No nos cabe la menor duda que pocos serán los que saldrán a votar el 11 de junio. El PNP ha tenido que asumir propaganda de muy mala calidad y poco contenido para movilizar al corazón del rollo de su partido.
No nos cabe la menor duda que pocos serán los que saldrán a votar el 11 de junio. El PNP ha tenido que asumir propaganda de muy mala calidad y poco contenido para movilizar al corazón del rollo de su partido.
En Puerto Rico, ya se anticipa el rol activo que tendrán los grandes donantes en las elecciones 2016 mediante las campañas “independientes” y “no coordinadas”. La controversia sobre su legitimidad no se hace esperar.
Un 73% de los candidatos auditados por la Oficina del Contralor Electoral incumplieron con sus responsabilidades de reporte de gastos e ingresos de sus campañas y comités.
Balance de la gestión del gobierno del Partido Popular a dos años plazo de su triunfo que le permitió dominar ambas cámaras legislativas y la gobernación.
No partimos de la premisa equivocada de que cada ciudadano tiene una preferencia única e inamovible en cuanto a qué opción de estatus político sería mejor para nuestro país
Las tendencias políticas de convergencia y diversidad son la que han florecido en esta primera década del siglo XXI. Ejemplo de ello es la Alcaldía de San Juan y su gobernanza democrática.
En la vida puertorriqueña —personal y social— se ve una ambigüedad entre lo organizado y lo indisciplinado, lo dicho y lo callado, lo político y lo familiar, lo institucional y lo descreído, lo oficial y lo burlesco.
A fines del mes pasado, se reunió el Politburó del PPD en un hotel del Condado. Lo convocaba una encomienda trascendental: dotar de una definición creíble a esa criatura mitológica llamada ELA.
Para salir verdaderamente de la crisis, acorde con los intereses de las mayorías trabajadoras y empobrecidas, tenemos que organizarnos. Tenemos que estar en la calle. Y tenemos que buscar nuevas opciones electorales.
El desarrollo humano tiene que ser una aspiración de la población puertorriqueña; de todos los sectores sociales. Es una propuesta seria, sensata y razonable de convivencia. Si hasta ahora no lo ha sido es porque no conocemos, no sabemos, que podemos vivir de otra manera.
Lo menos que necesita cualquier país son partidos políticos sin norte ni rumbo. Desgraciadamente esto es lo único que ofrece la “clase política” puertorriqueña y los que aspiran a “colarse” allí.
La lucha por la soberanía económica, política, cultural, educativa, deportiva, jurídica, para ser fructífera, requerirá nuevas alianzas con una base social amplia.
El noble propósito de la política de generar el mayor bien común, termina siendo víctima de un modo de hacer política cuyo objetivo es causar el mayor daño posible a la gestión del adversario para garantizar la sobrevivencia propia.
La alternativa es salirnos de la camisa de fuerza federal, de las amarras del coloniaje y ejercer los poderes soberanos que por derecho natural nos corresponden.
Aunque no sorprendería encontrar quien aún defienda la medida, lo cierto es que, hasta para la más neoliberal de las métricas, la Ley de Permisos ha resultado todo un fracaso.
Frente a un acantilado, nadie debe echar pa’lante, aunque se lo pida la presión de grupo a través de una canción, salvo que en el fondo los puertorriqueños alberguen una inconsciente pulsión de muerte.
En un país como el nuestro donde la historia política se mueve a fuego lento, es todavía muy temprano para saber qué es viable de cara a una nueva consulta plebiscitaria.
“El pueblo de Puerto Rico nunca ha ejercido su derecho a la libre determinación. El proceso llevado a cabo entre 1950 a 1952, que culmina en el ELA, no fue un proceso de libre determinación».
l pasado 25 de julio el gobierno de Puerto Rico celebró en Luquillo con gran fanfarria el sexagésimo primer aniversario de la Constitución del Estado Libre Asociado. Una constitución de papel. En 1950 el Congreso y el Presidente de Estados […]
Los gobiernos suelen ser débiles, vulnerables y transitorios. Es únicamente el pueblo organizado y movilizado el que puede mantener a los gobiernos en rumbo o declararle la guerra a los flojos o traidores.
Derechos, moralismo político y política despolitizada