Transfiguraciones: Aaron Salabarrías, Laura Rodríguez Abreu, Alejandro Rodríguez
It’s the terror of knowing what the world is about
Watching some good friends screaming
«Let me out!»
Pray tomorrow gets me higher
–Queen, Under Pressure
Transfiguraciones es una muestra que reúne la obra de tres artistas que trabajan, entre otras cosas, sobre la idea de transformarse, de mirarse y de entenderse en el marco de las complejidades de la cotidianidad. Sus acercamientos son variados entre sí y se pasean entre lo cómico pop y las interioridades personales y colectivas. Transfiguran momentos, espacios e imágenes que transforman una experiencia inicial. Todos hacen uso de la fotografía ya sea como medio único, en el caso de Laura Rodríguez Abreu, o bien como parte del proceso, como lo utiliza Alejandro Rodríguez y Aaron Salabarrías. Cada uno muestra un singular interés en transformar lo que nos es habitual y común.
Mediante el uso de la fotografía se incorpora necesariamente un sentido del tiempo. En el caso de Laura, la artista logra detenernos en fragmentaciones de su cuerpo así como de su mirada por espacios quebrantados y vacíos que, de alguna manera, humaniza. Esa idea de fragmentación se puede observar también en los retratos que realiza Alejandro, pues hace énfasis en expresiones faciales, liberadas del cuerpo, que señalan un gesto que ya fue pero queda retratado en una fotografía que utiliza como base. Es, sin embargo, a través de la pintura, que convierte esa imagen inicial hasta que logra el acabado pictórico que busca. Aaron Salabarrías se maneja entre la pintura, la fotoserigrafía, el grabado y un sagaz impulso por las instalaciones donde traslada lo bidimensional a lo tridimensional creando varias capas en la experiencia.
Esta muestra los reúne en diversas etapas de sus carreras. Aaron Salabarrías, es un artista de media carrera y una extensa trayectoria. Los reconocimientos a su trabajo son múltiples en innumerables foros nacionales e internacionales. Es un artista que ha mantenido una línea de producción constante. A diferencia, Laura Rodríguez Abreu, estableció su propio negocio de diseño de interiores pero trabaja la fotografía y la poesía simultáneamente. Es una artista que ha mantenido un frente introspectivo pero con sus recientes exhibiciones, ofrece una mirada que amplía su trabajo. Laura alimenta su creatividad en un banquete entre la palabra y la imagen. Alejandro Rodríguez, por su parte, está en un momento importante como artista emergente. Sus trabajos ya han recorrido mucho camino en corto tiempo. Está en un proceso de exploraciones resultantes en éxitos para su carrera que van desde canvas en pequeño formato hasta murales en espacios públicos en Puerto Rico y fuera del país.
Laura, en su introspección, logra un eco ensordecedor que resuena en sus imágenes arquitectónicas. Muchas veces manipula la imagen para sobreponer su cuerpo en estructuras abandonadas, o al contrario, con su mirada reflexiva, logra que veamos en un pedazo de metal, la flexibilidad de una columna vertebral. Es por estas yuxtaposiciones orgánicas, la selección de entablar visualmente el diálogo que existe entre su cuerpo y el vacío de los espacios. Su trabajo, resuena también y con cierto hastío en espiritualidades que presenta huecas o visiblemente entristecidas. Muchas veces hace referencia a la historia del arte mediante miradas al tema de la muerte. Utiliza rosarios o Madonnas con Niño en nichos funerarios. Así parece referirse al flujo entre vida y muerte, al juego entre la mirada personal de lo propio y lo externo, entre la palabra y la imagen. Laura trabaja desde la poesía, género que domina en palabra y así como en sus figuraciones.
Es precisamente tomar la historia del arte como base, lo que ha trabajado Aaron a lo largo de su carrera. En esta serie, se apropia de personajes y métodos, para adentrarnos en su cotidianidad como amo de perro, artista, y trabajador, que como todos, nos encontramos siempre rodeados de presiones para consumir. Es quizá por ese deseo de señalar el consumismo, su continua utilización de figuras de plástico y su perspicacia al apropiarse de obras de arte; así como apuntando a aquello “no-único.”
Aaron siempre ha sido efectivo en adentrarnos a la a sociedad de consumo como eje de sus trabajos que se manejan entre lo pop y lo plástico, la originalidad y la repetición. Ha jugado con Rauschenberg y Warhol y siempre los lleva presente. En esta ocasión, añade una exploración con Cassius Marcellus Coolidge quien fuera un artista autodidacta de principios de siglo XX . Coolidge se hizo muy conocido por una serie de pinturas de perros jugando al póquer mientras fuman cigarros. Esta serie de pinturas fueron hechas por Coolidge a comisión de una compañía de tabacos para promocionar sus productos. En esta serie de piezas, Aaron incorpora también el pixelado asociado a los trabajos de Warhol, y figuras de plástico para añadir tridimensionalidad así llevando una irrisoria crítica al consumo masivo.
Por su parte, Alejandro trabaja con una serie de modelos que son amigos, familia, compañeros de trabajo. Su impulso lo lleva a querer retratar gestos que pueden incomodar pero quiere liberarlos de la perfección; del botón de “edit” de sus teléfonos inteligentes o del photoshop. Quiere presentar los gestos que nos humanizan y nos caracterizan por sus singularidades. Es curioso, pero en cierta medida esta serie de pinturas resaltan como emojis muy personalizados. Alejandro, logra retratos de las desfiguraciones de sus figuras. Dan gracia, pueden incomodar, parecen una fotografía pero son unas pinturas con una textura que logra con la utilización de un método artesanal: la espátula. Así también se libera él de la precisión del pincel y la pincelada aún siendo absolutamente preciso pero en movimientos agrandados. Es una gesta liberadora en todo sentido de la palabra.
Aaron, Laura y Alejandro se desplazan entre la inquietud, la risa y en ocasiones, el dolor. Quizá es un dolor pasajero como el de sostener una pose, o la referencia al aguante en lo personal y en lo social. Quizá, es en ocasiones, la jocosidad de las realidades así como de lo absurdo. Sus piezas transfiguran el gesto físico o el espíritu paseándose entre las presiones del ahora y del pasado.
En tiempos de dificultad económica, de un Puerto Rico post-Huracán María y con situaciones políticas y sociales que exacerban cualquier crisis, mantener una galería de arte y hacer arte, es una gesta heróica. Transfiguraciones, celebra las transformaciones, celebra a los artistas que siguen produciendo y las ganas de continuar en un contexto de duras realidades pero de inquebrantable ahínco.
Nota: Este es el texto curatorial para el catálogo de la muestra. La exhibición se extenderá hasta el 1 de mayo en el horario regular de la galería o por cita previa. A.Cueto está ubicada en la Avenida Escorial #531, Caparra Heights. Abre al público en horario de lunes a viernes de 9am-5pm y sábados de 11am-3pm. Para cita previa escriba a [email protected] o llame al 787-781-7952.