¿Es viable una red caribeña de energía renovable?
Expertos del Caribe se reúnen en la Universidad del Turabo
para explorar el tema del 5 al 7 de mayo
La posibilidad de crear una red caribeña de energía renovable que facilite la adaptación a gran escala de tecnologías favorables al ambiente es la idea central tras la Cuarta Conferencia Internacional con el tema Interconexión Eléctrica del Caribe: Aspectos Técnicos, Ambientales y Económicos. La Conferencia, organizada por el Centro Internacional de Estudios del Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible (CIEMADeS), será del 5 al 7 de mayo en la Universidad del Turabo y abordará la relación entre la interconexión eléctrica y la energía renovable.
Es de conocimiento general que enfrentamos cambios climáticos causados por acumulación de emisiones de gases invernadero en la atmósfera. Gran parte de estas emisiones provienen de las actividades humanas, en específico la quema de combustible fósil (petróleo) para producir energía. Las fuentes de energía renovable como el viento (eólica), solar (fotovoltáica), el agua (hidroeléctrica), geotermal y otras, pueden proveer la energía que necesitamos sin las emisiones contaminantes a la atmósfera causantes del calentamiento global. Gobiernos, inversionistas, aseguradoras y ambientalistas están todos de acuerdo en que debemos movernos en esa dirección. El reto de estas tecnologías, sin embargo, radica en el alto costo de la inversión requerida.
Existe la percepción generalizada de que las fuentes de energía renovable son gratis, y que podremos hacer esta transición en dos o tres años. Es cierto que el sol y el viento son básicamente gratis, pero la tecnología para capturarlos no lo es. Podremos esperar una reducción en la factura de energía solo una vez se logre cubrir el costo de instalar la infraestructura necesaria, que usualmente toma de 25 a 30 años. Si consideramos, además, la expansión de terreno que se necesitaría para lograr una proporción razonable de energía renovable, es evidente el panorama de tiempo y espacio requeridos. Por la particularidad de nuestra condición de islas, esto implica sacrificar otras actividades importantes, como la agricultura.
En otras partes del mundo es más fácil asumir el costo de ese financiamiento y los impactos en el uso de terrenos. Para las regiones con alta densidad poblacional es más probable tener la cantidad de clientes necesaria para fraccionar unitariamente esos costos, de manera que no se le aumente significativamente el costo de la energía a los usuarios. También es más factible dedicar los terrenos necesarios para la generación de energía renovable cuando la extensión geográfica requerida es razonable en proporción con el territorio nacional o regional. Pero en las islas del Caribe tanto los mercados como los terrenos son limitados. Esto implica que para sufragar la instalación de esa tecnología en cada país individualmente, pocos clientes tendrían que asumir el costo, aumentando así la factura de electricidad por hogar. También tendrían que estar dispuestos a sacrificar terrenos para la instalación de dicha tecnología allí donde sea adecuado, ya que la ubicación de estos proyectos se basa en mediciones de acceso a la fuente (sol, viento, etc.) y no en preferencias o disponibilidad.
Las compañías de distribución eléctrica tienen la presión añadida de que para invertir en energía renovable deben considerar que el consumo energético (y sus ingresos) van en una curva descendente como resultado de las medidas de eficiencia energética. Entonces resulta en un reto mayor para las compañías eléctricas, tanto privadas como públicas, el mantener la operación de los sistemas eléctricos, invertir en energía renovable y además cumplir con los compromisos contraídos por inversiones anteriores hechas en el sistema eléctrico (stranded costs).
La interconexión es una estrategia para manejar estos altos costos, ya que permite ampliar el radio de mercados a los que vender la energía generada. Se crea un mercado de escala que viabiliza la construcción de los proyectos de energía renovable. La interconexión también reduce el uso de terrenos en sistemas aislados. Por ejemplo: el proyecto geotermal de la isla de Nevis en el Caribe tiene una capacidad de generación de hasta 400MV. Sin embargo, el territorio de Nevis solo provee mercado para unos 10-15 MV, por lo que los costos fijos, al ser fraccionados entre los clientes de ese mercado, representarían un costo de energía al detal demasiado alto. Con la interconexión, sería posible ampliar la base de clientes de tal manera que se diluyan los costos fijos. De esta manera se crea un mercado de energía con un amplio menú de fuentes de generación renovable interconectadas entre sí, diversificando los abastos y manteniendo también un flujo estable de energía en el sistema de distribución.
Esa estabilidad es imprescindible para la actividad industrial y la generación de empleos. Una red regional permitiría manejar la intermitencia de las fuentes renovables, crear la escala suficiente para mantener los costos bajos y reducir el impacto en ecosistemas mediante la reducción en el uso de terrenos para proyectos de generación. El resultado directo es retener y desarrollar al sector de manufactura, turismo y otros (y los empleos que representa) con un sistema eléctrico estable, limpio y a costo accesible para la región del Caribe.
La Conferencia de CIEMADeS es un primer encuentro para comenzar la discusión regional de estos temas. La Conferencia cuenta con la colaboración de la Organización de Estados Americanos (OEA), el Departamento de Estado de Puerto Rico y el Puerto Rico Energy Center (PREC), entre otros. Conferenciantes de proyectos a gran escala en otras regiones del mundo compartirán sus experiencias y recomendaciones para desarrollar la red de interconexión eléctrica del Caribe, tomando en consideración los aspectos ambientales y socio-económicos, además de los técnicos. Entre las personalidades que se darán cita en Puerto Rico para este encuentro están: Mark Lambrides de la OEA; Antonio López-Nicolas, de la Asociación de Transmisión Europea (ENTSO-E); Brian Schmidly del proyecto solar del Norte de África-DESERTEC; Deirdre Shurland, oceanógrafa de la Unión Internacional para la Conservación del Ambiente (IUCN); y Ellen Vancko, asesora de energía de la Union of Concerned Scientists (UCS).
[Para más información y para matricularse en la conferencia, acceda a CIEMADeS o envíe un correo electrónico a [email protected].]
* La autora es Directora ejecutiva de CIEMADeS.