Obligar a los seres humanos a extender la mano para pedir limosna es vivir de la desventura de otros. Desvergonzadamente, a eso se ha dedicado la clase política en Puerto Rico… ¡con sus excepciones!
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Obligar a los seres humanos a extender la mano para pedir limosna es vivir de la desventura de otros. Desvergonzadamente, a eso se ha dedicado la clase política en Puerto Rico… ¡con sus excepciones!
Mientras cae cada noche y los afortunados regresamos al hogar, grande o pequeño, propio o alquilado, cientos de personas en la isla buscan dónde acomodarse para pasar la noche sin techo.