Las epístolas de Gramsci constituyen, como notó el propio Almeida, una obra en sí misma, una no obstante muy personal e íntima, que nos ofrece detalles sobre la difícil relación de Gramsci con su esposa Giulia, su amistad con su cuñada Tania y sus relaciones complicadas con muchos comunistas dentro y fuera de Italia.