Uruguay y Brasil se acercan a su día crucial
Uruguay: el complicado retorno de Tabaré Vázquez
Como cada cinco años, este domingo Uruguay elige sus autoridades legislativas y a su presidente, que no puede ser reelecto inmediatamente. Tras casi diez años de extraordinarios logros económicos y sociales y de una valoración muy positiva por parte de la población sobre la gestión de quienes han dirigido el destino del país bajo la bandera del Frente Amplio, lo lógico sería que el Dr. Tabaré Vázquez ganara en primera vuelta y que el FA tuviera una mayoría cómoda en el Congreso. Pero la política tiene senderos misteriosos y fascinantes y en este momento, las encuestas muestran que seguramente habrá balotaje porque parece que ningún candidato alcanzará el 50% más uno de los votos. Tampoco está asegurada la mayoría parlamentaria del Frente. ¿Cómo es posible, se preguntarán muchos? Sobre todo, cuando Vázquez mismo terminó su gestión con 70% de aprobación de la población y el actual presidente, José Mujica, indiscutible líder nacional e internacional, también se acerca a esa cifra. Sin duda, hay que esperar al domingo para poder analizar a fondo los resultados, pero algunas pistas pueden ayudarnos a comprender este inusual escenario.
A mi juicio, hay varios factores a considerar en el análisis. El primero, me parece, está relacionado con la composición demográfica del Frente, una alianza entre numerosos partidos y agrupaciones, creada en 1971 y con crecimiento consistente hasta el 2004, cuando por primera vez ganó la Presidencia y el Congreso. La gestión de sus dos gobiernos se han caracterizado por el predominio de cuadros políticos varoniles mayores de 50 años y por una escasa consideración de la mesa política por asegurar la reproducción generacional de su liderazgo y por corregir la baja participación de mujeres en el proceso político. Los militantes del FA, irremediablemente, han envejecido y las nuevas generaciones no necesariamente se vinculan a la lucha político-partidista de la misma manera que los fundadores del Frente. Una mujer relativamente joven, la profesora y Senadora Constanza Moreira, intentó oxigenar la coalición frenteamplista desafiando en primarias al candidato “natural”, el ex presidente Tabaré Vázquez, de 74 años. La Senadora realizó una campaña refrescante, donde acercó a muchos jóvenes y mujeres, con un mensaje que resaltaba la necesidad de mayor integración de estos sectores; logró obtener el 18% de los votos. Seguramente porque Tabaré Vázquez esperaba ser aclamado como candidato único, su campaña post primarista no aprovechó el caudal de energía y creatividad movilizado por la Senadora. Muchos militantes tradicionales no vieron con buenos ojos el desafío que Moreira planteó al ex presidente y muchos jóvenes confirmaron la necesidad de redoblar esfuerzos para poder abrirse un espacio en una fuerza política dominada por la gerontocracia masculina.
Mientras, en el Partido Nacional, el tradicional bastión de los estancieros y acaudalados del país, Luis Lacalle Pou, un abogado y diputado de 41 años, ganó la nominación a la presidencia por esa colectividad. Un rostro fresco pero de larga estirpe, ya que es hijo de un expresidente de la nación y biznieto del célebre político y caudillo, Luis Alberto de Herrera. Con asesoramiento de imagen por parte de profesionales estadounidenses, cuantiosos recursos para la campaña y un lema que inicialmente parecía inocuo, “por la positiva”, Lacalle Pou descolocó a Vázquez y a muchos en el Frente Amplio. La población uruguaya suele ser extremadamente quejosa e hipercrítica de sí misma y de otros; el negativismo es frecuente y el cambio un proceso lento para la mayoría de las personas. De repente, aparece Lacalle Pou con su slogan exhortando al cambio “por la positiva”, abogando por una adecuación donde nadie quede incómodo. Ciertamente, ha sido una manera inteligente de montarse en el tren del cambio que ha impulsado el Frente Amplio, pero sin las acciones realmente transformadoras y revolucionarias que han enfurecido a las clase altas del país. Es un sofisticado anuncio engañoso.
Mi percepción es que el Frente Amplio, en general, vio a Lacalle Pou inicialmente como un rival fácil de vencer; sobre todo a la luz de su inexperiencia y de los formidables logros y evidente mejora en la calidad de vida que ha tenido la población con la conducción del país en manos del FA. La campaña de Vázquez tardó demasiado en despegar; no parecía haber un equipo o comando que pudiera competir con el del nuevo rival y Tabaré optó por una presencia mínima en los medios, rehusando incluso debatir en televisión con sus contrincantes. Para los sectores medios, educados, que votaron por él anteriormente, esto resultó desconcertante. En paralelo, el joven Lacalle Pou progresivamente fue penetrando espacios y sectores que han sido hasta ahora baluartes del Frente Amplio. Sobre todo, aparece a diario en anuncios rodeados de multitudes de jóvenes. ¿Cuánto de esta fuerte presencia en pasquines, locales y actividades se convertirá en votos a su favor? Es difícil predecirlo, pero en las encuestas ha tenido un impacto; el domingo lo sabremos con certeza.
La tercera fuerza política uruguaya, el Partido Colorado, que gobernó durante casi todo el siglo XX y tuvo una caída estrepitosa en el 2004, ha ido repuntando lenta y consistentemente. Este partido ha sido históricamente enemigo del Partido Nacional, pero ya una vez antes, en 1999 se juntaron para evitar que el Frente Amplio ganara la elección en el balotaje. No se descarta que pudiera suceder de nuevo y ello tiene sumamente preocupados a los frenteamplistas.
El segundo factor que creo está jugando en esta elección en Uruguay está relacionado con la evolución ideológica del Frente Amplio. Como agrupación de partidos que van desde el centro hasta la izquierda, el proceso de acordar las principales líneas de políticas suele ser bastante difícil y con diez años al frente el gobierno algunas de las diferencias de visión se han ido profundizando. Eso es lógico que suceda y realmente es casi un milagro que puedan ponerse de acuerdo en tantas cosas. El Frente utiliza el mecanismo de un congreso, donde se definen las principales líneas de acción, pero en las campañas suelen surgir nuevos temas que deben atenderse en el momento en que se plantean y no todos estarán de acuerdo con cómo se encaran esos nuevos asuntos sobre los que el colectivo no se expresó. Así por ejemplo, en las últimas semanas han surgido fuertes debates internos en el FA sobre un anuncio de Vázquez relacionado con la posible instrumentación de un programa de vales educativos, para permitir a las familias seleccionar escuelas privadas con subsidio del Estado, lo que es fuertemente rechazado por la base del Frente. Docentes, sindicalistas y militantes históricos han reaccionado aireados ante la propuesta, abriendo un flanco interno peligroso en un momento crucial. Otro tanto sucedió con algunas apreciaciones del candidato presidencial sobre la Ley de regulación de la marihuana aprobada en actual período de gobierno, sobre la ley de aborto y sobre el ofrecimiento que el Presidente Mujica hiciera para traer presos de Guantánamo en condición de exiliados al Uruguay. Todas estas son cuestiones importantes, que concitan el endoso de la mayoría de los militantes del FA. La postura de Vázquez pudiera estar contribuyendo a una erosión leve de endosos hacia un pequeño partido, más a la izquierda del Frente. En un sistema de balotaje como el que tiene Uruguay, que requiere la mitad mas uno de los votos, una pequeña diferencia podría poner en peligro la elección presidencial en una segunda vuelta.
El tercer factor que creo ayuda a entender que hoy las encuestas muestren un apoyo al Frente Amplio del orden del 43-44% es el sobredimensionamiento en los medios de comunicación del problema de seguridad en el país. Ciertamente, en los últimos años ha incrementado el número, el tipo y la forma de los delitos en Uruguay, pero nada comparable con las cifras del resto de la región. El Ministerio del Interior ha realizado una excelente labor mejorando las condiciones de trabajo de la Policía, añadiendo tecnología y equipamiento, y cambiando la mirada institucional general para enfatizar la prevención del delito. Pero en una lectura simplista –que muy bien conocemos en Puerto Rico- buena parte de la población cree que una política de mano dura sería más efectiva y que la del FA es muy endeble. Algunos electores seguramente votarán por los otros partidos que preconizan el acercamiento de la guerra contra el delito.
En resumen, considero que el domingo deben ganar el Frente Amplio y Tabaré Vázquez. Si no se logra el 50% mas uno de los votos habrá que ir a una segunda vuelta en un mes. Es entonces cuando se dará la más dura confrontación entre el joven Lacalle Pou y el político experimentado Tabaré Vázquez. Creo que la pulseada la ganará Vázquez porque los pueblos no se suicidan y los logros de la pasada década tocaron a toda la población y transformaron al país. Pero éste tendrá que aclarar sus posiciones sobre los temas álgidos que hemos mencionado para asegurar que todos los frentistas lo votan. Además deberá reconocer que muchos militantes vigilarán celosamente su gestión para asegurar que no se erosionan los logros alcanzados.
Brasil: Una segunda vuelta difícil para Dilma Rouseff
El pasado 5 de octubre, en el proceso electoral de Brasil, Dilma Rouseff obtuvo el 41.59% de los votos para la presidencia, pero como también hay sistema de balotaje, los 142 millones de electores deberán volver a votar este domingo para decidir quién presidirá el país. El Partido de los Trabajadores (PT), el cual integra, logró la mayoría parlamentaria gracias al apoyo de partidos aliados, aunque perdió legisladores. Será la segunda vez que Rouseff tiene que ir a una segunda vuelta, habiendo ganado en 2010 con 56% de los votos.
En sus casi cuatro años de gestión, Rouseff continuó las políticas económicas y sociales de su correligionario Lula da Silva, poniendo énfasis en movilizar la economía para sacar de la pobreza a unos 40 millones de brasileños y generar un proceso efectivo para reducir la terrible desigualdad social del Brasil. El período en que le ha tocado gobernar no ha sido fácil, pues debió generar una estrategia de blindaje y autonomía económica para evitar un impacto mayor de la crisis financiera de Europa y de Estados Unidos en 2008, que amenazaba con arrastrar a toda la región. En ese proceso, apostó a fortalecer relaciones con el Mercosur y asumió liderazgo decidido en el fortalecimiento de la agrupación de los cinco países conocida como BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica). También le tocó organizar el Mundial de Fútbol (2014) y los Juegos Olímpicos que se realizarán en Río de Janeiro 2016.
El buen manejo del ámbito internacional le ha ganado mucho reconocimiento a la presidenta, pero bastante criticas internas. Desde el año pasado debió enfrentar fuertes y reiteradas protestas de la ciudadanía que reclama como prioritarias las inversiones en salud, saneamiento, educación y viviendas. Parte del proceso de apaciguar los reclamos ciudadanos y de las organizaciones y movimientos sociales fue aprobar en mayo de 2014 el Decreto Nº8.243 sobre Política Nacional de Participación Social, que consigna la participación ciudadana como método de gobierno. De esa manera creó diversas instancias y mecanismos de diálogo y participación como lo son el Consejo de Políticas Públicas, la Veeduría Pública Federal, los foros inter-consejos y la Mesa de Monitoreo de Demandas Sociales.
La vía del diálogo ciudadano impidió una enorme crisis y llevó a la aprobación en julio de este año de la Ley 7168/14, conocida como Marco regulatorio para las organizaciones de la sociedad civil. La misma define una política de fomento y colaboración con las organizaciones de la sociales, regula las alianzas entre la sociedad civil y el Estado, medie o no financiamiento, y establece un fondo para proyectos de estas organizaciones. Seguramente, sin las protestas ciudadanas el Congreso de Brasil no se hubiera movido a aprobar un proyecto tan interesante y sólido como este, que abre las puertas a profundizar el cambio de modelo económico y de gestión gubernamental del país para centrarlo en el desarrollo humano sostenible y la participación ciudadana.
El contrincante de Rouseff, Aécio Neves, candidato del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) y considerado el playboy de la política brasileña está en las antípodas del pensamiento y la acción transformadora que el PT ha llevado adelante en sus doce años de mandato. Una y otra vez, Neves ha expresado su convicción de que el Estado debe ser reducido, que los mercados se autoregulan, y no ha logrado explicar cómo conciliaría su visión con los programas íconos del PT, por ejemplo, Bolsa de Famila, que ha dicho mantendrá. Por ello, sostenemos que en juego el domingo están dos visiones de mundo, dos paradigmas irreconciliables de cómo encarar el desarrollo del país.
Seguramente Rouseff ganará la segunda vuelta con menos margen que hace cuatro años. El desgaste es natural en todo proceso de gestión gubernamental, pero en su caso hay dos factores que creo están incidiendo en la reducción de apoyo. Por un lado, están los desafíos urgentes que no atendió todavía, especialmente los relacionados con la explotación voraz de los recursos naturales, que parece imparable en Brasil. Ello ha conllevado el continuo éxodo de campesinos e indígenas y no ha habido acciones significativas para detenerlo.
Por otro lado, me queda claro que en los países que han instalado gobiernos progresistas o de izquierda en América Latina se están dando procesos de desestabilización bastante novedosos, porque se hacen a través de sectas religiosas fundamentalistas, que operan en los sectores más pobres de la sociedad. En Brasil, el apoyo masivo a Marina Silva vino de ahí y ella ha pedido a sus seguidores que trasladen su caudal de votos a Neves. El poder de las sectas es muy fuerte en el Congreso brasileño y está totalmente alineado al poder económico de la bancada ruralista, cuyos integrantes son empresarios rurales que arrasan con la naturaleza. El poder de las sectas incide también en toda la sociedad demonizando a Darwin, censurando el aborto y expresando una visión homofóbica permanentemente. Brasil es tal vez el caso más notorio de esta influencia, pero también ha estado presente en Puerto Rico, en Honduras y cada vez me convenzo más de que ha llegado a Uruguay.