Nuestras democracias necesitan nuevos pactos sociales y constitucionales para construir democracias de ciudadanos –y no sólo democracias electorales– en la que no puede haber exclusiones.
Nuestras democracias necesitan nuevos pactos sociales y constitucionales para construir democracias de ciudadanos –y no sólo democracias electorales– en la que no puede haber exclusiones.
Imaginemos que es posible tomar decisiones en grupos grandes o pequeños, incluso en relaciones de pareja, que no sean dominadas por gestos jerárquicos, sino por afirmaciones y decisiones horizontales.
Ninguna iglesia, grupo o individuo debe pretender mover la “voluntad del estado” o la legislación en un estado de derecho democrático y laico para que se amolde a lo que es su ética privada.
Una nueva era podría estar comenzando, pero de todos y todas dependerá que la ilusión colectiva que hoy tenemos signifique democracia participativa y eficacia en la gestión pública.
En la novena edición del Coloquio Ni Una Vida Más Para La Toga tres estudiantes de maestría de la Universidad Interamericana, recinto de Ponce, replantearon las insurgencias y la democracia participativa en la Isla.