Obligar a los seres humanos a extender la mano para pedir limosna es vivir de la desventura de otros. Desvergonzadamente, a eso se ha dedicado la clase política en Puerto Rico… ¡con sus excepciones!
Obligar a los seres humanos a extender la mano para pedir limosna es vivir de la desventura de otros. Desvergonzadamente, a eso se ha dedicado la clase política en Puerto Rico… ¡con sus excepciones!
Tenemos que transformar la sociedad de consumo exagerado en que vivimos. Solo así podremos convertirnos en una sociedad productiva y solidaria, que rompa con la dependencia como estilo de vida.
El crecimiento sostenible se logrará con la amplia participación del pueblo. Habrá que superar barreras electorales, religiosas, económicas, educativas y de racismo para cambiar el curso de nuestra historia.
Viviendas subsidiadas, recursos para los sistemas educativos y de salud, pero la calidad y las condiciones que hagan posible el cambio a unas condiciones liberadoras de la pobreza, no están incluidas en el paquete de la asistencia.
Mientras la industria agrícola puertorriqueña agoniza, la dependencia sigue amenazando la economía y pone en riesgo el sustento de los ciudadanos.