Venga la esperanza
A Manuel y a Alexandria, dos treintañeros que nos han enseñado que las batallas políticas se dan en la calle, que caminando puerta por puerta han llevado un mensaje de cambio y no dejándose pisotear por el sistema. Por un cuatrienio de lucha, voy a ellos en el 2024!
Hace cuatro años luego de la victoria de Trump escribí un desahogo en un momento bien sombrío en lo que pensaba que era el comienzo de un cuatrienio terrible; más que un análisis electoral era una catarsis de emociones[1]. Era la primera vez que pasaba un evento electoral desde que había tenido a mi hija y eso me dio una perspectiva diferente del futuro y fue muy emocional. Además que genuinamente auguraba que vendrían cuatro años muy difíciles, tanto en Estados Unidos como en Puerto Rico. Aunque no es motivo de este escrito, cuatro años más tarde puedo decir que hubo cosas en las que acerté y otras en las que no. Han sido cuatro años terribles, por muchas cosas, en ambos lados del charco. Trump ha sido un Presidente nefasto, Ricky fue un gobernador para el olvido, pero muchas de las cosas malas que pasaron no fueron por su culpa sino que sus malas administraciones exacerbaron estos desastres, como el COVID y el Huracán María, respectivamente. Pero Trump sí resultó ser todo lo racista, misógino, xenofóbico, negacionista de la ciencia y otras cosas terribles que sospechábamos y otros adjetivos que fue añadiendo. Pero también me reafirmé en este cuatrienio que la mayoría de los problemas en Estados Unidos son estructurales y a menos que hayan grandes cambios en el sistema, poco importa quien esté en la Casa Blanca. Claro, el ala progresista dentro del Partido Demócrata y el movimiento de Black Lives Matter han sido fundamentales en escavar el fango. Así, llegué al 3 de noviembre de este año, perdón, al sábado 7 de noviembre.El mero hecho de que hayamos tenido que esperar cuatro días para tener certeza de quién había ganado las elecciones es sintomático de lo anacrónico y anti-democrático del sistema electoral estadounidense. Biden ganó por cinco millones el voto popular y vino a declararse victorioso en el voto electoral gracias a la delantera por pocos votos que consiguió en Pennsylvania y Georgia el sábado 7. El Colegio Electoral y la Constitución de Estados Unidos son de esos temas que sugerir su cambio o total erradicación son tabúes y son parte de esos cambios estructurales a los que me refería que son esenciales para un cambio verdadero. Sería genial que Biden, siendo el candidato que más ha recibido votos-en el voto popular-en la historia de Estados Unidos fuera quien cambiara el sistema electoral, pero dudo que lo haga pues ya en uno de sus discursos en esos días de limbo alabó la democracia estadounidense como una ejemplar para el mundo…Aún así, en mi burbuja, un barrio mixto en la Ciudad de Nueva York donde la gran mayoría son Demócratas, ese sábado el júbilo era ensordecedor y fue una linda fiesta. Hacía mucho que no veía una fiesta colectiva, honestamente no recuerdo la última vez, quizás cuando ganó Obama la primera vez en el 2008 que también hubo celebraciones masivas. Mi impresión es que la diferencia principal es que aquella vez se festejaba la elección de Obama, por todo lo que significaba y la ilusión que su candidatura generó, ahora la alegría principal era por la derrota de Trump, no tanto por la victoria de Biden. Y aquí es importante hablar del rol que tiene una figura tan antagonista como Trump y cuyo discurso ha exacerbado tantas cosas que estaban dormidas en este país y que con su aval, se despertaron. Esto sin duda generó que mucha gente que en otras circunstancias no hubieran votado por alguien como Joe Biden, le dieran su voto, el legendario “voto útil”, “voto prestado” o “voto anti o de castigo”. Este voto que no genera ilusión al entrar a la casilla, el que no te hace salir con una sonrisa de quien votó por un candidato o candidata cuyas políticas reflejan las propias. Ese voto que se sabe que se presta pero que en el cuatrienio seguirán las políticas que han sometido a los pobres y los grupos marginados por siglos y que poco cambiará. Pero en una coyuntura como esta la prioridad era salir de Trump y luego intentar dar la pelea con el gobierno de Biden, donde quizás hay un mínimo margen para obtener estos cambios, mientras que en el gobierno de Trump las opciones eran nulas. Ahí la apuesta por la agenda progresista.
Sin duda el trabajo hecho por el senador Bernie Sanders con sus dos candidaturas en el 2016 y 2020 ha sido monumental. Confieso que aún no supero que haya sido derrotado, así que hablo con dolor en el alma, pero reconozco que logró al menos incluir algunas de sus propuestas en el discurso de Biden el candidato. El trabajo de los Justice Democrats y los Democratic Socialists of America fue esencial también no solo en incluir algunas políticas progresistas en la agenda y en los debates, sino en movilizar electores a las urnas. Por ejemplo, las congresistas del llamado “squad” Ilhan Omar y Rashida Tlaib, de Minnesota y Michigan respectivamente, hicieron un trabajo impresionante en sus estados para movilizar electores que usualmente no votaban, como en las comunidades musulmanas. Alexandria Ocasio-Cortez también hizo mucho trabajo en activar sus seguidores en apoyar a Biden, luego de todas haber endosado a Bernie Sanders. Ahora, luego de electo Joe Biden, este grupo está reclamando su espacio y voz en un Partido Demócrata que parece inamovible de ese centro donde está cómodo y siempre a un pasito de caer más a la derecha, sobre todo tentado a reclamar ese centro-derecha que el Partido Republicano abandonó con el Trumpismo y el conservadurismo más recalcitrante. Ahora la batalla se mueve dentro del Partido y ya comenzó. Ya ha habido acusaciones de que por poco pierden la elección por culpa del giro a la izquierda o afirmaciones del tipo que Bernie no hubiera podido ganarle a Trump. Por otro lado Alexandria Ocasio-Cortez les ha recordado el rol de ellos en ganar la elección y cómo, por ejemplo, la gran mayoría de los que apoyan el “Green New Deal” fueron reelectos, mientras Bernie enumeraba la gran cantidad de políticas progresistas que ganaron en las elecciones en distintos estados, como aumento al salario mínimo, la descriminalización de las drogas, aumento de impuestos a los ricos, entre otras.
Romper con el bipartidismo
Desde siempre he escuchado que en Puerto Rico hay que romper el bipartidismo. De padre y madre independentistas, crecí en una familia mayoritariamente popular, con alguno que otro PNP y pipiolo, pero más lejanos. Pero crecí con los jingles del PPD, las banderas, la foto de Muñoz Marín. Más importante aún, siempre viví bajo administraciones PNP y PPD, fuera en mi municipio de San Juan como en el gobierno central. El ideal de romper el bipartidismo lleva flotando hace un tiempo en la política puertorriqueña, aunque el PIP es una presencia en el panorama político, al tener un porcentaje tan bajo y el cual había ido descendiendo, no parecía como una opción real de cambio. Ya en el 2008 apareció el Partido de Rogelio Figueroa, Puertorriqueños por Puerto Rico, el cual sacó 53,693 votos para un 2.77%, llegando tercero sobre el PIP. Su mensaje era enfocado en romper con los partidos tradicionales y con la corrupción. Al terminar las elecciones el partido desvaneció y salió del panorama electoral. Para el 2016 irrumpieron dos candidatos independientes, la abogada Alexandra Lúgaro y el empresario Manuel Cidre. Ambos sacaron una cantidad altísima de votos, Lúgaro 146,941 para un 10.99% y Cidre 75,313 lo cual representó un 5.63% de los votos. La candidata a gobernadora por el Partido Independentista Puertorriqueño, María de Lourdes Santiago, sacó 27,559, un 2.06%. El Partido Puertorriqueño de Trabajadores, el cual se había inscrito con una agenda a favor de la clase obrera y otras políticas progresistas, sacó un 0.32% de votos (4,298). Con este panorama, los dos partidos principales, aunque habían visto cómo en las últimas elecciones sus votos y el porciento que éstos representaban se iban encogiendo, aún dominaron gran parte del pastel disponible. Ese empuje finalmente comenzó a materializarse en estas elecciones, cuando las fuerzas fuera del tradicional bipartidismo sacaron más de un tercio de los votos, exactamente un 37% entre el Partido Independentista Puertorriqueño, el Movimiento Victoria Ciudadana y el Partido de la Dignidad. En las pasadas elecciones ese número había sido de un 19%, mientras que en el 2012 era de un 5%. Más importante aún los dos partidos principales bajaron del 40% cada uno, lo cual implicó que sus seguidores rondaran el tercio de los votantes.
Sin duda hubo una combinación de factores que se juntaron para que esto sucediera, algunos de ahora, otros que se vienen acumulando y algunos contradictorios entre sí, que hasta parecen cancelarse. Aquí enumero algunos: la manera de organizarse de Movimiento Victoria Ciudadana, el fundamentalismo religioso, la elección de Charlie Delgado, el carisma de Juan Dalmau, la participación masiva de los jóvenes, la emigración masiva reciente, el llamado Verano del 19. Como dije, entre Rogelio, el MUS (Movimiento Unión Soberanista, que participó en las elecciones del 2012 y sacó un 0.56%), Lúgaro, Cidre, el PPT, todos pusieron su granito de arena para ir socavando un terreno que no parecía ceder. Pero fueron los más de 250,000 votos entre Lúgaro y Cidre los que a mi entender “jamaquearon” por primera vez los cimientos de la política partidista y electoral puertorriqueña. Luego, este cuatrienio con el combo del Huracán María y la crisis gigantesca que provocó, los terremotos, la salida de Ricky Rosselló, las protestas masivas, y más casos de corrupción, ayudaron a crear la base para que saliera algo nuevo.
Movimiento Victoria Ciudadana
Movimiento Victoria Ciudadana se creó hace poco más de un año y desde sus comienzos fue una amalgama de gente de distintos sectores, aunque muchos venían del PPT, independentistas realengos, muchos jóvenes, entre otros. Desde su génesis rompió esquemas típicos de los partidos tradicionales, como el no adoptar una política en cuanto a la relación de estatus con Estados Unidos y dejarlo abierto a tener entre sus candidatos y electores personas de todas las ideologías y simplemente asumir la Asamblea Constituyente como mecanismo para resolver el issue del estatus. Así, por ejemplo, su candidata a Comisionada Residente, Zayira Jordán Conde favorecía la estadidad, al igual que el representante por acumulación electo José Bernardo Márquez. También en sus filas habían antiguos miembros del PPD y muchos independentistas. Lo otro en lo cual se destacó el MVC fue en la manera de elegir sus candidatos y su plataforma, incorporando una toma de decisiones horizontal y bastante participativa, de igual manera corrió su campaña, con una masiva educación y yendo puerta por puerta, aún dentro de la pandemia. Su resultado es impresionante, 15.67% para gobernadora, perdiendo la alcaldía de San Juan por poco, y cuatro o cinco legisladores, además de varios legisladores municipales alrededor de la Isla. Desde el principio lo dijeron, que era un partido que quería ganar y gobernar y que habían llegado para quedarse en la política puertorriqueña, no meramente estas elecciones.
Juan Dalmau
En las últimas cuatro elecciones el PIP no había quedado inscrito al no obtener ninguna de las metas que exige la Comisión Estatal de Elecciones para quedar inscrito, así que justo cuando concluían las elecciones, se ponían a recoger firmas para lograr la reinscripción. Desde que Juan Dalmau comenzó su segunda campaña para la gobernación-ya había corrido en el 2012-mostró que la suya sería una campaña diferente a la que distingue a su partido, una refrescante, mediática y centrada en su persona, no en la independencia como ideal ni en el PIP como institución. No que Dalmau negara ser independentista ni pipiolo, pero su enfoque era otro y se proyectó como una figura refrescante, inteligente, cercana a la gente y la juventud y utilizó muy bien los medios y las redes sociales para llevarla a cabo. Sacando siete veces el porciento que sacara María de Lourdes en el 2016 y con un sólido 14.49% de los votos, el PIP fue otro triunfador de estas elecciones. Ya que también la misma María de Lourdes fue la Senadora por Acumulación que más votos sacó del total de senadores y senadoras que corrieron.
Partido de la Dignidad
El otro gran ganador de estas elecciones fue el también recién creado Partido de la Dignidad, cuyo candidato a la gobernación, el doctor/pastor estadista César Vázquez sacó 70,306 votos, para un 7.63%. Desafortunadamente en muchos de los análisis que he leído ni siquiera han mencionado al PD ni al Dr Vázquez, como si ignorándolo contribuyeran a su inexistencia. Yo fui una de las que me escandalicé cuando supe de su existencia, al conocer su agenda abiertamente fundamentalista, homofóbica, misógina y menospreciando la separación entre iglesia y estado. El hecho de que se haya creado un partido siguiendo con estas líneas, demuestra la fuerza del fundamentalismo religioso en la Isla y que es suficientemente fuerte como para poder crear su propio partido sin conformarse con ser una parte de uno de los partidos mayoritarios. Aún falta por conocer quiénes votaron al PD, pero parece ser un votante mayor, conservador, religioso, en su mayoría ex PNP, aunque no todos estadistas. De hecho, una de las sorpresas post electorales fue que la candidata al Senado por Acumulación Joanne Rodríguez Vevé, quien fue la segunda que más votos sacó, dijo en entrevista luego de las elecciones que favorecía la independencia. El PD tampoco tenía una postura como partido en cuanto al estatus. Al igual que en España cuando en se empezó a cuestionar en el nuevo milenio el bipartidismo del PP y del PSOE y surgió un movimiento, luego partido como Podemos (hoy Unidas Podemos), es importante señalar que también en el otro lado del espectro Ciudadanos también irrumpió en el panorama electoral español, socavando el monopolio de la derecha y de la centro derecha del PP. Peor aún, ahora con la existencia de Vox, un partido abiertamente racista y xenofóbico, situado a la derecha del PP, vemos cómo romper el bipartidismo no necesariamente implica que las nuevas opciones sean más inclusivas y/o democráticas, ni mucho menos progresistas.
Melones y fundamentalistas
Es importante señalar que el hecho de que Charlie Delgado resultara electo como el candidato del Partido Popular Democrático alejó al llamado “voto melón” que caracteriza al votante independentista que le “presta” su voto al PPD para derrotar al PNP. Pero Charlie, con sus constantes coqueteos con el fundamentalismo religioso y al no apelar a este voto, ayudó de alguna manera a que los independentistas pudieran darle su voto al MVC y al PIP, con Carmen Yulin hubiera sido diferente, incluso quien sabe con Eduardo Bhatia. También sería interesante analizar cuántos votos conservadores emigraron del PNP hacia PD y el PPD.
El PIP y el MVC
Muchos de los que han ignorado en el análisis post electoral a PD lo han hecho sumando los votos del PIP y MVC señalando que juntos sumaron cerca del 30% de los votos a gobernación y que con los 6 ó 7 legisladores que tendrán ambos partidos pueden crear una oposición más fuerte a los partidos principales. Además de señalar que seguir ignorando la existencia de PD no logra su desaparición, que incluso si no se les quiere tomar en cuenta es importante afirmarlo, también es importante analizar cuáles son los puntos comunes y los desencuentros del PIP y el MVC como organizaciones y el de sus candidatos y seguidores. Por ejemplo, conozco de muchas personas cuya decisión más difícil fue elegir entre votar por Lúgaro o Dalmau, pues ambos le parecían excelentes candidato/a y sentían que con ambos cumplían con el propósito de mandar un mensaje anti PPD/PNP. Para quienes el issue del estatus es vital y su identidad como independentistas subyace todos los demás asuntos, la decisión de votar por Dalmau fue más fácil. Para otros lo primordial era precisamente enviar un mensaje donde por primera vez en décadas no se centrara en el asunto del estatus y por ende, más en otros asuntos, para éstos era más contundente un voto por MVC. Otros simplemente consideraban que era hora de darle la oportunidad a una voz nueva y refrescante en nuestro panorama político tan monótono y repetitivo. Desafortunadamente, por muchos seguidores de ambos partidos coincidir en un espacio ideológico e intelectual, estuvieron semanas enfrascados en discusiones que creo que dividieron más de lo que debían, en vez de mover hacia delante una discusión fructífera, que dicho sea de paso, pienso que es necesaria.
PPD y PNP
Pensaría uno que después de un varapalo de esa magnitud para el PPD y el PNP al menos los primeros días darían muestras de algunos cambios en los estilos y las formas. Pues no. A los pocos días de las elecciones arrestaron al sexto miembro de la legislatura PNP en este cuatrienio por corrupción. Al día siguiente, Pedro Pierluisi aún sin ser confirmado por la Comisión Estatal de Elecciones, iba a La Fortaleza a reunirse con la gobernadora Wanda Vázquez. Allí dijo que la consideraría para su futuro gabinete y se rumora que pueda darle un puesto más alto también a su esposo en la judicatura. Mientras en el PPD, quien ganó la legislatura, Tatito Hernández se auto proclamó futuro “speaker” de la Cámara de Representantes e incluso repartió algunas comisiones, esto sin haberlo consultado con el liderato del Partido y sin la CEE haber emitido una confirmación de los resultados electorales. O sea, después de perder más de 200,000 votos y un 10 % de sus seguidores, no parece que van a cambiar las formas, de ellos no saldrá el cambio. Ya mucho se ha ido hablando de la necesidad de una segunda vuelta en Puerto Rico y con el hecho de que el gobernador electo gobernará con menos de un 40% de los votos, quizás haya llegado el momento de que se unan las demás fuerzas para impulsarlo. Definitivamente al menos uno de los dos partidos tendrá que participar en esta iniciativa, veremos si el PPD lo hace, como dijo su presidente Charlie Delgado, luego de perder la gobernación.
Izquierda/derecha y estadista/estadolibrista e independentista
Justo al momento de escribir esto la ex candidata a Comisionada Residente por el MVC renunció al partido, al decir que nunca se sintió cómoda siendo estadista y sobre todo con el moto de “izquierdistas” que tiene el partido. Creo que esto abre una caja de pandora, que es genial para nuestro país, y que tengamos una discusión que ya llevamos tiempo que debimos haber tenido. Por mucho tiempo, quizás porque en algún momento existió el Partido Socialista Puertorriqueño, y porque luego de su desaparición quedó plasmado en el imaginario, se combina y se asume como intercambiable el ser independentista con ser de izquierda en Puerto Rico, y aunque muchos lo son, muchos no lo son. Hay gente de izquierda que no son independentistas y sobre todo muchos independentistas que no son de izquierda. Sin contar que ya también debimos hace rato abrir la discusión de izquierda/derecha y que no se subyague exclusivamente a la postura económica, es decir, a ser “socialista” o “comunista”; así, lo más fácil para describir a un “izquierdoso” en Puerto Rico es “comunista” o más recientemente, “chavista” o simpatizante con Cuba o Venezuela. En un país con pocas discusiones intelectuales y demasiado énfasis en discusiones políticas en cuanto a la relación con Estados Unidos y líneas partidistas, se pierden y se confunden todos estos ejes. Así, quizás el caso de la senadora independentista del partido de ultra derecha y la renuncia de la candidata estadista del partido más progresista, abran esta discusión.
Natal
En unas elecciones donde estaban en juego el futuro de Puerto Rico, Estados Unidos y en cierta medida del mundo-por la influencia que éste ejerce en el resto de los países-poco a poco fui enfocando mi energía, pasión, entrega e ilusión en la ciudad que me vio nacer: San Juan. La candidatura de Manuel Natal representó un bálsamo en una cultura política bien jodía, jerárquica, sin ideas de proyectos urbanísticos, ni participación ciudadana. El proyecto para San Juan de Natal era bueno, inclusivo, bien pensado, horizontal, sus candidatos y candidatas a asambleístas eran diversos y bien preparados, su idea para la ciudad era genial. El y su equipo trabajaron, incluso en medio de la pandemia, visitando todos los sectores de la ciudad, la ruralía, los que están en el fango, las urbanizaciones cerradas, los residenciales públicos, las barriadas, las áreas urbanas, llevando su mensaje y sobre todo escuchando. Cuando Natal se fue delante de la candidata popular y pasó a segundo lugar en la noche de las elecciones, tuve mi primera sonrisa del día. Cuando tarde en la noche se pegó por mil votos al candidato PNP Miguel Romero, me puse bien contenta. Cuando a altas horas de la noche se fue adelante, empecé a gritar y a llorar. Miraba a Pierluisi adelante, pero sobre todo miraba la televisión y parecía que Trump ganaría, cuatro años más de esto, las implicaciones para la ciudad donde vivo, este país, el mundo, la pandemia, terribles, y aún así seguía feliz, ilusionada, enfocada en darle “refresh” a una pantalla a esperar que Natal siguiera adelante con el 100% de los votos. 3 AM y aún dándole al botón a ver si ya se acababa, pero con él ganando; como cuando me tapaba los ojos el día que Puerto Rico le ganaba a Estados Unidos en baloncesto en los Juegos Olímpicos de Atenas, pues tenía miedo que algo pasara y se virara el resultado. Acá se viró, Romero se fue a la delantera al día siguiente. Me destrocé, sentí que merecía, merecíamos una victoria. Lo de Bernie me había dado duro antes en el año, yo quería poder votar por un candidato a presidente que me ilusionara, poder salir de la casilla con una sonrisa y con la ilusión por un mejor país intacta. Ahí me di cuenta que aunque parecía que Natal perdería (al momento de este escrito aún quedan papeletas por contar, no solo en la contienda de la capital sino en el resto del país, ya que aparecieron maletines con miles de papeletas) realmente MVC y Puerto Rico ganó bastante. Ya se sembró la semilla, y hay que cultivarla y trabajarla en estos cuatro años, no esperar cuatro años. Se trabaja en la calle, en el Capitolio con los excelentes legisladores electos y siguiendo, sobre todo con la esperanza de que los jóvenes votaron por un cambio. Y saber que aunque quizás se perdió esa, por lo menos quienes votaron por Natal y por otros candidatos y candidatas como Lúgaro, Dalmau, Bernabe, Ana Irma, Mariana, Betito, Eva, salieron de la caseta electoral con una sonrisa y la conciencia tranquila, no como yo que salí como el papá de Libertad (ver la tirilla cómica del principio). Por eso, le dedico esto con mucha admiración y respeto a Alexandria Ocasio-Cortez y a Manuel Natal Albelo, por un cuatrienio de lucha y tenerlos de nuevo en el 2024!
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