Inmigrantes digitales ¿Adiós al libro impreso?
En contraste con el fracaso financiero de Borders, la segunda cadena de librerías más grande de Estados Unidos, la Asociación de Editores Americanos dio a conocer hace unos días que las ventas del e-book tuvieron un incremento de 160 por ciento durante los primeros cinco meses del año, en comparación con el mismo periodo en 2010, según un reporte de ingresos.
Y en mayo de este año la tienda en línea Amazon informó que sus clientes ahora compran más libros electrónicos que en formato impreso. Junto a un aire de pesar por perder a un integrante de la comunidad editorial, una conclusión flota en el aire ante la desaparición de librerías: los modos de leer están cambiado.
Las casi 400 sucursales de la cadena Borders, distribuidas por todo Estados Unidos, reciben a lectores que buscan aprovechar entre mesas y anaqueles los precios de liquidación, como quien recorre los restos de un naufragio, después de que la corte definió los detalles legales del proceso de cierre de esa cadena de librerías.
En las crónicas de la prensa estadunidense, donde se incluyen reacciones de los asiduos a Borders, no ajenos al sentimiento de nostalgia, algunos deploran perder un lugar adonde ir a la hora de la comida para ver libros, que más tarde bajarán en casa a sus lectores electrónicos. Tal parece que las personas ya no van a las librerías a comprar libros, sino a una visita de esparcimiento, como quien visita el zoológico para examinar una especie en extinción.
Amazon, que comercializa libros electrónicos desde hace cuatro años, informó que desde el pasado abril ha vendido 105 e-book, por cada cien en formato impreso, incluyendo aquellos que no tienen versión electrónica, además de que la comparación excluye a los ejemplares gratuitos, ventas que incrementarían sustancialmente las cifras.
También señaló que la versión más reciente y barata de su dispositivo de lectura electrónico, Kindle, encabeza la lista de ventas a cinco semanas de su lanzamiento, con un precio de 114 dolares (el primero que apareció en 2007 costaba 399 dólares).
Ese hecho se suma al éxito de otros dispositivos, como el Nook de la otra gran cadena de librerías Barnes&Noble, y el propio Ipad.
Inmigrantes digitales
De acuerdo con un estudio de la Pew Internet Project, el porcentaje de estadunidenses que poseen un lector electrónico saltó de 6 a 12 por ciento, mientras 8 por ciento posee una tableta.
Al respecto, la columnista Amanda Katz realizó una metáfora al comparar la distancia tecnológica en dos fronteras. Si eres un adulto que lee libros hoy, eres un inmigrante de una tierra extranjera, un inmigrante digital, donde visitar los viejos países con librerías es vivir en la marginalidad, lo de hoy es bajar a tu lector o tableta los archivos digitales”.
Esas posturas coinciden con las de asiduos a la moribunda Borders. En Virginia, Angélica San Diego dijo: “Es triste, pero al mismo tiempo la tecnología está cambiando las cosas, es inevitable. Aún soy escéptica sobre los lectores electrónicos, creo que todavía voy a querer una copia física de algún libro, aunque ya lo tenga en mi tableta.
Asimismo, Jefferson Sutton, con resignación afirmó que “no es bueno que cierren, pero es la forma en que funciona el mercado y ahora van tras los e-book”.
*Publicado originalmente en el periódico La Jornada.