Las tetas de Tiresias
Podríamos decir que llegamos al colmo del colonialismo donde hasta los supuestos líderes políticos del país que la misma metrópolis ha empollado, son impugnados sin recato ni disimulo.
El desprecio fue contundente. Casa Blanca no compareció a las vistas. En el lenguaje de señas de la diplomacia internacional eso sería una ofensa que requiere desagravio. De los miembros del comité, se presentaron solo cuatro y dos de ellos –el presidente y la vicepresidenta– por obligación del cargo. Lo hicieron con el desprecio y el cinismo a flor de piel.
¿Todo para qué? ¿Para ponernos en nuestro sitio? ¿Para estrujarnos en la cara que seguimos siendo una colonia ñoña con ínfulas? ¿Para advertirnos que el ritmo para resolver el estatus lo imponen ellos –lento como caravana de lapas?
Todas las anteriores. Pero no nos engañemos. Ciento quince años ha costado llegar a la curvita, pero llegamos. El proceso hacia la soberanía es irreversible. Ya está entrando en la curva. Puede que tarde cincuenta años más en darla porque no está precisamente chillando gomas. Pero vamos andando aunque el próximo plebiscito, si decide pagarlo la metrópolis, incluya cuatro fórmulas –tres descolonizadoras y la colonia por consentimiento.
¿Que cómo llegamos a esa mierda? Porque esa es la idea del imperio tenaz.
Vamos por partes en este último sainete. Las tetas de Tiresias son una obra costumbrista al lado de este episodio surrealista.
PROLOGO
La no comparecencia de Casa Blanca a las vistas debió ser inaceptable del saque. Es como si te invitan a una casa donde los dueños se han ido de vacaciones.
La sesión debía pasar juicio sobre la petición presupuestaria del presidente Barack Obama para asignar $2.5 millones a una nueva consulta sobre status no vinculante, pero costeada por la metrópolis. Se analizaría el resultado del último plebiscito y se sentaría la pauta para que el Departamento de Justicia Federal –y tengan bien claro que es el Departamento de Justicia y no el Tribunal Supremo Federal– revise la constitucionalidad de las definiciones de las fórmulas de estatus que se sometan a los puertorriqueños.
Lo menos que podía hacer Obama era seguir el protocolo y aparentar que le importaba.
Ninguno de los tres deponentes debió aceptar que Casa Blanca eludiera su responsabilidad primaria de defender su propio proyecto ante el Senado Federal.
Debieron entender que el libreto estaba escrito y no los tomaba en cuenta ni por protocolo. Aun así, participaron de la función.
PRIMER ACTO
El primer acto fue un monólogo sorprendente en el que Ron Wyden habló por el imperio con una elocuencia petulante.
Wyden, un demócrata liberal de Oregon con un récord que, con algunas notorias excepciones, lo coloca al centro izquierda de su partido (cree en derogar el bloqueo a Cuba, por ejemplo), y es de Portland, una de las ciudades consideradas en el mundo entero como políticamente progresista (tuvo el primer alcalde abiertamente gay). Si tomamos eso en cuenta no es de extrañar que las cosas que le escuchamos decir a Wyden parezcan de avanzada.
Es la primera vez que un político de su rango –33 años en el Congreso– admite que la colonia es un bochorno internacional para el imperio.
The current relationship undermines the United States’ moral standing in the world. For a nation founded on the principles of democracy and the consent of the governed, how much longer can America allow a condition to persist in which nearly four million U.S. citizens do not have a vote in the government that makes the national laws which affect their daily lives?
La primera parte la pudo haber escrito cualquier independentista. La segunda cualquier estadista.
¿Significa eso que Wyden favorece la estadidad para Puerto Rico? No creo. De ser así no le habría respondido con una sonrisita cínica a Rubén Berríos cuando este prácticamente lo desafió a que lo desmintiera.
“No se engañen ustedes mismos… Ni una oferta indirecta de estadidad lograría salir de su comité”, lo cucó Rubén.
Wyden pudo haber aprovechado para decir que la gran y generosa nación americana podría acoger a su colonia sata como estado si eso era lo que querían los súbditos. No lo hizo. Se limitó a sonreir para invisibilizar a Berríos.
Veamos qué más dijo Wyden:
After 115 years, it’s clearly time for Puerto Rico to determine what political path it will take…
…Puerto Rico must either exercise full self-government as a sovereign nation, or achieve equality among the states of the union…
Para completar su discurso de amo benévolo, comprensivo, pero estricto, interpretó el plebiscito del 2012 para que no quedara duda. La primera parte vale. La segunda no. Sonrisa de García Padilla. Trago de saliva de Pierluisi.
…there is no disputing that a majority of the voters in Puerto Rico —54 percent– have clearly expressed their opposition to continuing the current territorial status…
…Now that the plebiscite has been held, it is clear to me that the majority of Puerto Ricans do not favor the current territorial status as evidenced by the first question on the ballot. The result of the second question, however, is not as clear to me, nor is it certain that any of the valid status options would receive a majority vote.
And when I say “valid status options” I am referring to: the continuation of the current Commonwealth status; Statehood; Independence; and Free Association, similar to what the United States has with the Marshall Islands, Micronesia, and Palau.
Ajá… ahí está la cuarta opción colocada como primera: la colonia por consentimiento. O sea, si ustedes se quieren quedar como están eso es problema de ustedes. Les estamos diciendo que no deben y que no sería lo que a nosotros nos gustaría porque nos hace quedar bien feíto frente al mundo, pero si ustedes quieren seguir siendo súbditos por consentimiento ejerzan su libre albedrío y díganle al mundo que les gusta esa vaina de ser colonia.
Y al final la libre asociación. El neocolonialismo que realmente favorece el imperio. Pero quieren que seamos nosotros los que lo presentemos como si fuera idea nuestra. Y estamos resultando tarados para la faena.
Que no se diga que Wyden no trató de quedar bien.
Pero entonces se desmandó, o hizo que se desmandaba.
…The “New Commonwealth” option continues to be advocated as a viable option by some. It is not.
Ahí García Padilla se volteó hacia José Afredo Hernández Mayoral y le preguntó con ojos desorbitados: “¿Qué dijo, qué dijo?” -“Nada, no te preocupes. Sigue el libreto”.
Pero Wyden, como lo ha hecho el Departamento de Justicia antes y lo va a volver a hacer ahora cuando le toque definir las fórmulas, dejó claramente establecido que modificar el estatus de Puerto Rico como un ELA mejorado no es posible bajo la Constitución de los Estados Unidos. En otras palabras, los que creen que el ELA mejorado es un camino, no se vistan que no van. La única opción es quedarse siendo una colonia sata u optar por la soberanía independiente como nación o soberanía compartida como estado o libre asociación.
En esta coyuntura no se puede pasar por alto que en la misma mitad de los estados hay organizaciones secesionistas activas, algunas de ellas violentas. La idea de separarse de la unión no es novedad y es un problema doméstico con el que brega Washington todos los días con más preocupación que con su colonia contenta.
En 37 estados se han introducido proyectos de ley para separarse y convertirse en países, según lo ha recopilado Michael Boldin, fundador de una organización en California que lucha contra el abuso de poder por parte de Washington.
Thomas Naylor, un economista ex profesor de la Universidad de Duke que ha escrito 30 libros, es el líder de la Segunda República de Vermont, la red de ciudadanos que quiere separar el estado socialista de Nueva Inglaterra del “imperio estadounidense”.
Rick Perry, gobernador de Texas, abogó públicamente hace un año por la secesión para convertir el estado de la estrella solitaria de nuevo en una república.
La última vez que esto ocurrió en Estados Unidos fue para 1861 cuando doce estados del sur trataron de dejar la unión para siempre. Desembocó en una guerra civil que perdieron en 1865.
Una encuesta de Zogby International en el 2008 indica que ya la idea de la secesión es contemplada con naturalidad por casi una cuarta parte de los estadounidenses (22%) y que el 18% favorece separar sus estados del gobierno federal. Y podrían, porque constitucionalemente tienen la soberanía que se requiere. Como lo leen.
Mientras tanto, Puerto Rico sigue siendo una subdivisión política de los Estados Unidos sin soberanía constitucionalmente definida como la tienen los estados o las repúblicas.
No existe un pacto bilateral entre Estados Unidos y Puerto Rico porque el término en el plano internacional se refiere a una relación entre dos gobiernos soberanos. En el caso de Puerto Rico, el Congreso retiene el pleno poder de su cláusula territorial para ejercer unilateralmente la ley federal en Puerto Rico. Eso de pacto bilateral no se puede dar pues entre Estados Unidos y Puerto Rico.
Puerto Rico seguirá siendo un territorio con una condición inferior de gobierno hasta que el pueblo pueda ejercer su soberanía para obtener su soberanía. Esta puede lograrse mediante la estadidad, la independencia o una enmienda a la Constitución de los Estados Unidos que otorgue a Puerto Rico una soberanía constitucionalmente definida.
El Congreso no puede garantizar el Estado Libre Asociado como un status permanente porque no puede conferir a Puerto Rico un status no contemplado en la Constitución de Estados Unidos.
Todas esas conclusiones fueron claramente establecidas a principios del siglo 21 por un ex Secretario de Justicia Federal que los estadolibristas quisieran que no hubiera nacido: Dick Thornburg. Apuesto lo que quieran a que las va a sostener Eric Holder.
El intento del ala derecha del Partido Popular Democrático de convencer a Estados Unidos de que el status es un asunto jurídico raya en lo patético. Solo una mente de colonizado a ultranza concibe que el tribunal supremo del imperio interventor sea la última coca cola en el desierto para la colonia.
Además, Justicia federal lo tiene claro. El status actual de Puerto Rico no puede hacerse permanente bajo la Constitución de Estados Unidos. Punto.
La única salida que tienen los sabios abogados del ELA es emperrarse en decir lo contrario y seguir alimentándose de opiniones que solo ellos interpretan a su favor.
Wyden no se fue por las ramas. Los miró a los ojos y les dijo “No vengan con la vaina del ELA mejorado porque los clavo”.
Pero si algo tiene en su contra en estos momentos el ELA mejorado, es el mensajero. Y se hizo obvio minutos después en el segundo acto.
SEGUNDO ACTO
El segundo acto fue bien triste. Rubén fue el mejor, pero eso no sorprende a nadie. Por lo demás, los tres portavoces de los partidos inscritos fueron allí a decir lo mismo. Después de todo lo que dijo Wyden yo me habría levantado y me hubiese ido para mi casa porque no había nada que decir que no sonara a I Beg your pardon? Pero no. Optaron por quedarse a hacer el ridículo. Rubén con dignidad, claro está. Pero el ridículo de todas maneras.
La republicana Lisa Murkowski de Alaska y el demócrata de Nuevo México Martin Heinrich le hicieron coro apropiado al solo de Wyden. El republicano Jeff Blake de Arizona ni abrió la boca para no desafinar.
Carlos Romero Barceló trató de entrar al escenario con un buen parlamento. “No pidan. ¡Exijan!” Cuentan que su lenguaje corporal era mucho más obsceno. “Puñeta. No hay que ser tan mamao. ¡Hagan bulla por lo menos, carajo!”. Pero no le hicieron caso.
TERCER ACTO
Aquí fue donde la puerca entorchó el rabo. Masacraron al gobernador de Puerto Rico y a nadie le importó. Ni a él.
Hay consenso y queda estipulado que más le vale hablar en español en estos casos. Es más digno y más respetable. Pero no. Si eres un líder pitiyanqui, tienes que hablar en inglés aunque no te entiendas ni tú mismo. Un traductor le habría dado rango de Jefe de Estado. Pero se corría el riesgo de que le dijeran que quería parecer el cacique de una república bananera. Confusión de espíritu colonialista, se llama eso.
Lo cierto es que no hay idioma para explicar lo que es el ELA mejorado, así que da lo mismo que lo tratara de hacer en inglés. Jeringonza habría sido mucho más apropiado, pero Carmen Yulín parece que se negó a enseñarle.
Lo que me llamó la atención es que se quedó fresco como una lechuga para después salir a desquitarse el bochorno con los soberanistas de su partido. Pero allá ellos que son Populares y se entienden. Siempre se entienden.
Pierluisi no salió mejor parado. Nadie le compra el resultado del plebiscito a favor de la estadidad y nadie le compra la idea de un plebiscito entre estadidad e independencia.
Berríos. La verdad es que yo no me explico qué hacía allí. Punto. Cuando cayó el telón, quedó fuera del escenario junto a los otros dos actores secundarios. Se miraron entre sí y se percataron de que estaban desnudos.
Tras las cortinas, el demócrata Ron Wyden y la republicana Lisa Murkowski se unieron en un beso apasionado.
EPILOGO
Cuando el hombre quiso imitar la acción de andar, creó la rueda, que no se parece a una pierna. Del mismo modo ha creado, inconscientemente, el surrealismo… Después de todo, el escenario no se parece a la vida que representa más que una rueda a una pierna.
Las tetas de Tiresias
Un drama surrealista (1917)