En realidad, pude reconciliarme con “la vuelta del perro”. El auto, lenta y ruidosa circulación de imágenes turbias, es prótesis del cuerpo encamado de mi madre: cámara que se desliza por espacios yuxtapuestos de tantos siglos.
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En realidad, pude reconciliarme con “la vuelta del perro”. El auto, lenta y ruidosa circulación de imágenes turbias, es prótesis del cuerpo encamado de mi madre: cámara que se desliza por espacios yuxtapuestos de tantos siglos.