The Truth: recuerdos y realidad
Están entrevistando a la gran actriz y repasando la influencia que ha tenido sobre otras actrices del cinema francés (en los títulos dicen “el ADN que les ha trasmitido”) y ella muestra que humilde no es. Todo en su profesión parece comenzar y terminar con ella. La entrevista tiene que ver con la publicación de sus memorias que según ella ha vendido 100,000 copias (en realidad, la mitad). Tal parece, como descubriremos, que esa memoria está controlada por las modificaciones que le hace la autora.
A su casa llegan de Nueva York, para celebrar la publicación de las memorias, su hija Lumir (Juliette Binoche), una guionista, su marido Hank (Ethan Green Hawke) y su nieta de ocho años, Charlotte (Clémentine Grenier). Lumir está sorprendida de que el libro ya esté en circulación sin ella haberlo leído, algo que Fabienne le había prometido. Peor aún, cuando esa noche Lumir lee el libro se da cuenta que hay mentiras sobre la relación entre ellas. La diva la ha pintado como un cuento de hadas cuando, para ella, su madre faltaba, involucrada como estaba en su carrera, que era lo único que le interesaba. Como es característico con ella, Fabienne hace un gesto despectivo y le dice que es su libro. En otras palabras, ya está como está. No solo su hija sufre las idiosincrasias de la memoria de su madre. Su padre Pierre (Roger Van Hool), ex marido de su madre, está muerto según el libro. No solo está vivo, sino que se presenta a la casa a ver a su hija y a su nieta. Él, que la conoce bien, no se ofende, pero si lo hace su ayudante Luc (Alain Libolt) quien ha estado con ella mucho tiempo; no lo nombra ni una sola vez en el libro.
La película se transforma en una serie de símbolos, pero lo hace sin presunciones. Detrás de la hermosa casa de la actriz hay una prisión y en la película (de ciencia ficción) en que participa hay una actriz que le recuerda a Sarah, la actriz con quien más compitió y a quien tampoco menciona en el libro. Fabienne dice que Sarah, personaje que nunca vemos está reencarnado en la joven actriz que trabaja con ella en la película. Además, el tema de la cinta es el envejecimiento. La filmación de una película o un programa de TV, la película-dentro-de-la película, es un homenaje a la exquisita Day for Night (1973) de Truffaut. De esa forma el director sostiene nuestra atención en ese binomio de recuerdo y realidad que nos ha planteado desde el principio.
Como la clásica película francesa de costumbre, la intensidad de la cinta reside en los diálogos y en esos pequeños detalles simbólicos a los que ya he aludido. Hay confrontaciones entre los personajes, pero en ningún momento hay estridencias ni melodrama. Es evidente que Kore-eda ha entendido muy bien el temple galés y lo ha trasmitido a la perfección a sus personajes.
Catherine Deneuve y Juliette Binoche están perfectas como madre e hija que se quieren al mismo tiempo que rechazan algunas cosas de cada una. Binoche tiene que aceptar que su madre es egocéntrica, voluntariosa, orgullosa y manipuladora. Al mismo tiempo la quiere y sabe que ella también la quiere a ella; que, a pesar de su falta de humildad, es una buena persona y que hay que aceptar que también es una gran actriz. Las dos actrices veteranas tienen el problema que muchas veces tienen que compartir el encuadre con Clémentine Grenier. Esta actriz de 8 años es una maravilla. No solo es linda sino una actriz de sensibilidad. Es ella la que sirve de puente cariñoso entre los adultos. Además, le roba escenas hasta a una tortuga gigantesca que vive en el patio de su abuela. Su abuela, por otro lado, tiene una presencia y una capacidad para hacernos recordar. En un momento que la abraza, la niña le dice que le encanta su “olor”. Sabemos que es Chanel 5, y casi percibimos su aroma. El recuerdo es irresistible: perdura.