Kirchner: incertidumbre y un pueblo agradecido
El pasado miércoles se detuvo el corazón de uno de los protagonistas de la política latinoamericana de los últimos diez años. Néstor Kirchner, ex presidente de Argentina, murió de improviso por un paro cardiorrespiratorio cuando todavía el país esperaba ansioso por las próximas elecciones presidenciales, para las que se perfilaba como posible sucesor de su esposa, Cristina Fernández.
Su muerte cayó por sorpresa en Argentina, que se encontraba semiparalizada por un feriado decretado para la realización del censo nacional.
Néstor Kirchner fue, sin duda alguna, una figura importante de la política argentina y latinoamericana. Contribuyó a la salida de su país de la crisis económica y financiera que precedió su administración, mediante procesos que, a su vez, promovieron la integración económica y geopolítica de Sudamérica (al tiempo que alejaban al continente del dominio estadounidense). Del mismo modo, promovió durante su gestión –y luego de la misma– cambios en la política pública del gobierno argentino referentes tanto a los derechos humanos y civiles, como a las responsabilidades del Estado en lo relativo a los servicios y a sus corporaciones.
Si bien es cierto que no fue socialista ni intentó en ningún momento promover un proceso socialista en Argentina, enfrentó directamente sectores de poder político, militar y económico, lo cual lo alineó con la izquierda latinoamericana de esta época, en un mandato no exento de escándalos. Su gestión se vio matizada por alegados serios conflictos de interés, injerencia en las instituciones de parte suya y de su esposa, la actual presidenta Cristina Fernández; así como por demandas por corrupción y enriquecimiento.
Su muerte genera un vacío y se espera incertidumbre en el plano político, pues Kirchner representaba en estos momentos históricos la cabeza del peronismo, era “el hombre fuerte de Argentina”. Y ha sucedido a un año de las elecciones presidenciales y a 10 meses de las internas donde los partidos elegirán a sus candidatos para 2011.
Si desea mantener la fuerza que hasta ahora le ha permitido alcanzar la presidencia, la actual mandataria deberá convertirse en la principal referencia del peronismo. En otras palabras, tendrá que mantener unido todo el aparato político y social del cual su marido era gran líder y que ella necesita ahora para ganar los próximos comicios.
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Mempo Giardinelli/Página12
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