOGÍA. DISEÑO GRÁFICO. INGLÉS CONVERSACIONAL.
Venden sueños. Literalmente. “TUS SUEÑOS ESTÁN CERCA.”
Las regiones más pobres parecen tener más letreros. En un tramo de dos millas entre San Germán y Lajas, conté veintiún letreros. Diez eran cosas como chuletas, casas y abogados. Once eran carreras en instituciones for-profit. En un solo kilómetro de Adjuntas conté ocho. Catorce, si contamos los que anuncian el ARMY. Alguien me dirá que la educación militar es pública. Yo le contestaría que la guerra es for-profit, pero no quiero salirme del tema.
ASISTENTE DE MAESTRO PRE-ESCOLAR. TRANSPORTACIÓN DISPONIBLE. AYUDA ECONÓMICA SI CUALIFICAS.
La ayuda económica más frecuente es la beca federal Pell. Alrededor del 90% de los estudiantes de las for-profits, y por ende 90% de los ingresos que las for-profit usan para hacer ese “profit”, para lucrarse, viene de la beca Pell.
Si miramos de cerca, entonces, la relación entre la pobreza, la beca Pell y el lucro de las universidades y colegios for-profit, estamos hablando de un enorme sistema de vales (“vouchers”) educativos. Una situación en donde lo público no solamente pierde terreno frente a lo privado, sino que además,se ve forzado a subsidiarlo.
Si miramos aún más de cerca, notamos que el discurso público que se maneja para destruir la universidad pública es que consume recursos públicos. Pero las for-profit que las reemplazan se alimentan totalmente de recursos públicos y, contrario a la universidad pública, descuidan la educación general, crean pocos empleos, producen pocas patentes, pocos libros, pocos premios. Chulean con la pobreza. Pero de eso no se habla.
Parte de los ingresos de las for-profit proviene de préstamos. Algunos federales, otros privados, algunos creados por el brazo financiero de la institución misma.
Sí, es así mismo, como lo lee. Un colegio for-profit puede muy bien lucrarse del erario público que genera la Pell y también endeudando al estudiante. Le cobran matrícula y le cobran intereses.
País endeudado, estudiante endeudado.
Y se pone peor. Algunas de esas instituciones que le venden grados fatulos y caros al estudiante, que lo endeudan mucho y le enseñan poco, son dueñas de bonos puertorriqueños y nos exprimen, colectivamente, los intereses de una deuda impagable.
La Universidad de Phoenix, por ejemplo. Le pertenece al grupo educativo Apollo. El grupo Apollo le pertenece a la firma de inversiones Apollo. La firma es uno de los “bonistas” que pretende cobrarnos la deuda a toda costa.
Deberían llamarse Universidad Chupacabras, grupo educativo Drácula, firma de inversiones Mammon. Porque el fénix es el ave que resucita de sus cenizas: debería ser el nombre de una cooperativa, o un proyecto agrícola. Apolo es el dios del sol: debería ser el nombre de un proyecto de energía solar.
Estudiante endeudado, país endeudado. Somos una vela prendida por los dos cabos.
Mientras tanto, los políticos, los buitres, los “analistas” radiales, mi tío Pepe y el mundo me dicen que tenemos que “pagar la deuda”.
Pero –y esto es interesante– en realidad el reclamo no es que la paguemos. No en el estricto sentido de la palabra “pagar”.
No; quieren que “le demos servicio.”
“Service the debt.” Qué expresión tan curiosa, esa.
Quiere decir dos cosas. Una, que somos siervos. Que nuestra equívoca afiliación con los Estados Unidos nos habrá puesto medio parejeros, medio igualados, pero que al final del día estamos para servir. Ni siquiera como sirvientes –a esos les pagan alguito: somos siervos estilo medioevo, de los que primero le dan su cosecha al señor feudal y luego, si sobra algo, comen.
Otra, que “pagar la deuda” no quiere decir “pagar la deuda”. No cabalmente. A los buitres, al mercado mismo, no les gusta que uno salde la cosa. Les gusta que uno coja la cosa a crédito y pague intereses.
Que paguemos para siempre.
Si no pagas los intereses, estás “fuera del mercado”. Por eso, nos dicen, tenemos que “service the debt”, para poder “acceder a los mercados”, es decir, para poder asumir más deuda.
Porque si no te endeudas, también estás fuera del mercado. No tienes “crédito”. Del latín credititus, relativo a “creer” y “confiar”. Otra expresión interesante, esa de “crédito”: alguien que no se endeuda no es, por definición, creíble. No es confiable.
“Pagar”, entonces, no significa pagar. Pagar es servir. “Servicio”, a su vez, no significa agua, energía o educación. “Servicio” es la constante y consistente ofrenda a los dioses del dinero invisible, a las furias de la deuda, la moneda, los instrumentos financieros.
Y a los dioses, recordemos, les gustan las ofrendas cruentas. Les gustan la carne, la sangre, los huesos, las cenizas, los órganos. Lo dicen la biblia y mi vecino, el babalao.