El hipódromo es una feria: carrozas, dirigibles, aeroplanos l hipódromo de la parada 20 en Santurce coexistió con otro diseñado por la División de Terrenos Públicos en Puerta de Tierra. Se ubicó en los antiguos terrenos militares al oeste […]
El hipódromo es una feria: carrozas, dirigibles, aeroplanos l hipódromo de la parada 20 en Santurce coexistió con otro diseñado por la División de Terrenos Públicos en Puerta de Tierra. Se ubicó en los antiguos terrenos militares al oeste […]
Nataniel Fúster proyecta y fragua la perseverancia, es perseverante en lo que cree debe ser una obra y es perseverante en seguir tratando de lograr sus proyectos en tiempos «de crisis».
El Oso Blanco es para muchos de nosotros parte de una “autobiografía fundacional”, aunque lo experimentáramos a 50 millas por hora. Con apenas permitirnos re-encontrar el edificio desde el paso sosegado del peatón, mucha de la belleza que hoy algunos disputan se hace evidente.
No es el Oso Blanco lo que se enfrenta aquí, esta causa es tan sólo el indicador más reciente, lo que enfrentamos ahora mismo es el divorcio entre el gobierno y los intereses del País.
Esto no es un cuento limitado al estado de la arquitectura y los arquitectos en Puerto Rico; esto es un estudio de caso de la peor crisis, la crisis narrativa.
Mi punto es defender la supremacía de lo fantástico en la medición de aquello que contabilizamos como calidad de vida en la ciudad.
Tomemos en cuenta que los salones enfermos amenazan la subsistencia de todos, porque no hay acomodo razonable ni forma de pensar dentro de un cubo.
En 1947 Henry Klumb adquirió una hacienda agrícola en Río Piedras. Eliminó paredes, ventanas y puertas perfeccionando el espacio, abriéndolo de manera decisiva hacia la naturaleza circundante.
Nuestro alegado ingreso a la globalización primermundista se dio en formas similares a la arquitectura del aeropuerto, de lo concreto gravitamos al revestimiento de una pared hueca, cuya solidez es tan solo un truco de articulación.
Yulín tendría que administrar lo que ya existe antes que seguir añadiéndole pisos y garambetas a San Juan. Esa rearticulación del deterioro requiere un ojo menos oportunista que el del arquitecto que busca extender su contrato.
«Rechazamos contundentemente este tipo de agresión y nos pronunciamos en contra de un modus operandi predicado en la intimidación y la confrontación».
Un grupo de puertorriqueños lleva dos años desayunando en distintos espacios urbanos para atacar «el desuso del espacio público». La iniciativa se llama «Desayuno calle» y es liderada por la arquitecta Andrea Bauzá Hernández.