En muchos casos el trabajo de empleada doméstica conlleva exponerse a situaciones de explotación severa. Las entrevistadas, ninguna de las cuales tiene estatus migratorio regular, relataron alguna experiencias de violencia de género o acoso sexual. Son solo una pequeña muestra de un problema mayor, como evidencia Romelinda Grullón, quien realizó 100 entrevistas durante la pasada década y encontró que ocho de cada diez dominicanas que viven en Puerto Rico son o han sido víctimas de violencia doméstica o sexual.
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