The Family
Desde casi el comienzo de su carrera de Niro ha sido un gángster. Entre los que ha representado está quizás el más famoso de todos los tiempos: Vito Corleone, en el Padrino (“Godfather, Part 2”; 1974). Ese papel, heredado de Marlon Brando (“The Godfather; 1972) fue merecidamente aclamado por la crítica, y de Niro continuó con una racha de actuaciones que no se veían de un solo actor desde los tiempos del Marlon Brando de los cincuenta. Parecía que era también el heredero del gran actor de cine de la época de oro. Lo logró por un tiempo, pero su derrotero artístico lo levó por otros caminos.
De Niro trabajó para Francis Ford Coppola, Martin Scorsese, Brian de Palma y Elia Kazan, por solo nombrar algunos, y en el camino adquirió un barniz especial de matón. Combinada con la gracia que anteriormente ha demostrado de Niro en la comedia (“Midnight Run”, 1988 y “Analyze This”, 1999 , esa imagen es la que predomina en este filme gracioso y violento.
La familia Manzoni se ha acogido al programa de protección de testigos y se encuentra en un pueblito de Normandía tratando de integrarse a la vida con el nombre de Blake. Fred (de Niro), su mujer Maggie (Michelle Pfeiffer) sus hijos Belle (Dianna Argon) y Warren (John D’ Leo) y un pastor alemán, son supervisados por Robert Stansfield (Tommy Lee Jones), un agente del FBI. Huyen de un capo llamado Don Luchese (Stan Carp) que ha ido a prisión por causa de Fred y ha ordenado que la familia entera sea liquidada. Las peripecias de cada miembro de la familia son contadas como una farsa de la violencia de los norteamericanos. Esto a pesar de que la mafia es italiana y de que el director, Luc Besson, francés, se dedica a llenar la pantalla de eso mismo, violencia coreografiada.
De hecho, aunque sabemos muy bien que la violencia en los Estados Unidos no se le puede atribuir a un solo grupo étnico o social, aquí se enfatiza la tendencia a la barbarie de los descendientes de italianos que son miembros de la Mafia. Hay una especie de vínculo mental malvado entre mafia, una palabra de origen árabe que, entre otras cosas, quiere decir tanto santuario como bravura, y el término que se usa en la literatura sobre el tema de la mafia norteamericana como “familia criminal”, y la familia tradicional que se sienta a comer junta e invita a los vecinos a barbacoas. Los guionistas Tonino Benacquista, Besson y Michael Caleo, son enfáticos en señalar que lo que une a esta familia es el salvajismo y la furia.
En ello está recostada la comedia en el filme. Tengo que admitir que los exabruptos de ira de parte de los miembros de la familia Blake son graciosos porque están enmarcados en una farsa llena de ironía y sarcasmo contra gente que se merecen una reprimenda. ¿Quién no ha pensado en vengarse de la gente que menosprecia a otros, o de ejecutivos prepotentes que por su poder quieren salirse con la suya? O, ¿por qué no darle lo que se merece al “bully” de la escuela?
Cada miembro de la familia tiene su historia en la cinta y la va resolviendo a su manera sin mucha contemplación de las consecuencias. Y si aceptamos la exageración típica de la comedia negra y la farsa nos percatamos de que toda la violencia está dirigida a las peores fallas que aquejan nuestro mundo: la contaminación de las aguas y el ambiente, la explotación del incauto por los que rinden servicios caseros, la burla y la mofa de los extranjeros, la xenofobia, el abuso en las escuelas y la hipocresía.
La actuación de De Niro está muy bien matizada y tiene unos momentos de auto parodia que merecen la pena: hay referencias a su papel en “Goodfellas” (1990), “Casino” y “The Untouchables” (1987). El breve homenaje a la última es particularmente gracioso dado el resultado final del ataque de ira que experimenta Blake contra un plomero bandido. Está también la picardía de su famosa sonrisa que tras la barba que luce en esta cinta nos recuerda las diabluras que ha cometido durante su larga carrera, pero que es un guiño especial a su papel de Louis Cypher (léase Lucifer) en “Angel Heart” (1987).
Michelle Pfeiffer ya había estado casada con la mafia (“Married to the Mob”; 1988) y asociada a la mafia latina en “Scarface”(1983), de modo que no es difícil aceptar a esta bella y excelente actriz en el papel que representa en esta película. En su sexta década, su belleza es aún evidente, y su sonrisa, con ese labio superior que se alza como el telón de un pequeño y acogedor teatro, es tan seductora como siempre lo ha sido.
Tommy Lee Jones compite con cualquiera con sus actuaciones fluidas y sin esfuerzo. También establece récord por el rostro más arrugado que aún tiene encanto en la historia del cinema.
Hay que mencionar a John D’Leo como Warren, el hijo de los Blake. D’Leo tiene como de Niro un lunar en un cachete (es en el opuesto, pero reflexivamente es imposible no darse cuenta quién es su “padre’) y una expresión durante el filme que también nos recuerda las emociones de su padre putativo. Su historia es la más cómica del filme, y su personaje resulta ser el más gracioso e inteligente de la familia.
El director Luc Besson tiene una filmografía variada y de calidad variopinta salpicada de cosas verdaderamente malas. Su mejor película “La femme Nikita” (1990) fue hace mucho tiempo. Sí demuestra buen manejo de las secuencias de acción, algo que está evidente en esta cinta.
Me pareció que la película es divertida, particularmente si uno acepta la farsa de la violencia extrema como medida de la comedia negra. Su gracia reside mayormente en los actores bien escogidos. Que adolescentes participen en tiroteos y maten me sienta muy mal, pero ¿no es eso lo que ocurre aquí y en el Norte con demasiada frecuencia?