Ya es hora
Publicado: 9 de agosto de 2019
Metió dos dedos en su vagina y le pintó rayas de sangre sobre las mejillas.
Dos a cada lado de la cara.
Rayas gruesas y oscuras.
Lo observó por varios segundos.
Tan concentrado. Marcial y bello.
Al oído le dijo suave: vamos, ya es hora.
Una sonrisa brotó en sus labios finos. Leve pero suficiente para ella.
Palpable excitación.
Entonces, cogieron sus cosas y salieron a quemar la ciudad.
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