The Meddler
No que sea el motivo de su amor, pero este le dejó suficiente dinero para ella no tener que preocuparse de su situación económica. Siendo así ir de costa a costa no es un obstáculo para estar con su hija si así lo desea, y ayudar a otros con su dinero, tampoco. Desprovista de amistades en L.A. se la pasa llamando e inmiscuyéndose en la vida de su hija. Esta no está muy bien emocionalmente porque su novio actor Jacob (Jason Ritter), con quien esperaba casarse, la ha dejado.
Marnie es muy generosa y simpática y poco a poco su generosidad le gana la amistad de las amigas de su hija incluyendo las atenciones de Mark (Michael McKean), el padre de una de ellas. Por puro accidente conoce también a un policía retirado llamado Zipper (J. K Simmons), con quien desarrolla una amistad.
El filme a veces es muy gracioso aunque conozcamos todas las situaciones de las madres que no sueltan, desde Marie Barone (Doris Roberts) la mamá de Raymond en “Everybody Loves Raymond”, hasta Violet Venable (Katherine Hepburn) de “Suddenly Last Summer”. Nos reímos de la tenacidad de Marnie, pero nos damos cuenta de los clichés y los repetitivos intentos de la directora guionista de congraciarnos con el personaje principal. También hay una serie de situaciones para llenar todas las bases de lo políticamente correcto que les dejo para que las detecten.
Por suerte están los actores que hacen el material digestible. Los secundarios son excelentes y apreciables. Simmons, cuya fiereza y atino le ganó gran reconocimiento en “Whiplash” (2014), muestra aquí su lado tierno y “familiar” con una actuación de gran sensibilidad y cordura como el policía que cría pollos. Byrne, una de muchas jóvenes actrices que ha salido en muchas películas y sin embargo uno se olvida, aquí muestra que merece una oportunidad en papeles más sustanciosos.
La cinta funciona gracias a la perspicacia de la actuación de Susan Sarandon. Su Marnie es un saco de sorpresas que no lo son, pero ella sigue adelante como si con ella no fuera y rebasa los clichés con aplomo, gracia y sin esfuerzo. Contrario al guión que quiere seducirnos sin importarle que uno se da cuenta cuando algo redondo no cabe en un cuadrado, Sarandon es encantadora, bella y una mezcla de fuerza y suavidad que la hacen la actriz perfecta para el papel. A veces la película me hizo hacer morisquetas. Más aún cuando, a juzgar por las risas, los suspiros y los comentarios en voz alta que adivinaban lo próximo que iba a suceder en momentos obvios, la reveló adoración exagerada.
Sin embargo, el que reconoce que una película es un conjunto de esfuerzos no debe perderse la actuación de Susan Sarandon. Hollywood no tiene interés en darles buenos papeles a mujeres maduras. Una pena. Es evidente que allí no saben lo que se están perdiendo.