Se escuecen al fondo del caldero / los cuerpos del olvido, / surcan la grieta precisa, / ruedan por el asfalto duro y febril del tiempo negro. / llevan los trapos mojados y los ojos del penetrante rayo, / la inconstancia.
Se escuecen al fondo del caldero / los cuerpos del olvido, / surcan la grieta precisa, / ruedan por el asfalto duro y febril del tiempo negro. / llevan los trapos mojados y los ojos del penetrante rayo, / la inconstancia.
un poblado abandonado; / anónimo limbo aquel / que de un aliento a la espera queda; / nadie a-la-espera-de,
con su mirada hecha suelo, / sombra del sol que se transmuta / en un aura azul y un desvelo.
no hay manera de retroceder / el auto está atrapado en un / tránsito espantoso; quizás si / bajamos las ventanas
y dejamos que circule la ciudad / la calima mitigue la bulla
chatarra acumulada en una esquina / varias ratas que la separan. / un carro oxidado con un anciano / adentro que huele pega para no / desprenderse.
soy borde / borde contra esquina // al ras de la grieta próxima // arista deforme por la sombra // espacio-nada / o / preparto // astillado como una escena // mi cuerpo el sopor de un recuerdo
lo que no cabe duda / es que ahora mismo // los dos anidan entre la negrura oblonga de un // desasosiego / allí / el pasado es únicamente // un artificio de la razón / un simulacro lúcido.
Mi País… Hay que rescatarlo / de la avaricia, del letargo, / de la basura, del conformismo, / del complejo, de la demencia… / Si queremos tener Patria.
¿Con quién te encontraste, dime qué sentiste? / ¿Es diferente ahora, cómo hablas, cómo vistes?
// Te deseo la mejor de las suertes y recuerda, / Hay que saber balancearse en cualquier cuerda.
Desactivados, dados al azar de dados, / todos decidimos dónde nos quedamos, / todos lloramos, nos engañamos, / pero enamorados, quizás llegamos…
Nuestras ramas son firmes y fuertes raíces, / que crecen en lo oscuro para ser más felices; / son nuestras herramientas, nuestros cómplices. / Esta tierra roja, todo lo que da son frutos…
Todos de todos lados, todos los nacionalismos / sin nacionalidades, sin dictaduras, ni despotismos, / fanatismos, absolutismos; aquí se acaba el atraco, / comienza el amor, no queremos más tocino blanco…
El camino hacia Santurce / desde Río Piedras / me da tiempo a recordar / mientras escucho las noticias / que de todo lo que siempre quise / irme fue lo más emocionante.
Las salas de espera / son una forma de saber / qué tanto sabes estar.
Hoy tengo ganas / de estar con alguien / que no sé quién es / y debo ser yo / con mi manía nueva / de no admitirme extrañando.
y le echo la culpa al tiempo / para no admitir que el dolor / mientras más agudo / más se hace grito en mí / porque el dolor es un grito / a pesar de que el grito / no siempre sea de dolor.
También sé que ama las orquídeas / casi tanto / como los buches de café / y un disco de bachata / de un tal Andy Andy / que le regaló el hombre / que perdimos a la misma vez / ese mismo que mientras era su hijo / también fue mi padre
La única certeza es el mar / lo único certero el océano / la única constancia es el agua
Tengo que hacerme más presente / De pronto despierto / me doy cuenta / me la pasé soñando que soñaba / Abro mis ojos, veo los detalles / ¿Seguiré soñando que sueño? / ¿Estaré soñando que desperté?
¿Se puede ser y no ser y seguir siendo? / ser como las olas o como el viento / ser acaso como ese otoño tropical que aún no entiendo
la isla cabe en un hechizo de tormenta / chas chas todo se puede / mover con el viento / aun esa mirada perdida / de un muerto / aun el espanto de la vecina / que aguanta la puerta / y la ventana estalla / como fuego artificial
en este espacio mágico / dos mujeres han procreado / prescindiendo / de catálogos de donantes / sin ahorrar / para el médico / y sus protocolos / desterrando el temor / de llamar / a esa otra clínica y dar / explicaciones sobre el amor