The Great Gatsby
Una nueva versión cinemática de un clásico literario casi nunca escapa la comparación con el libro, pero cuando de Gatsby se trata, hay, además, cuatro versiones fílmicas anteriores a las cuales poder referirse. Suerte tiene esta del director Baz Luhrmann, quien escribió el guión con Craig Pearce, que de las anteriores, solo una merece la atención del amante del cine. Esa, en la que Robert Redford fue Gatsby, tuvo muchos aciertos, incluyendo el casting de Mia Farrow como Daisy Buchanan. Fue exitosa en la taquilla y no le fue mal con la crítica. Igual que ha sido el caso con la presente versión, su vestuario desató un furor entre los diseñadores de ropa, tanto masculinos como femeninos, y se vivió por un momento la ilusión que habíamos regresado a la época del jazz.
Ese regreso al pasado, es uno de los temas de la novela (y la película) junto a la captura del elusivo sueño americano, esa compulsión por el dinero que conduce a los extremos más absurdos y que satisface los sentidos pero no el alma. Gatsby quiere, a través del dinero, revivir un momento del pasado que fue efímero, que ha pasado a vivir con los fantasmas que agrandan y embellecen las fantasías de la memoria. El querer rescatar el pasado es lo más triste de esta historia patética. Gatsby vive obsesionado con una mujer que existe en un mundo creado por él de un encuentro pasajero y de las cartas que le envió cuando él estuvo en la Gran guerra y ella aún no estaba casada. Vive en una ilusión sombría que él mismo intenta duplicar con fiestas estrambóticas que tiene la alegría del momento y de otras personas que la experimentan, pero él es infeliz porque su felicidad, ese elusivo sentimiento, vive al cruzar la bahía, donde una luz verde parpadea como si fuera el final de un muelle, en la forma de Daisy (Carey Mulligan). Eso, dice Fitzgerald en la voz del narrador Nick Caraway (Tobey Maguire):
“… it is what preyed on Gatsby, what foul dust floated
in the wake of his dreams that temporarily closed out my interest
In the abortive sorrows and short winded elations of men.”
¿Quién dijo que una foto vale mil palabras?
La novela es para mí algo especial y, junto a “Tender is the Night” no solo mis favoritas de la pluma de Fitzgerald, sino dos de las novelas que más admiro. Gatsby está escrita con la sutileza y la belleza que provienen del talento de un escritor que laboró para perfeccionarlas, y el resultado fue extraordinario. Hay tantas cosas escritas en ella, como la que acabo de citar, que no se pueden duplicar en la pantalla que es casi imposible capturar el sentido de algunos pasajes de la forma que el autor quiere que los sintamos. Por eso para mí se dificulta estar completamente satisfecho con lo que el director puede presentar en la pantalla. De hecho, el intento de duplicar visualmente partes de la prosa, causa que se desvirtúe la imagen que lo escrito dejó en la imaginación del lector y que termine siendo una intromisión cinemática del director. Ese es el caso de la escena en que por primera vez Nick entra a la casa de los Buchanan. El viento sopla por la sala agitando las cortinas y encuentra a su prima Daisy y a su amiga Jordan Baker (la bellísima Elizabeth Debicki) acostadas en un sofa.
Dice Fitzgerald:
“They were both in white and their dresses were rippling
and fluttering as if they had just been blown back in
after a short flight around the house.”
En cambio, Luhrmann hace de la escena un enredo donde demasiadas cortinas se agitan demasiado, y cuando aparecen Daisy y Jordan no sabemos qué hacían en el sofá, y en vez de dos palomas blancas me recordaron algo submarino.
Los excesos tampoco se detienen en las fiestas de Gatsby durante las cuales la cámara se mueve para darnos el sentido del desenfreno de la época de los “speakeasy” y el hedonismo rampante, pero pierden la introspección del narrador y sus comentarios sobre Gatsby.
Leonardo DiCaprio es un buen y elegante Gatsby. Sus mejores escenas, incluyendo una graciosa que recuerda más a un comediante de la era silente que a un contrabandista de licor durante la prohibición, enseña un lado de DiCaprio que se exploró brevemente en “Catch me if you can” (2002): su capacidad para la comedia. Tal vez nos estamos perdiendo un comediante sofisticado, a lo Cary Grant, que está escondido en películas de acción o en romances melodramáticos.
No soy fanático de Carey Mulligan, y su Daisy me pareció pálida (en el sentido físico) al lado de la de Mia Farrow. Sin embargo, su actuación compensa por su falta de presencia escénica. Sobresale en la película la belleza de Elizabeth Debicki como Jordan Baker, pero en realidad no tiene mucho que hacer en el filme. Me dejó frío Isla Fisher como Myrtle Wislon la amante de Tom Buchanan, el marido de Daisy, quien en vez de la sensualidad vulgar que debería tener el personaje solo exhibe vulgaridad. Tampoco me satisfizo Joel Edgerton como Tom, quien parece haber conseguido el papel por ser australiano (como el director). Tom se describe en la novela como rubio y con el cuerpo de un jugador de fútbol americano, de modo que no se parece en nada a quien lo representa.
Finalmente está el director Baz Luhrmann. De este director lo mejor para mí ha sido su primera película “Strictly Ballroom” una comedia romántica y critica social encantadora, hecha con un presupuesto minúsculo por los estándares de hoy ($3 millones) que es una delicia. Me aborreció la sobre evaluada “Moulin Rouge!” y detesté la absurdamente ridícula “Australia”. Aquí, una vez tranquiliza su impulso de entrometer su presencia estética en un objeto de arte (la novela) y concentra en los actores, la película es placentera y divertida a pesar de mis objeciones.
Lo mejor del filme es Tobey Maguiere como el narrador Nick Carraway, quien es un alter ego de Fitzgerald. Maguire aún tiene la inocencia que caracterizó sus actuaciones como “Spiderman” y hace que su admiración-infatuación con Gatsby no se vea falsa o forzada. De hecho hay cierto amor no declarado entre él y Gatsby que trasciende lo carnal. Esa actuación es suficiente para ver esta película placentera. Después de verla, no dejen de leer o releer la novela. Entonces gozarán del filme muchísimo más.