Hillary y Monsanto ante la coyuntura electoral
Es de todos conocidos que las campañas de la mayoría de los políticos se subsidian por corporaciones y empresarios que hacen sus donaciones económicas para luego exigir el pago de las aportaciones en contratos, leyes y posiciones en agencias gubernamentales. Este sistema de operación política produce el legal, pero inmoral «revolving door». Para pagar los favores económicos, los políticos le brindan posiciones en agencias gubernamentales importantes y pasan (o detienen) proyectos de ley para beneficiar a estos empresarios con el fin de adelantar sus propias agendas corporativas. Una de las empresas que auspicia la campaña de la Sra. Hillary Clinton es Monsanto.
La corporación Monsanto es una que tiene un preocupante historial con el desarrollo de múltiples productos asociados a daños a la salud y al ambiente. De hecho, en el mes de octubre de este año enfrentará a un tribunal internacional acusada de crimen a la humanidad y al ecosistema. Es una compañía que goza también de múltiples demandas a través del mundo con fallos legales adversos. Uno de los más recientes es el que se dio a conocer el 26 de mayo de este año donde la justicia halló culpable a la empresa del cáncer (linfoma No Hodgkin) que sufrieron varias personas al usar sus productos de PCB hace muchos años. Monsanto tiene que pagar ahora 46 millones de dólares en indemnización(1). Lamentablemente, esta es solo la más reciente de las muchas demandas que se han llevado a cabo contra esta empresa por daños a la salud. Es una compañía que históricamente ha presentado un patrón recurrente operacional: desarrolla el producto, lo lanza al mercado, declara que es seguro y luego décadas después hay que sacarlo por la evidencia abrumadora del daño a la salud. Así ha ocurrido con productos como la sacarina, el PCB, el DDT y el agente naranja. Otros productos como el Bisfenol A (BPA) y el Aspartame conocido como NutraSweet (perteneciente a la farmacéutica G.D. Searle que fue comprada por Monsanto), se mantienen en el mercado bajo controversias sobre los efectos nocivos a la salud.
Monsanto, además de ser la creadora de múltiples productos asociados a diversas enfermedades, es también la principal corporación en la producción de alimentos modificados genéticamente. De igual modo, es la que fabrica el herbicida de mayor uso en el mundo (el Roundup y su ingrediente, el glifosato), clasificado por la Organización Mundial de la Salud como cancerígeno en animales y probablemente cancerígeno en las personas. El glifosato, cuyo uso inicial era para limpiar las tuberías, también está asociado a múltiples efectos adversos a la salud y existe amplia evidencia científica independiente que así lo demuestra (2,3,4). Esta compañía millonaria es una que por años se ha beneficiado de su relación con la Sra. Clinton y los gobiernos de turno. Es impresionante el registro de personas que de trabajar en la compañía Monsanto pasan luego a laborar a las distintas agencias gubernamentales. De igual modo, es muy preocupante cómo empleados del gobierno salen de sus agencias para trabajar con esta compañía. Uno de los nombres más populares que caracteriza el «revolving door» es el del Sr. Michael Taylor.
Para la década de los 80, el Sr. Michael Taylor pertenecía al Bufete legal King & Spalding quienes representaban a Monsanto y al Concilio Internacional de Biotecnología cuando fue nombrado Comisionado en la Administración de Drogas y Alimentos (FDA). Uno de los objetivos de este nombramiento fue la aprobación de los alimentos modificados genéticamente. La misma se logró para el 1992 en un proceso anómalo con estudios de solo tres meses de duración, bajo el principio pseudocientífico de «equivalencia substancial» y bajo la protesta de los propios científicos de la agencia. El libro del abogado Steven Druker, quien demandó a esta agencia, narra los detalles reveladores de un proceso turbio que llevó a que el cambio más dramático en la historia de la alimentación se mantuviera sin ser informado a la población (5). El Sr. Taylor fue también quien se encargó de la aprobación de la hormona de crecimiento bovino (utilizada para aumentar la producción de leche en las vacas) desarrollando un reglamento donde se les prohibía a los ganaderos e industria de lácteos hacer distinciones en la etiqueta entre los productos provenientes de reses a las que se les inyectaba esta hormona y las que no la contenían. Así, desde el 1994 esta hormona se utiliza en las reses en Estados Unidos buscando un incremento en la producción de leche que lleva a que las vacas sufran de serios problemas de mastitis, produciendo también un aumento dramático en el uso de antibióticos. El consumidor quedó ajeno de este cambio en la producción de la leche de vaca. Esta hormona, somatotropina bovina, es una que se sigue investigando por la asociación a diversos tipos de cánceres como el de mamas y próstata. Y aunque la misma está prohibida en la mayoría de los países del mundo (incluyendo Puerto Rico), es una hormona producida por la compañía Monsanto, legal en Estados Unidos y sin posibilidades de que las personas conozcan en qué productos se encuentran debido a las regulaciones emitidas por el FDA y el consultor de Monsanto, el Sr. Taylor. Es importante añadir, que luego de cumplir su encomienda, el Sr. Michael Taylor, salió de esta agencia a trabajar como Vice Presidente de Política Pública en Monsanto. Y en los últimos años que el tema de los transgénicos y el reclamo de su rotulación ha tomado auge e importancia, ¿adivinen quién ha vuelto al FDA? ¡El Sr. Michael Taylor! Ahora el Sr. Taylor, nombrado por el Presidente Obama, regresó al FDA con la misión de detener la etiquetación de los alimentos modificados genéticamente y mantener en vigencia la decisión de esta agencia donde señalaba que las personas no tenían que saber en qué productos se encontraban los alimentos modificados genéticamente ya que como ellos mismos aseguraron: «Esta información no es de interés público».
Además del Sr. Taylor, son muchas las personas que del gobierno pasan a trabajar con esta empresa o que de esta compañía, pasan a ser parte de las agencias gubernamentales que dictan leyes y protocolos que tienen relación con los productos de Monsanto. Podemos mencionar al Sr. Clarence Thomas quien era el General Counsel para Monsanto antes de pasar a ser Juez del Tribunal Supremo de Estados Unidos donde se han perdido muchas de las demandas que los agricultores han presentado contra esta compañía. De igual modo, es el caso de Linda J. Fisher, Administradora de la Agencia de Protección Ambiental (EPA) en el área de pesticidas y sustancias tóxicas, quien del gobierno pasó a ser la Vice Presidenta de Asuntos Públicos para la Corporación Monsanto. De la misma forma, está el caso de Margaret Miller, quien de Supervisora del Laboratorio de Química de Monsanto pasó a ser «Deputy Director of Human Food Safety and Consultative Services, New Animal Drug Evaluation Office»
En el caso de la Sra. Hillary Clinton hay que mencionar que ella fue abogada para Monsanto en Rose Law Firm. Esta relación ha continuado por años y es Monsanto actualmente uno de los grandes donantes a su campaña política. La Sra. Clinton es una de las que más promueve la biotecnología con los alimentos modificados genéticamente y está en contra de la rotulación de los mismos. Y aunque el tema de los transgénicos existe mucha controversia, es importante señalar que sí existe un gran consenso en la necesidad de que se rotulen los productos que contengan ingredientes modificados genéticamente tal y como lo hacen los países en Europa y en otras partes del mundo. De ese modo, los que deseen consumirlos pueden continuar haciéndolo y los que quieran evitarlos, pueden hacerlo al estar esta información en la etiqueta. Lamentablemente, el año pasado se aprobaron las nuevas semillas modificadas ya no resistentes al glifosato (que son las que actualmente dominan el mercado), sino al 2-4-D, uno de los ingredientes del agente naranja. ¡Exactamente tal como lees! Pronto, aunque parezca inaudito estarán disponibles estas nuevas semillas en los supermercados en los productos de maíz o soya que contendrán residuos de uno de los ingredientes del perjudicial agente naranja sin que aparezca esta información en la etiqueta de los alimentos. Igualmente, ya están aprobadas las manzanas, las papas y el salmón transgénico y los mismos se venderán sin distinción alguna en la etiqueta gracias a los políticos que responden no a la protección de lxs ciudadanxs, sino a los intereses de las grandes corporaciones. Es por eso que hay que reconocer que un voto por la Sra. Hillary Clinton es indudablemente un voto también a Monsanto.
La influencia que reciben los políticos por las grandes corporaciones están presentes en muchos países en el mundo. En Argentina, por ejemplo, es alarmante la gran producción de soya transgénica, el daño que sufren las personas humildes que viven cerca de estos cultivos y la indiferencia del gobierno. El conmovedor documental de Pablo Ernesto Piovano muestra gráficamente los efectos perjudiciales en niñxs y adultxs en esta región (6). Puerto Rico no está exento. Para la gobernación del Sr. Luis Fortuño se aprobó la Ley 202 de Biotecnología donde se ha asegurado una permisología rápida a estas compañías a tal punto que las mismas pueden exigir indemnización si se tardan dichas aprobaciones. Esta ley también otorga privilegios en el consumo de agua, subsidios agrícolas (¿alguien puede entender cómo una compañía millonaria recibe subsidios de parte de nuestro quebrado gobierno?) y entrega de las mejores tierras agrícolas en cantidades que violan la Constitución. Continuamos abriéndoles las puertas a la experimentación con semillas transgénicas que en nada contribuyen a nuestra seguridad alimentaria. De igual modo, los proyectos del Senado presentados por la Lcda. María De Lourdes Santiago tanto para la rotulación de los alimentos modificados genéticamente como para detener el uso del glifosato se mantienen engavetados. En la única vista pública que se llevó a cabo sobre el proyecto de la etiquetación en diciembre del 2013, participé de la misma. El senador José Luis Dalmau, Presidente de la Comisión de Salud, me aseguró de forma muy entusiasta que habría un segundo día de vistas públicas. Sin embargo, ya van 3 años esperando y ese día no ha llegado. Estamos próximos a otras elecciones generales, estos proyectos continúan sin vistas públicas y el entusiasmo parece que ha desaparecido en los legisladores.
A pesar de la indiferencia y la corrupción rampante en la política, tenemos que reconocer que no todo está perdido. Como candidato a las elecciones presidenciales ha surgido una figura sabia, vertical, honesta, inspiradora,humanitaria y con una larga trayectoria que valida su integridad política. El es el senador Bernie Sanders. Este candidato se ha destacado por denunciar el inversionismo político y no solo ha enfrentado a Wall Street y Big Pharma, sino también a grandes corporaciones como la misma Monsanto. A diferencia de la Sra. Hillary Clinton, el senador Bernie Sanders está a favor de la rotulación de los alimentos modificados genéticamente y ha presentado legislación en el Congreso con estos fines. Su estado de Vermont, el cual él representa en el Congreso, ha sido el primero en aprobar legislación a favor de la etiquetación de los productos que contengan ingredientes modificados genéticamente (GMO). De hecho, cuando esta ley se aprobó, Monsanto demandó al Gobernador de Vermont. Luego de todo un largo litigio, finalmente el Gobernador de Vermont prevaleció y se espera que pronto se ponga en vigor la ley de etiquetación de los alimentos modificados genéticamente en este estado. Sin embargo, el Congreso está haciendo un gran esfuerzo por detener la rotulación de los GMO. Producto de este esfuerzo fue el proyecto HR 1599 conocido mejor como la ley DARK, que pretendía entre otras cosas, prohibirle a todos los estados la etiquetación de los alimentos modificados genéticamente. Este proyecto fue aprobado el año pasado en la Cámara de Representantes gracias a millones de dólares invertidos por grandes compañías que no desean que el consumidor conozca en qué productos se encuentran los ingredientes transgénicos. Entre las empresas que cabildearon a favor de este proyecto se encuentran la industria de refrescos y las compañías de biotecnología. El proyecto finalmente no se aprobó en el Senado y de esta forma fue detenido. Sin embargo, se espera que nuevamente surja alguna otra medida legislativa en el Congreso para detener las iniciativas de otros estados que quieran al igual que Vermont que sus ciudadanxs tengan la información sobre dónde se encuentran los alimentos modificados genéticamente.
El senador Bernie Sanders además de la rotulación de los GMO, también promueve la agroecología, una agricultura que produce alimentos verdaderamente nutritivos pero en armonía con el ambiente. De esta forma, se llenan las necesidades nutricionales de la población pero tomando en cuenta la resiliencia de los terrenos y se evita dañar el ecosistema con el uso de los agro tóxicos. Esta forma de agricultura, según el informe de las Naciones Unidas, es la más efectiva para trabajar el problema del hambre en el mundo y la seguridad alimentaria. Como
Son muchas las razones para votar por el Sr. Bernie Sanders en las primarias presidenciales: su oposición a la Junta de Control Fiscal, el establecimiento de una auditoría con una reestructuración de la deuda (sin que se afecten los servicios médicos, las pensiones y el sistema educativo), un seguro de salud universal, la educación universitaria gratis, el aumento del salario mínimo, la no intervención de Estados Unidos en los países del mundo (principalmente en América Latina), la oposición a la guerra, el rechazo del TPP o Trans-Pacific Partnership (tratado económico internacional que la Sra. Clinton apoya y que conlleva luz verde para que Monsanto entre a todos los países que acepten este acuerdo ya que el mismo tendría privilegios que irían por encima de las leyes de cada gobierno), un verdadero proceso de descolonización para nuestro país y la libertad para nuestro prisionero político, Oscar López Rivera. Sin embargo, como salubrista que soy, su posición sobre la necesidad de rotular los productos con ingredientes modificados genéticamente y el apoyo a una agricultura que proteja el ambiente, son simplemente medulares. Todas las personas necesitamos comer. Si no lo hacemos nos morimos, pero si lo hacemos mal, nos enfermamos. La nutrición que tengan las personas determina, no solo su estado físico y mental actual, sino el grado de salud que tendrán en los años venideros. Por eso es que urge participar en estas primarias que, a pesar de su limitado e incómodo espacio colonial, nos permite influenciar en la elección del mejor candidato que con sus propuestas contribuya a mejorar la alimentación y la salud. Un voto por la Sra. Hillary Clinton y Monsanto también significa la creación de más y nuevos escollos hacia el desarrollo de una agricultura soberana y sustentable que necesitamos con urgencia como país. Como decía Eugenio María de Hostos, «La agricultura es la espina dorsal de un pueblo» y nosotros llevamos demasiados años sin columna vertebral. No es opción quedarnos en nuestras casas y de forma indiferente seguir viendo cómo se contaminan los terrenos y nuestros alimentos con el uso de los pesticidas y se ignora la urgencia del desarrollo de una producción agrícola saludable. Los asuntos sobre la alimentación y la agricultura son de tanta importancia que plantean la necesidad y la movilización del pueblo. ¡Hay que participar en las primarias y votar por el Senador Bernie Sanders ya que se trata de decisiones políticas donde literalmente están en juego nuestra alimentación, la salud y la vida!
Referencias:
1. Noticia sobre reciente fallo legal de demanda a Monsanto en el enlace: http://ecowatch.com/2016/05/
2. Eduardo Rossi. Antología toxicológica del glifosato. http://www.
3. Green Med Info, Natural Medicine Research. Topic: Glyphosate Formulations. Sourced from the US NATIONAL LIBRARY OF MEDICINE http://www.greenmedinfo.com/
4. Nancy Swanson, et.al. Genetically Engineered crops, glyphosate and the deterioration of health in the United State of America. Journal of Organic Systems, 9 (2), 2014. ver su estudio en: http://www.organic-systems.
5. Steven Druker, Altered Genes, Twisted Truth: How the Venture to Genetically Engineer Our Food Has Subverted Science, Corrupted Government, and Systematically Deceived the Public. Clear River Press: UT, 2015.
6. Pablo Ernesto Piovano. El costo humano de los agrotóxicos (breve documental de 10 minutos). https://drive.google.com/file/