Nada como el trato que ha recibido el llanto, emisión del cuerpo sometida al régimen binomial del sexo como ninguna otra. El llanto ha sido y sigue siendo “cosa de mujeres,” uno de los signos más abyectos de la feminidad.
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Nada como el trato que ha recibido el llanto, emisión del cuerpo sometida al régimen binomial del sexo como ninguna otra. El llanto ha sido y sigue siendo “cosa de mujeres,” uno de los signos más abyectos de la feminidad.