A fines del mes pasado, se reunió el Politburó del PPD en un hotel del Condado. Lo convocaba una encomienda trascendental: dotar de una definición creíble a esa criatura mitológica llamada ELA.
A fines del mes pasado, se reunió el Politburó del PPD en un hotel del Condado. Lo convocaba una encomienda trascendental: dotar de una definición creíble a esa criatura mitológica llamada ELA.
Invito a los soberanistas populares a enfocar su mensaje a partir de la soberanía, con sus ventajas para encaminar la economía hacia la sustentabilidad, una democracia participativa y abierta al mundo.
Dejó una huella imborrable como legislador, siendo su marca de fábrica la transparencia, la rectitud, la honradez. Dejó claro que es inaceptable el afán de lucro en la función pública.
En un país como el nuestro donde la historia política se mueve a fuego lento, es todavía muy temprano para saber qué es viable de cara a una nueva consulta plebiscitaria.
Los gobiernos suelen ser débiles, vulnerables y transitorios. Es únicamente el pueblo organizado y movilizado el que puede mantener a los gobiernos en rumbo o declararle la guerra a los flojos o traidores.