The Danish Girl
La experiencia que debe de ser sentirse atrapado en un cuerpo que no corresponde a cómo uno se siente es el tema de esta película basada en una novela de David Ebershoff que cuenta la pseudobiografía de Lili Elbe, quien fue una de las primeras personas que se sometió a cirugía de reasignación de género.
Basándose en un guión de Lucinda Coxon, el director Tom Hooper concibe la historia como un cuento de separación y de amor perdido que respeta las pesadumbres de Einar Wegener (Eddie Redmayne), en cuyo cuerpo está atrapada Lili. Hooper a quien conocerán por “The King’s Speech” (2010) y por “Les Misérables” (2012) concentra al principio en la relación entre Einar y su esposa Gerda Wegener (Alicia Vikander). Los dos son pintores y sus carreras están comenzando a florecer cuando Einar tiene, desde que es adulto, los primeros deseos de ser como se siente: mujer. En el filme, ese momento (se ve en los avances) en que Einar posa para un cuadro de su esposa y tiene que usar medias y zapatos de mujer, es uno especial. Redmayne comienza su transformación ante nuestros ojos y vamos viendo cómo su deseo interior progresa hasta convertirse, por un intervalo, en dos personas.
Ese desdoblamiento, ese juego de ser y no ser que transita entre Einar y Lili, nombre que, de paso, suple su mujer, está trasladado a la pantalla con gran sutileza y finura por Redmayne y el director. La evolución incluye unos momentos de indiscreción que trascienden las barreras sociales del Copenhagen de los 1920. Hooper, sin embargo, concentra en el amor entre Einar, quien cada vez es más Lili, y Greta. Esta lo ama tanto que a pesar de su transformación lo apoya y lo mima, no sin antes haber reaccionado de forma antagónica y sorprendida a la situación. Curiosamente, es ella la que le ha ayudado a travestirse y afectar una peluca que es parte de la transición que no tiene posibilidades de poder ser detenida.
La cara de Redmayne es una de ángulos y pómulos vertiginosos que son perfectos para el maquillaje femenino que ostenta. Aún su boca desproporcionada nos convence de la transformación. Combinada esta fisionomía con los gestos y movimientos que ha aprendido el actor, su propia transformación nos convence del viaje difícil que debe haber sido la lucha interna y externa de Lili, máxime en esa época. La actuación de Redmayne es precisa y de una formalidad emocional que nos hace realizar por qué Greta lo adora. Redmayne, como recordarán de “The Theory of Everything” es un experto imitador. En su encuentro con su amigo de la infancia Hans Axgil (Matthias Schoenaerts), el primer hombre que cuando eran niños lo besó, es una escena en que la otredad de Einar se magnifica y hace de Lili uno de los personajes más vulnerables que se ha visto en pantalla hace tiempo. Esta resiste “buscar” a Einar y, en el breve instante que está con Hans, se convence de haberlo engañado. El evidente autoengaño resulta ser uno de los últimos que sufre Lili sobre su sexualidad.
Cada vez más me impresiono con Alicia Vikander. Magnífica en su breve papel en “Burnt” (2015) y perfecta como el robot en “Ex Machina” (2015), en esta no deja dudas sobre su alance dramático y parea a Redmayne escena por escena, emoción por emoción. Nos convence de su amor por Einar/Lili y del sufrimiento que padece por la desaparición de su marido. La solidaridad que desarrolla con el proyecto de la cirugía de reasignación de sexo no solo es muestra de su cariño sino de su actitud protectora de alguien a quien todavía quiere profundamente. De muchas buenas actuaciones femeninas este año, esta es muy notable. Las dos actuaciones hacen necesario ver el filme que, además, conduce a apreciar los sufrimientos y la necesidad de compresión y aceptación de quien transita por los laberintos complejos de la sexualidad.
Filmada en Berlin, Copenhagen, Londres y Bruselas, la película resplandece con la belleza de los lugares, la decoración de los platós y la cinematografía de Danny Cohen (“The King’s Speech”). De hecho, el que la historia se desenvuelva en esos lugares hace, de una manera misteriosa, que se acepte sin ambages la historia de Lili. Tal vez porque el europeo siempre ha estado más receptivo a, y menos temeroso de, los asuntos de sexo.
No sé cuán cierto es todo lo que el filme muestra ni cuánto oculta. Está la sugerencia de que la propia sexualidad de Greta era ambigua, pero el tema no se desarrolla. Tampoco estamos completamente seguros de qué ocurrió entre el homosexual Henrik (Ben Whishaw) y Lili cuando aún transitaba entre su lado masculino y femenino. Sin embargo, la tierna y desgarradora relación entre los dos principales opaca estos detalles que, después de todo, habrían alterado el foco central de la historia. No explorarlos fue una buena decisión porque hubiese cambiado el sentido y la sensibilidad del filme.