¡Qué bueno es vivir así!
Habrá que ver qué más ha sucedido desde que me siento a escribir sobre esta campaña. Con sólo dos días de vida pública al momento de redactar, el “qué bueno es vivir así” de El Gran Combo ha provocado una interesante variedad de opiniones.
La mayoría especuló que los Mulatos del Sabor se retiraban. El solemne anuncio de fondo azul a página completa, auguraba que algo grande ocurriría. Los horarios de la pauta anunciada pronosticaban que el mensaje iría dirigido a los que trabajan o estaban acostumbrados a hacerlo. No era un mensaje para universitarios ni adolescentes. Para los que hemos sido publicistas, el olfato nos anticipaba una estrategia promocional de alguna empresa… tal vez MMM? Pensé… sin ofender a nadie por edad.
Y entonces llegó el momento. La voz grave de Ithier, (que al escucharlo por radio me hizo recordar a Morgan Freeman haciendo de Dios) nos hablaba con un cierto mea culpa de habernos estimulado a la cultura de la vagancia con uno de sus más emblemáticos temas. Uno a uno, los integrantes del combo nos fueron hablando de que era hora de cambiar el himno nacional del vago por algo más edificante… y entonces… llegó el momento del nuevo himno, el que nos invitaba a tener ganas de trabajar.
Qué chevere! , pensé… mientras me levantaba de la cama con ánimo… siempre me había gustado el ritmo del no hago más ná. Y la letra estaba genial. Hasta puse el estribillo en mi perfil de Facebook y Twitter. Pero seguía sospechando que la iniciativa no era de los músicos.
Si hubiera sido una iniciativa del grupo, no hubiera sido necesario tanto teaser pagado en los medios ni comprar anuncios. Una sencilla convocatoria a una rueda de prensa donde anunciaran su deseo de regalarle al pueblo un nuevo estimulo de vida, hubiera sido suficiente para lograr titulares, primeras planas y exposición sin límite en los medios. Haber anunciado que permitían el descargue sin costo de la pieza musical, a lo Calle Trece, hubiera roto el record del downloading legal en Puerto Rico.
¿Por qué no lo pensé antes? Era obvio que serían ellos los auspiciadores. Por la tarde vi la versión del video y entonces se hizo evidente… detrás estaba el Banco Popular, el mismo que los había homenajeado con un insípido especial de Navidad. En la primera corrida, la completa con el mensaje introductorio, todavía no aparecía el logo, pero la toma panorámica del singular edificio evidenciaba el branding del banco que se hace llamar del pueblo.
Entonces siguió el resto de la campaña. Vota por el video y te regalamos un concierto gratis. Lo que no dicen es el uso de dicho registro de votantes para el mercadeo del banco.
Mi malicia estaba al 100 por ciento. Aunque soy una defensora de las campañas de responsabilidad social corporativa, y esta tenía humos de serlo, la verdad es que era un nuevo intento de salvar la inversión de una anterior campaña publicitaria, con musiquita de salsa también, que se desinfló al estimular el consumismo en un pueblo atribulado por las deudas y el desempleo.
Ahora no se tiraban de frente. Se escudaban tras el querido grupo de artistas. Apelaban al sentimentalismo, a la emoción para levantarse a trabajar. Pero igualmente era un mensaje individualista que en esta ocasión ponía el peso de la responsabilidad en los hombros de cada uno de los que nos hemos sentido frustrados, indignados o desanimados en algún momento.
Claro está. La banca no se mueve en un mar de temores e inseguridades. Necesita clientes con ganas para que cojan préstamos a tutti plen. Levantemos su ánimo. Que quieran cambiar el carro, remodelar la casa, comprar ropa nueva en un make over que le ayude a conseguir mejor empleo…
¿Responsabilidad social o lavado de cara? ¿No fue el principal ejecutivo de ese mismo banco el que participó entre los asesores del gobierno que recomendaron los despidos de la Ley 7? ¿No es ese uno de los bancos que lloraron para que no se afectaran sus beneficios contributivos mientras el pueblo seguía siendo exprimido?
Ya hay al menos un video viral en las redes sociales que, usando la pista de la canción original, muestra las imágenes de un gobierno insensible y nos alerta que la forma de trabajar y echar pa’lante es la lucha social contra la injusticia. “Qué triste vivir así, buscando con qué pagar” es el estribillo sugerido.
Me temo que los mulatos cayeron en la trampa de buena fe. No hubieran cobrado por la campaña pero hubieran ganado mucho más si lo hacían por su cuenta. Puerto Rico necesita mucho más que una canción para levantarnos el ánimo. Necesita que nos levantemos para producir el cambio.