La avalancha de goles se fue convirtiendo en tristeza y luego en profunda humillación, incluso más, en un vejamen, «vexame», una palabra que es más fuerte que humillación y vergüenza.
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La avalancha de goles se fue convirtiendo en tristeza y luego en profunda humillación, incluso más, en un vejamen, «vexame», una palabra que es más fuerte que humillación y vergüenza.